Los 'palos cortado' de añada de los González y su punto de rebeldía

En paralelo

Antonio Flores destapa el tarro de las esencias de unos caldos a los que deja que expresen "el lenguaje universal de los vinos"

Flores, en la cata amenizada por la guitarra de Juan Nicolás Jiménez.

Foto: Pascual
Flores, en la cata amenizada por la guitarra de Juan Nicolás Jiménez. Foto: Pascual
Ángel Espejo

27 de mayo 2014 - 01:00

Cinco catas, dos mesas redondas, tres 'showcooking' y una degustación. En la amplia oferta de actividades del programa de Vinoble toca elegir, y no siempre se acierta. Los que reservaron ayer una plaza en la cata de añadas de palos cortados de González Byass, la primera de la tarde presentada por su enólogo Antonio Flores, acertaron de pleno. Y los que no llegaron a tiempo, optaron por seguir la cata de pie desde los pasillos y laterales de la Mezquita, en una imagen inédita hasta la fecha en Vinoble.

Los acordes de la guitarra de Juan Nicolás Jiménez, música que nace en la propia bodega en la que el guitarrista trabaja codo con codo con Flores en la cata, selección y mimo de los vinos de la familia González, entre ellos los cinco palos cortados de añada, la más joven de hace 27 años y la de mayor edad de 79 años, seleccionados por el enólogo para la cata de estos "vinos de pañuelo" que se asemejan a los grandes perfumes, caldos de meditación, difíciles como los jereces en general, rodeados de un halo de misterio con un toque de rebeldía.

"Para hacer un gran vino hay que gastar mucha tiza y mucha suela", sentenció Antonio Flores durante la introducción de la cata, tras la que dejó que los vinos hablaran "su lenguaje universal".

Los Oporto y Tokaj, grandes ausentes ese año en la zona de expositores, también tuvieron ayer su protagonismo en el programa de catas, que se estrenó por la mañana en la Mezquita con el Oporto Vintage 2011, la añada mejor puntuada de los últimos tiempos en la denominación de origen lusa. A continuación, en El Molino, tomaron el relevo los Pedro Ximénez de Montilla, y el broche a la jornada matutina lo pusieron los Tokaj húngaros, en una cata presentada por el Master of Wine Christopher Donaldson en el patio de San Fernando.

En el apartado de mesas redondas, bajo la coordinación de Paz Yvison, los críticos y periodistas Víctor de la Serna, Andrés Proensa, Carlos González y José Luis Murcia pusieron de manifiesto que pese al renacimiento de los vinos generosos, entre ellos el jerez, resta mucho camino por recorrer para recuperar el terreno perdido.

El empujón de Robert Parker y sus 'tres cienes' a generosos dulces es un buen principio, pero los críticos echan en falta, en el caso de Jerez, una mayor implicación privada, pues incluso hay iniciativas privadas como el World Sherry Day o los Sherry Bars que, según de la Serna, "han hecho mucho más por estos vinos que el Consejo Regulador y las grandes bodegas jerezanas en los últimos 40 años".

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