La crisis acaba con los contratos fijos
La contratación indefinida toca suelo en abril con apenas 275 altas en la ciudad y una caída interanual del 47% · Los planes anticrisis fomentan la eventualidad, mientras los servicios siguen engordando
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Los planes anticrisis de las Administraciones públicas han contribuido decisivamente a que Jerez pusiese freno en abril a la imparable escalada del paro, un año justo de subida ininterrumpida en el que más de 7.500 personas se han visto salpicadas en la ciudad por la vorágine de la destrucción de empleo en la que entró el país, hasta elevar la cifra total de demandantes de empleo a los 26.679 de marzo, el máximo histórico de Jerez.
La burbuja inmobiliaria en la que se había basado el crecimiento económico de los últimos años terminó por desinflarse, como era de prever, y las empresas y sus trabajadores fueron cayendo en cascada, para marcar los peores registros en lustros -32% de nuevas empresas menos en 2008, 40% más de paro interanual hasta marzo...-.
En el apartado de la contratación, aunque con más altibajos, la crisis también ha dejado su huella, que por los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Empleo (Inem), en lo que va de año es de la talla 42 -la cifra equivale en tanto por ciento a la caída de los contratos entre enero y abril-.
Si en 2007 no se bajó en ningún mes de los 8.000 contratos, en lo que va de año no se ha logrado rebasar esta cantidad -el máximo anual se alcanzó en marzo con 7.657-, ni siquiera con la aportación de las medidas anticrisis, que en los últimos meses han animado el mercado laboral con la incorporación de cientos y cientos de parados, casi exclusivamente procedentes del sector del ladrillo, a la interminable lista de obras públicas con las que Jerez se ha sumado al Plan E del Gobierno central y a los planes Memta y Proteja de la Junta de Andalucía.
Pero no se llamen a engaño, porque los contratos de los planes que las Administraciones públicas se han sacado de la chistera para reactivar la economía tienen fecha de caducidad, que oscila entre el mes y el medio año máximo de duración, por lo que estas medidas deben entenderse como un puente hacia un futuro incierto, el de la vuelta a la senda de la creación de empleo.
Desde esta perspectiva, la crisis y los planes para combatirla han tenido otro efecto perverso sobre la contratación, el de hundir los contratos indefinidos o fijos, en el último año se han visto reducidos casi a la mitad, desde los 525 que se registraron en abril de 2008 hasta los escasos 275 del último mes -la media el año pasado superó los 400 mensuales-, que marcan el nuevo suelo en este tipo de acuerdos laborales entre trabajadores y empresas.
De los 2.553 contratos fijos que se firmaron en Jerez entre enero y abril de 2007 se pasó el año pasado a los 1.926, que en el presente ejercicio se han visto reducidos hasta los 1.328. No es problema de proporción, que se mantiene entre el 5 y el 6%, sino de volumen, pues los empresarios -siempre y cuando no logren abaratar o hacer libre el despido- son cada vez más reacios a entablar relaciones duraderas con los trabajadores, en detrimento de la calidad del empleo.
La precariedad, sinónimo de eventualidad, termina así por imponer su ley para disgusto de los sindicatos, que llevan años reivindicando en Jerez la necesidad de dar el salto hacia el empleo estable, que representa fielmente el sector industrial, en lugar de seguir alimentado los servicios.
Con la lección del ladrillo inflado aprendida, las organizaciones sindicales centran sus esfuerzos en el sector servicios, curiosamente, junto a la industria los únicos que registraron en abril un aumento respecto al mes anterior, del 3,7% en el primero de los casos y del 13,15 en el segundo.
El comercio, la hostelería y demás actividades que integran este sector acaparan más de la mitad de los contratos que se firmaron en Jerez (4.470 de los 7.450 totales), mientras que la industria es con diferencia el de menor volumen, por debajo del medio millar. El resto de actividades registraron descensos en la contratación, más acusado en la construcción, con casi un 25% de caída, y menos pronunciado en la agricultura, del 6,5%.
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