La crisis tira por tierra el sueño bodeguero de Aecovi-Jerez
La cooperativa de cooperativas entra en quiebra y acude a la suspensión de pagos En cauces oficiales se habla de más de un millón de euros de deuda
Aecovi-Jerez ingiere en estos días su trago más amargo desde que a finales de los ochenta se constituyera en cooperativa de segundo grado para comercializar sus vinos y lograr mayor rentabilidad para la producción de sus asociados. El consejo rector de la cooperativa de cooperativas vitivinícolas del Marco de Jerez ha aprobado solicitar el concurso de acreedores -antigua suspensión de pagos- como mal menor para hacer frente a la importante deuda que arrastra esta bodega-cooperativa, en situación de quiebra técnica.
A expensas de los resultados de la auditoría encargada para descifrar la realidad contable de Aecovi-Jerez de cara a la solicitud del proceso concursal, en cauces oficiales se habla de un pasivo de más de un millón de euros, que fuentes del sector elevan extraoficialmente a cerca de dos millones de euros.
La situación económica de Aecovi afloró a finales de enero, principios de febrero con los primeros impagos a las cooperativas asociadas, con las que según las fuentes consultadas por este periódico acumula una deuda de en torno a 400.000 euros y que afecta principalmente a la cooperativa de Las Angustias de Jerez, a la que se deben unos 200.000 euros. Las mismas fuentes cifran en 130.000 euros los pagos pendientes a la cooperativa de Sanlúcar Covisan, a los que se suma el importe sin precisar de la deuda sin precisar con la Chiclana, mientras que no constan adeudos pendientes con la cuarta y última cooperativa asociada, la Católico Agrícola de Chipiona.
Sin embargo, desde Aecovi aseguran que la deuda con las cuatro cooperativas no influye en su difícil situación y que éstas no se verán arrastradas por sus problemas económicos, ya que la sociedad responderá con sus activos de la deuda con sus acreedores. Entre los activos de la sociedad cooperativa, y al margen de sus existencias y marcas de vino, vinagre y brandy, figura su moderna sede en Pie del Rey y el centro de producción del Parque Tecnológico Agroalimentario (PTA de Jerez), donde se instaló el laboratorio y el tren de embotellado.
Precisamente, las fuertes inversiones realizadas por Aecovi para desarrollar sus marcas propias -Alexandro, Santiago y Miralamar para sus vinos de Jerez y Manzanilla de Sanlúcar; Arvum y Ferianes para los vinagres de Jerez, salsas y condimentos- y para la construcción de las nuevas instalaciones desde las que atender la creciente demanda de sus productos han llevado a la situación de quiebra a la sociedad, que tras largos años de crisis arrastra un grave problema de liquidez.
Según la información recabada por este medio, la prioridad en las decisiones adoptadas en el seno del consejo rector de Aecovi era preservar a las cooperativas asociadas para no implicarlas en el proceso. De hecho, fuentes del sector sostienen que Aecovi no habría tenido demasiados problemas para refinanciar su deuda con el aval de sus 'socios cooperativistas'.
Sin dicho aval, las intensas negociaciones mantenidas con los bancos en los últimos meses han resultado infructuosas, entre otros motivos, porque las entidades bancarias son los principales acreedores junto a las instituciones públicas que financiaron las inversiones de Aecovi con préstamos blandos o adelantos a través de distintas líneas de incentivos.
El concurso de acreedores frena posibles embargos mientras los administradores concursales que designe la autoridad judicial buscan la forma de reflotar Aecovi, siempre y cuando aún se esté a tiempo y no haya que ir a la liquidación.
La cooperativa de cooperativas cuenta con 17 trabajadores en plantilla, un equipo "joven y dinámico" entre cuyos principales logros figura la puesta en producción integrada de todo el viñedo asociado a Aecovi y la proyección internacional de sus vinos, que tienen a Rusia, Japón y Estados Unidos como principales destinos. Aecovi dio el salto a principios de esta década con el inicio de la exportación de sus vinos, pero la crisis puede tirar por tierra su sueño bodeguero.
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