Del crisol religioso al futuro imprevisible
La posible pérdida de la comunidad de las religiosas franciscanas clarisas del convento de Madre de Dios reabre de nuevo el debate sobre la escasez de vocaciones religiosas
Jerez ha pasado de ser la ciudad convento a un lugar convertido en el esqueleto de lo que fue desde el ámbito de las órdenes religiosas.
Desde la entrada de Alfonso X 'El Sabio' supuestamente ocurrida el 9 de octubre de 1264 -todavía los historiadores discuten sobre el momento en el que se reconquista la ciudad con una repoblación- hasta la actualidad, gran parte de las órdenes religiosas han pasado o han tenido relación directa con Jerez.
Se puede leer en cualquier libro de historia de la ciudad que hubo incluso hasta lista de espera para ubicar cenobios. Eran aquellos siglos en el que no se daba abasto a tanta solicitud de comunidades religiosas y desde las instancias civiles se establecía un número clausus.
Franciscanos y dominicos se erigen como las primeras en estar en la vanguardia. Entran junto a las huestes del Rey de Castilla y León asentándose extramuros para llevar a cabo una labor de asistencia a los más necesitados que habitaban los arrabales a las afueras de la fortificación.
Los franciscanos en el ámbito asistencial que el espíritu seráfico les imponía y los dominicos junto a la evangelización por medio de la predicación. Todos en la avanzadilla, eso sí.
Con la llegada de la comunidad mercedaria en el siglo XIV corre como la pólvora la aparición de la Virgen de la Merced en un horno por la zona que dividía el muro más allá de la puerta de Rota. Los frailes deciden asentarse en la zona y elevar una antigua iglesia que ofrecería culto a la Morena para llegar en el siglo XVII a ser reconocida como Patrona de la ciudad.
A partir de ahí, franciscanos de la orden tercera, franciscanos descalzos, carmelitas, mercedarios descalzos, cartujos, hospitalarios de San Juan de Dios, capuchinos, agustinos, mínimos, trinitarios, jesuitas, fosores y hasta una comunidad de monjes benedictinos tuvieron su presencia a lo largo de los siglos.
La realidad de la Iglesia siempre ha estado atenta a aquellos nuevos movimientos que venían de la mano de un cristiano que era elevado a los altares y que solicitaba el permiso eclesial para conformar un carisma a través de una orden. La redención de los cautivos, la enseñanza, la entrega a los más pobres, la predicación o la misma contemplación ha ofrecido a la Iglesia una maravillosa diversidad, como un árbol floreciente que da cobijo bajo su espesa y rica fronda.
La tradición de la Iglesia ha cuidado mucho la formación académica en todos los sentidos. Sin embargo, la preparación de la vida religiosa siempre ha sido un activo muy importante. Los jesuitas, franciscanos o dominicos han sido religiosos bien formados desde el punto de la vista del pensamiento y, consecuentemente, en el ámbito puramente teológico.
Adversidades
Pero los tiempos cambian. Y la Iglesia también ha sido 'víctima' de una sociedad acomodada y asentada en su propia zona de confort. La vida religiosa obliga a sus 'soldados' a servir a la Iglesia desde el carisma en la que se inspire pero siempre a través de la convivencia de la vida en comunidad y sin un lugar donde reclinar la cabeza.
Forma parte intrínseca del desarrollo del fraile o el monje cambiar de destinos. Un ejercicio que obliga al religioso a la adaptación a nuevo medio, a una nueva casa, a un nuevo superior y a una nueva realidad apostólica.
El choque frontal de la mentalidad de los escasos valores de la actualidad ha favorecido la falta de esa fuerza impulsora a las órdenes religiosas. Ya el Papa Francisco ha querido llevar a cabo un fortalecimiento de las órdenes dedicando el año 2015 a la vida consagrada y afirmando que "la vida religiosa conforma un medio de vida pleno que facilita y no controla la gracia de Dios".
Realidad jerezana
Jerez también vive esta nueva realidad. El comienzo del presente siglo fue ciertamente devastador con la 'huida' de muchas casas de religiosos y monjes como es el caso de los cartujos en el año 2002. Aunque los monjes retomaron una segunda etapa tras su partida como consecuencia de la desamortización de Mendizábal, ya bajo la titularidad estatal, volvieron a este antiguo cenobio donde sus tentáculos de poder se extendían por gran parte de la provincia de Cádiz. Grandes propiedades que posibilitaron los contratos con artistas para ir creando un patrimonio artístico que tras el abandono de los conventos se ven en la picota. Sin embargo, entorno al problema que tanto preocupa a los historiadores, el padre Felipe Ortuno, comendador de la comunidad mercedaria de Jerez, afirma que "lo puramente material me preocupa poco. Parece que sólo existe un interés por mantener el esqueleto mientras que el espíritu es lo verdaderamente importante. Aquí lo subrayable es que con la marcha de una realidad eclesial se va también un carisma de la Iglesia". En este sentido, el padre Felipe es tajante al decir que "con la marcha de las distintas órdenes también se deja desasistida a una feligresía que ha sido educada en un determinado carisma. Y de eso muchos no se preocupan. Sólo nos interesa los sillares y la madera tallada".
Capuchinos en Divina Pastora, jesuitas en Madre de Dios o los franciscanos de la orden menor en San Francisco son algunas de las últimas comunidades en abandonar sus misiones en Jerez. Como contraprestación, una apuesta firme por parte de los padres dominicos a favor de su casa en Jerez donde habita una comunidad rejuvenecida que ha dado vigor al convento de Santo Domingo. Una fuerza que rápidamente se ha visto correspondida por la ciudad. Tanto es así que es frecuente ver a los frailes del hábito blanquinegro trabajando incansablemente dentro del ámbito de su vocación por la predicación y el culto divino.
Los últimos de filipinas son los religiosos de la Salle, los hermanos de San Juan de Dios, marianistas, mercedarios, redentoristas, Sagrados Corazones y los salesianos. Un último baluarte a la espera de que la vida religiosa se pueda fortalecer, por medio de las vocaciones, y así volver a implantarse en distintos lugares donde la presencia de los frailes y monjes constituyeron gran parte de la geografía social y religiosa de ciudades como la de Jerez, lugar donde hubo un tiempo en el que fue conocida como la ciudad convento.
Los padres paúles
Cuando se hace un repaso de las órdenes religiosas con presencia en nuestra ciudad siempre se olvida la presencia de la Congregación de la Misión. Los padres Paúles, hijos de las enseñanzas de San Vicente de Paúl, que llegaron a la parroquia de San Rafael en el año 1960 como consecuencia de una de las misiones que estos religiosos hacían en las zonas más desfavorecidas de España. Hasta Federico Mayo llegaron y decidieron solicitar a la archidiócesis la misión apostólica de la parroquia de San Rafael. Fueron décadas de entrega de los padres misioneros de San Vicente de Paúl en los que destacan nombres como el querido José Bocardo, el padre Lorenzo Elosegui, el padre Heladio Gómez Barrio, el padre Ricardo Santos Martínez, Ignacio Caballero, Manuel Canal el padre Jesús Macalla o los que dieron gran parte de su vida en el barrio como fueron el padre Segundo Peña o el recordado Antonio Valdivielso al que le dedican una plaza en el barrio. Los paúles dejaron la parroquia a finales de los años noventa. Pero su imperecedera huella todavía sobrevuela por el popular barrio de 'El Chicle'.
La enseñanza religiosa
Posiblemente se trate del conjunto que con más vigor ha ido viviendo esta realidad de la crisis en la vida religiosa. Se trata de las órdenes dedicadas a la enseñanza y que también en Jerez goza de una amplia presencia. Todas ellas con cierto vigor como consecuencia de un alto porcentaje de familias jerezanas que optan por dejar la educación de los hijos en manos de colegios religiosos. Salesianos con distintos centros como Lora Tamayo, San Juan Bosco o el Oratorio Festivo, entre otros, gozan de gran salud y en sus centros existen listas de espera. Asimismo ocurre con el carisma lasaliano con centros importantes como el de La Salle Buen Pastor, San José o Mundo Nuevo. No menos importante es la presencia del gran colegio que los Marianistas mantienen en la ciudad. Hasta las religiosas de la Caridad también tienen una importante presencia en su centro de Madre de Dios sin olvidar las Esclavas de María en la Santísima Trinidad, las conocidas dominicas del Rosario en la calle Beaterio o las religiosas del Perpetuo Socorro en Montealto. No obstante, también hubo colegios que han sido traspasados como es el caso de las Josefinas frente a los Marianistas o las religiosas de la Compañía de María que hace años dejaron paso al Grupo Educativo Alfa para la gestión del centro situado en la calle que lleva su nombre.
Religiosas
En el ámbito femenino, también ha habido importantes despedidas en los últimos años. Toda la ciudad recuerda la partida de las primeras religiosas que llegaron a Jerez tras la Reconquista. Eran las religiosas dominicas del Espíritu Santo que en el año 2007 dejan su antiguo cenobio dejándolo, tras una polémica venta, semiabandonado. De haber sido una ciudad con gran proliferación de monjas, en la actualidad se mantienen conventos como las Dominicas de Santa Catalina de Siena, las Dominicas del Santísimo Sacramento, Esclavas del Sagrado Corazón, Hermanas Auxiliadoras, Hermanas de la Cruz, Hijas de la Caridad, Hijas de Santa María del Corazón de Jesús, de Jesús María, de los Sagrados Corazones de Jesús y María y las Hijas de María Auxiliadora. En el capítulo de la clausura las religiosas Agustinas, clarisas Franciscanas (con la duda de qué ocurrirá con el convento que mantienen en Madre de Dios), Esclavas del Santísimo Sacramento y de la Inmaculada, hermanas de Belén y Mínimas. Muchas de estas realidades contemplativas nutridas de hermanas venidas de países del continente africano o sudamericano, convirtiendo en realidad aquellas palabras del Papa San Juan Pablo II cuando ya advirtió de que "tocaba ahora a Europa ser evangelizada por los países que en su día fueron cristianizados por Europa".
Los cierres de las casas en cifras
En la década de los noventa comienza la despedida de muchas comunidades religiosas y el consiguiente cierre de conventos en la ciudad. Habría que remontarse, en el ámbito masculino, al año 1993 en el que los hermanos fosores deciden dejar el cementerio de La Merced donde desarrollaban su apostolado. Poco después eran las hermanas de María Inmaculada, conocidas como del 'servicio doméstico' que dejaban Bertemati tras siglos de presencia. Las Esclavas de María, junto a la iglesia de la Trinidad en las Angustias abandonaban su casa en Jerez. Asimismo, los padres Paúles también dejaban la parroquia de San Rafael. A partir de la entrada del nuevo siglo, ante la falta de vocaciones, muchas órdenes toman la decisión de cerrar casas y reorganizarse en provincias geográficas de mayor extensión según el criterio de provinciales y padres generales. Jerez sufre esta nueva línea de reagrupación y comienzan las despedidas. Los monjes cartujos fueron los primeros en el año 2001. Las hermanas de la Compañía de María dejaban su colegio también en el año 2004. El año 2007 se van las hermanas dominicas del Espíritu Santo y dos años más tarde hacen lo propio las Hermanas de los Pobres de la Estancia Barrera. En la segunda década, en el año 2013, son los franciscanos menores de la plaza Esteve. Un año más tarde, se despide la comunidad jesuita de Madre de Dios. Finalmente, con una pobre presencia y con la asistencia de los sacerdotes de la casa de Sanlúcar, los franciscanos capuchinos prácticamente dejan Divina Pastora. Ahora, la incógnita está en las clarisas de Madre de Dios para seguir a las hermanas Josefinas que este año dijeron adiós a su colegio en la avenida de los Marianistas. Por tanto, en los últimos treinta años, han sido seis casas cerradas de religiosos y otros seis de monjas pertenecientes a distintas órdenes.
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