Cuarto de muestras
El rebusco
Un vino y sus muchas historias
Rescatando del olvido
El cuarto de muestras era un lugar emblemático en las bodegas del Marco de Jerez. Aquellas habitaciones reservadas solo para los capataces más veteranos donde se preparaban aquellas combinaciones que los clientes, ingleses la mayoría, demandaban.
En las mesas y los anaqueles de madera se guardaban aquellos frascos y botellines a los que se les colgaba en el gollete las claves de su contenido para futuros pedidos.
González Byass aún conserva uno de esos lugares donde el tiempo se mide por el polvo y las telarañas acumulados sobre ellos, y en los que ya no se distingue el color del cristal que contienen las 'pócimas' mágicas que le hicieron famosos en el mundo entero.
De forma imaginaria abriremos algunos de esos recipientes, a manera de una farmacopea, para que podamos descifrar las historias que guardan en su interior.
Dickens y Ellis & Co.
¿A quién le compraba Dickens los vinos de Jerez que guardaba en la oscura alacena horadada en la cocina de su casa?. Aquí lo contamos.
Cuando Charles Dickens murió prematuramente en 1870 a la edad de 58 años, era un ícono de la literatura inglesa.
En su sótano, a manera de pequeña bodega almacenaba sus vinos, entre ellos un barril de jerez (Cask Sherry Ellis), y una docena de 'Very Old Sherry Ellis'.
Varios meses después de su muerte, el contenido de la bodega de Dickens fue inventariado y subastado junto con muchos otros artículos de su casa de Gads Hill Place.
Charles Dickens realizó casi todas sus compras de vino, licores y cordiales a un solo proveedor, o más exactamente, a través de algunos proveedores relacionados a lo largo de los años. En 1843, Dickens compraba a Joseph Ellis & Son, Wine Merchants, de Hill Street, Richmond.
Esta empresa fue fundada por Joseph Ellis, quien también era propietario del Star & Garter Hotel en Richmond. Dickens también utilizaría el hotel para alojar a sus invitados a lo largo de los años.
Al final, Joseph Ellis centraría su atención en el hotel y la empresa comerciante de vinos recaería en manos de sus hijos Charles y George.
Hay cartas que documentan pedidos a las tres empresas.
Ellis & Co, como se la conocía entonces, también tenía 12 tiendas de vinos en Londres y sus alrededores; la de la imagen, años ' 30, estaba en Kingston, en el 36 de Market Place.
Arte y etiqueta
Los vinos para enfermos fueron muy habituales en las bodegas jerezanas, normalmente elaborados con quina. Uno de ellos, el de E. Carrasco, era muy vendido en los países de la América hispana.
Este activo empresario, Eduardo Bohorques Carrasco, nació en Ubrique el 29 de marzo de 1863, y estuvo casado con la sanluqueña, Carmen La Cave. En los años En las bodegas de calle Cazón elaboraba su jerez Quina Bohorques, vinos de su cosecha bajo la fórmula del doctor Luque, que obtuvo un gran éxito comercial.
En la exposición de Buenos Aires en 1911 se le concedió a esta firma el gran diploma de honor, y desde 1885, año de su fundación, exportó vinos a toda América, Oriente, la India, Australia y Japón. En 1912 fue honrado como proveedor de la Casa Real.
La revista nacional, 'Nuevo Mundo', le dedicó un amplio reportaje en julio de 1913, dándole el apelativo de 'rey de los aperitivos'.
Ostentó la representación consular de Paraguay en la ciudad, falleciendo en la segunda mitad de los años `10 del siglo XX.
Dos etiquetas de sus vinos especial para enfermos reproducían la imagen de Santa Rosa de Lima. Una de ellas se diseñó en 1886, con motivo del tercer centenario de su nacimiento de la santa, tomando como base el cuadro que el pintor peruano Francisco Laso (1823-1869), realizó en 1859.
Juan Pedro Simó y el vino
El 11 de junio pasado fallecía el periodista, redactor jefe de Diario de Jerez, Juan Pedro Simó (Jerez, 1959-Jerez, 2024).
Unos años antes de jubilarse, del 2012 al 2014, mantuvo una sección dominical en el Diario bajo el epígrafe de 'Anécdotas del jerez'. En esos años colaboré con él aportando alguna que otra referencia documental como gráfica.
Simó era hijo de Juan Pedro Simó, responsable de marketing de bodegas Bobadilla, uno de los más destacados innovadores en el mundo de la publicidad bodeguera que trabajó para la familia Fernández de Bobadilla, con la que estaban emparentados.
Los miembros más destacados de la familia Simó fueron importantes vitivinicultores. Para ello nos remontamos hasta Manuel Simó de la Riva, nacido en Jerez en 1827. Era hijo de Pedro Simó Pérez de Checa, de Granada, y de María Josefa de la Riva Hontoria, de Jerez. Sería nombrado Caballero de la Real Orden Americana de Isabel La Católica, falleciendo en Jerez en 1878. De su matrimonio con Elisa Oneto Ribero, de Cádiz, nacería, en 1857, el que le sucedería, Pedro Simó Oneto. Éste llegaría a ser doctor en Ciencias Exactas y licenciado en Derecho.
Estuvo casado con María Sánchez Romate y Sánchez. Entre otras actividades, fue primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Jerez. Fallecería en su ciudad natal en 1923. Un hijo de éste, Juan Pedro Simó y Sánchez Romate, casó a su vez con Aurora Fernández de Bobadilla y Ragel y uno de sus hijos, Juan Pedro Simó Fernández de Bobadilla y Sánchez Romate, ejercería cargos directivos en las bodegas Bobadilla.
Para la ocasión hemos seleccionado esta rara etiqueta dedica al famoso violinista, compositor y director de orqueta, Pablo Sarasate (184-1908), que el 4 de mayo de 1880 pasó por Jerez y dejó su firma sobre el frontal de una bota de González Byass.
Una variada publicidad
En mayo de este año la prensa sevillana se hacía eco de la restauración de un azulejo publicitario durante las obras de una heladería en la calle Zaragoza.
Esta placa publicitaria tradicional se encontraba oculta en la esquina del local.
Realizada en la técnica de cuerda seca con retoques en óxidos muestra tres botellas de vinos y coñac de las bodegas jerezanas de Agustín Blázquez.
La obra se encontraba oculta bajo varias capas de esmalte y además se había destruido parcialmente al colocarle un registro de luz y una regola.
En ese mismo emplazamiento se ubicaba la tienda de ultramarinos La Gloria de España y el Bar Café Rositas.
La recuperación del azulejo la ha llevado a cabo la empresa sevillana de pintura y restauración Rincón del Arte, bajo la supervisión de Pedro José López y Carmen Gutiérrez, licenciados en Bellas Artes.
La escena del carromato transportado dos grandes botas de vino por la plaza del Arenal, un poco antes de llegar al edificio de los arcos, era algo habitual por las calles del centro de la ciudad hasta bien entrado el siglo XX. Una imagen de un gran valor que podemos datar de principios de los años `20 del siglo pasado.
La industria del vino en Jerez generó una amplia variedad de expresiones publicitarias.
Artistas locales, como Muñoz Cebrián, con su diseño para la mutagina de Manuel Luque, un sustitutivo del yeso patentado a finales del XIX. Producto con cualidades para obtener vinos dulces, conservar los vinos blancos y tintos, como para tratar los vinos pasados, quitar el ácido a los vinos clarificantes, o para desinfectar y limpiar envases.
Lo mismo hizo José Luis Torres en 1959 para las bodegas Marqués del Mérito, con su famoso caimán como emblema de la casa.
A nuestras manos ha llegado un curioso folleto de 1960 sobre el establecimiento 'Bodega la vendimia jerezana', sito en la madrileña calle Barbieri 15
En su portada, como recurso publicitario, una joven Marujita Díaz mostrando sus habilidades con la venencia.
Un breve texto en tres idiomas explica las características de los vinos fino, amontillado, oloroso y dulce, además de una lista de productos en venta: finos El 90, y el Blasón, amontillado Don Luis, oloroso I /54, Y Jerez quina Los seises.
Los brandies de Jerez era un buen remedio para combatir el frío, además de insuflar algo de valor a la hora de entrar en combate durante la terrible guerra civil que se vivió en España.
De un lado, la revista republicana 'Ahora', con fecha 2 de noviembre de 1936, ¿titulaba la portada con el texto 'Héroes del fascio'.
El piloto del bando nacional, Juan Antonio Ansaldo, empinándose una botella de brandy Fundador después de una acción contra los republicanos.
'Ahora' fue uno de los diarios más desconocidos y que más información gráfica publicó durante la Guerra Civil. Creado en el año 1930 por Luis Montiel Balazart, quien fue su director junto a Manuel Chaves Nogales. En el mismo colaboraron los más prestigiosos reporteros gráficos, y a través de sus páginas se ofrece una lectura particular de la contienda.
De la otra parte, una joven cantinera republicana atiende a un grupo de milicianos en el frente de guerra, ofreciéndoles agua y brandy 'Jerezano', de la casa Palomino&Vergara.
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