"Se puede definir o no como droga pero el consumo de alcohol tiene muchas consecuencias"

luis bononato vÁzquez. director de proyecto hombre en la provincia y presidente nacional

Los 25 años de Proyecto Hombre no se entenderían sin este licenciado en Medicina y terapeuta familiar que, junto a otras personas, luchó por traer a Jerez este programa de rehabilitación.

Bononato posa en las escaleras del edificio de Proyecto Hombre, en calle Corredera. / Vanesa Lobo
Gloria Moreno

18 de diciembre 2016 - 02:19

Jerez/-Llega Proyecto Hombre a Jerez en los años más duros del consumo de drogas, en medio de un auténtica alarma social en la ciudad.

-Era la época de la heroína, de los toxicómanos, el VIH- Sida, la delincuencia asociada al consumo, el tráfico de drogas, la inseguridad ciudadana por culpa del consumidor de heroína. Era el momento también del movimiento vecinal, de qué hacer con el problema de las drogas, la época de los años 90. Hubo un gran movimiento, manifestaciones, en las que se implicaron asociaciones vecinales, partidos políticos, sindicatos. Pero también tuvimos nuestros problemas: recuerdo que nuestra idea era ubicar la comunidad terapéutica de Proyecto Hombre en un sitio determinado y no pudo ser, porque hubo movimientos en contra por el tema del sida. No sólo aquí, también en Proyecto Hombre Burgos. Me acuerdo que abrieron el mismo día que nosotros su casa de acogida y lo pasaron francamente mal también por el sida.

-¿Recuerda cómo era la situación de aquellas familias destrozadas por el problema de la droga?

-Era una situación muy marginal, no como ahora. Yo recuerdo una familia muy hundida, eran familias cansadas, con mucho sufrimiento, mucho sentimiento de culpa también, sintiéndose muy responsables. Y de hecho era una de las cosas que intentábamos trabajar con ellas: que no eran responsables ni culpables de la situación. Veíamos cómo las familias se implicaban y hacían más esfuerzos que el propio chico que necesitaba tratamiento.

- Después de 25 años de existencia, ¿no le parece a veces frustrante que todavía Proyecto Hombre siga siendo necesario?

-Frustante porque vemos como la sociedad es ahora más consumista que antes y eso es un caldo de cultivo negativo para intentar erradicar el consumo de droga o las adicciones a otras sustancias o al juego. Entonces es frustrante ver cómo la sociedad tendría que tener más recursos, o las familias educar mucho más en el tiempo libre, el medio ambiente, el movimiento asociativo para los jóvenes y no ahora mismo, que vemos como el consumo de alcohol o de cannabis se relativiza y se normaliza, el tema de las redes sociales e internet, el juego on line. Yo creo que en lugar de comprar cosas a nuestros hijos o dar cosas a la población lo que hay que dar es recursos para que las personas los puedan utilizar. El deporte y todo lo que sea encuentro de personas haciendo una actividad es fundamental.

-También es cierto que Proyecto Hombre ha sabido evolucionar, dando respuesta a las nuevas adicciones.

-En 2005 fue el año que menos personas atendimos, 55, porque coincidió con la bajada del consumidor de heroína politoxicómano, que es el perfil que además todavía hoy incluso se identifica con Proyecto Hombre. En 1997 habíamos empezado a atender a jóvenes y adultos consumidores de cocaína, pero la gente no identificaba Proyecto Hombre con chicos de 16 años que consumían cannabis o alcohol o con una persona totalmente reinsertada laboral y socialmente consumidor de alcohol y cocaína. Por eso ahí hubo un periodo en el que bajó el número de usuarios hasta que volvió a crecer y hoy estamos en casi 120 personas en todos los programas.

-Y luego está lo que comentaba, la banalización del consumo.

-Hay un dato aplastante. En los años 80, cuando en estudios del CIS se preguntaba a la población por los temas que más le preocupaban la droga llegó a estar en segundo y tercer lugar. Actualmente ocupa los últimos puestos, la gente piensa que no hay problemas de droga porque no se visualiza, la figura de un chico de 30 años muy deteriorado asaltándote en la calle o tirado en la calle o muerto por una sobredosis ha desaparecido y se piensan que no hay problemas de droga. Eso por un lado y por otro, el alcohol no viene definido como droga, viene definido como alimento, eso no ayuda a que la gente vea como posible riesgo el consumo de alcohol. El cannabis se identifica con una sustancia que llega hasta curar el cáncer. Más barbaridades imposible. Hay deportistas de élite que dan mensajes a los niños por televisión para que apuesten por internet o por el teléfono móvil. Son mensajes que dañan mucho e influyen a la hora de que un menor opte o no opte por beber, fumar o jugar.

-¿No es extremista hablar del alcohol como una droga?

-Cualquier sustancia u objeto dependiendo del uso que se haga puede convertir a una persona en adicta. Si tú coges un vehículo y vas a una velocidad determinada no tienes riesgo, pero si vas a 230 por hora es un peligro. La realidad es que el consumo de alcohol tiene muchas consecuencias independientemente ya de que se defina como droga o como alimento. Tú vas a Medicina Interna de un hospital, a las Urgencias por la noche, te enteras que una niña de 12 años ha muerto por coma etílico o que otra a las dos semanas ha estado también ingresada por el mismo motivo. Se puede definir como se quiera, pero lo cierto es que el consumo de alcohol produce muchos problemas tanto en la población joven como en la adulta. Actualmente la mayor demanda de tratamiento en Proyecto Hombre a nivel nacional es por alcohol, luego cocaína y cannabis. Hubo unos años que fue la cocaína, pero ha sido desbancada probablemente por el tema de la crisis, el poder adquisitivo de la gente ha bajado, y el consumidor de cocaína que generalmente también es de alcohol se ha decantado por éste último.

-El abordaje puede variar dependiendo del tipo de sustancia, pero Proyecto Hombre mantiene la misma filosofía para cualquier adicción.

-Sí, sobre todo, concienciar a la persona de que al igual que es responsable de haber iniciado y mantenido el consumo de una sustancia, de igual forma puede ser el protagonista de dejar ese consumo. Y sobre todo, que el problema no está en la sustancia, está en que no ha sabido utilizar los recursos que tenemos cualquier persona tanto personales, como familiares o de amistades para afrontar una determinada situación. Insistir en que cualquier persona que quiera, puede salir de una adicción. Se puede conseguir perfectamente. Una familia o una persona que tenga problemas de adicciones que no se quede ahí, que no se bloquee, que dé un paso adelante y pida ayuda a Proyecto Hombre o a quien sea. Que no se quede en el victimismo o el sentimiento de culpa. Te da pena ver a un niño de 13 o 14 años, pero dices menos mal, porque si lo hubiesen dejado más hubiese empeorado la situación, el distanciamiento con la familia. Cuanto antes te apoyes en unos profesionales mejor.

-¿Qué papel juega la educación en otra problemática que también han empezado a abordar, la de menores con conductas violentas en la familia?

-Cada vez hay más casos de agresividad entre los menores, de violencia intrafamiliar. Ahora mismo nos preocupa porque vemos que no somos capaces de cambiar esa situación. Nos encontramos con situaciones en las que los padres preguntan cómo pueden denunciar a su hijo, dejar de tener la tutela porque ya no saben qué hacer. ¿La educación? Para educarles lo primero es estar con ellos, convivir con ellos. El aislamiento que se vive en las familias y que se ha ido incrementando no ayuda. Ese ambiente de familia de antes, que convivían todos mucho tiempo en el cuarto de estar se ha perdido e incluso ahora cuando están todos juntos, cada uno está con su móvil, o los niños en el cuarto con el ordenador. Para tener instrumentos para educar hay que estar con la familia. Antes además te educaba mucho la gente en la calle. Yo recuerdo que cuando estabas haciendo algo inadecuado te reñía alguien que pasaba. Ahora mismo no nos atrevemos ni a llamar la atención a un joven porque bien el padre o el niño se encaran. La autoridad del maestro a la hora de educar también los padres se la están quitando. Son muchísimos factores.

-En todos estos años, en los que habrán sido muchos los obstáculos, ¿cómo se han comportado las Administraciones públicas?

-La competencia en estos temas la tiene la Junta de Andalucía y a nosotros hay programas que sí nos cubre el 100% del recurso, como por ejemplo el de protección de menores, pero en lo que es el tratamiento ambulatorio y la comunidad terapéutica es muy poco el porcentaje. Sí es cierto que hay otras comunidades autónomas que no tienen los problemas económicos que podemos tener nosotros a la hora de elaborar un presupuesto. De ahí las continuas campañas que tenemos que hacer, los socios, las empresas, tenemos que buscar las aportaciones de las familias, aunque no se les exige. En ese sentido, no hay una igualdad en toda España, es decir, si éste es un programa que funciona, la Administración podría asumir el coste aunque lo gestione una entidad como nosotros, una especie de concierto. Existe en otras comunidades, pero aquí en Andalucía no, quizá porque hay una red muy amplia de centros públicos de tratamiento ambulatorio.

-Recientemente ha comentado que era necesario actualizar la imagen de Proyecto Hombre.

-El otro día daba una charla y decía que nosotros, por ejemplo, estamos atendiendo a menores de 14 y 15 años con trastornos de hiperactividad, y no lo sabían, concretamente personal de enfermería y médicos, ni que atendemos a chicos con problemas de comportamiento sin consumo de droga. Parece impensable identificar a Proyecto Hombre con niños de estas edades con estos problemas o el tema de las nuevas tecnologías. En 2014 atendimos a cuatro menores por temas de ordenadores, móvil, en 2015 a nueve y ahora vamos por 16. Eso la gente no lo conoce y si estamos consiguiendo que se conozca más es porque hacemos mucha prevención por los centros educativos.

-La prevención, de hecho, es otra de las labores en las que se han volcado.

-Al principio empezamos con las charlas, pero ya son talleres lo que damos, también hay prevención on line a nivel nacional. Ahora estamos abriendo el campo, porque se nos está demandando el tema de la prevención de sustancias en el ámbito laboral, pero es un poco complicado, nos está costando.

-Cada vez van extendiendo más los ámbitos de actuación.

-Es que nosotros lo tenemos claro: o bien porque hay personas o grupos que vienen solicitando una ayuda concreta o bien porque vemos que esa demanda existe en otras provincias y sabemos que tarde o temprano van a llegar aquí, vamos abriendo nuevos campos. Cuando venía el consumidor de cocaína que no se identificaba para nada con el de heroína hicimos también un grupo específico, porque si no era así, no se quedaba. Lo último que se abrió fue un programa para padres que no podían traer a sus hijos. Otras veces es verdad que no llegamos. Haría falta una comunidad terapéutica para casos de patología dual. Nosotros atendemos a chicos con patología dual pero lo ideal sería una comunidad específica para personas consumidores de droga y patología psiquiátrica, pero para eso hace falta personal y una infraestructura.

-¿Por dónde cree que va ir el futuro?

-Bueno, cuanto más accesible sea una sustancia o un objeto y cuanto menos riesgo se vea que tiene su uso, mayor es el grado de adicción a la misma. Entonces cuanto más se normalice internet van a aumentar los casos de uso problemático. El tema del alcohol o bien se empieza a dar un mensaje claro, como con el tabaco o no sé qué pasará y lo mismo con el cannabis. En un estudio los jóvenes identificaban el tabaco incluso como más perjudicial que el cannabis, porque se machaca y se dan mensajes.

-¿Prohibiría el botellódromo?

-Yo sí porque además si tú abres un espacio donde dices esto es un sitio para divertirse o para reunirse y damos el mensaje de tiempo libre-diversión-alcohol, la gente piensa que para divertirse tiene que consumir alcohol y en absoluto, tu tiempo libre lo puedes dedicar a leer un libro, ver una obra de teatro o hacer deporte. Ahí está también el papel de los padres, de no permitir que menores vayan a un botellón, de la Policía Local, el control de la venta de alcohol en las tiendas. Hay cosas que sí se pueden hacer y poner algunas barreras.

El compromiso social de un recién licenciado en Medicina

Asegura Luis Bononato que siempre tuvo claro que su motivación para estudiar y ejercer la Medicina era hacerlo desde un compromiso cristiano y con las personas más desfavorecidas. "Mi idea era la del compromiso social, desde la comunidad cristiana que estoy, que es la de San Juan de Dios". De hecho, cuenta que a punto estuvo de irse a Guinea para desarrollar un proyecto que luego no salió por otras razones. Había sido también alumno en el departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de Cádiz y empezó a tomar contacto con casos de problemas de drogas y a sentirse atraído por este tema. Cuando terminó la carrera quiso llevar a cabo un voluntariado y tras conocer a la asociación Cometa, que reunía a familias de drogodependientes, empezó a colaborar con ellas. "Los voluntarios trabajábamos con las familias, hablábamos con algún chaval, pero sin muchos resultados ni conocimientos, la verdad. Claro, las familias nos agradecían lo que hacíamos pero nos decían que ellos lo que querían era que sus hijos se curaran. Y entonces empezamos a buscar algún programa que funcionara". Se fue Luis a San Sebastián porque le dijeron que allí había un programa que se llamaba Proyecto Hombre y que funcionaba muy bien y conoció esa metodología. "Vimos también Proyecto Hombre en Málaga, nos pareció complicado, tenía un montaje enorme, pero no sabemos cómo empezó a funcionar aquí. El director de Málaga vino y nos dijo que lo que hacía falta era un equipo humano, una persona responsable, las casas y claro, la cuestión económica. Fue cuando Cometa me ofreció la posibilidad de liderar lo que iba a ser la apertura de Proyecto Hombre en Jerez y la provincia".

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