No dejes de reír
EDUCACIÓN | Psicología
Aunque vivamos momentos difíciles, aunque nos supere la incertidumbre, por mucho que nos cueste serenarnos o, incluso, aunque pensemos en algunas ocasiones que no lo vamos a superar nunca; cada día, en cada uno de nuestros días, podemos encontrar algún motivo para sonreír.
Saber que podemos hacer algo para sentirnos mejor y regular nuestras emociones, es ya una pieza clave de nuestra vida emocional y de los buenos hábitos de higiene mental. Sin la llave de acceso a esa habitación en la que guardamos todas nuestras herramientas, probablemente no intentemos ni siquiera acceder a ellas. Esto está sobradamente estudiado por la Psicología. Probablemente, nos baste para explicarlo la teoría de la indefensión aprendida de Seligman, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones: las personas que se enfrentan a dilemas irresolubles, dejan de esforzarse y desisten cuando más tarde se enfrentan a problemas de fácil solución. Pero, también nos serviría la teoría del locus de control de Rotter, que demuestra que las personas que creen que sus éxitos dependen de ellos, en lugar de pensar que se deben a otros motivos, tienen más éxito y bienestar en sus vidas que aquellos que no piensan así.
Por tanto, bienvenidos al club de los que vamos a triunfar, a una forma de superación y resiliencia que te permite resistir y mantenerte erguido frente a todos, rodearte de un color esperanza y no dejar de soñar (Enemigos, Dúo Dinámico, Diego Torres y Manuel Carrasco respectivamente). La superación es confiar en tus posibilidades, entender que puedes utilizar, como lo hacen otras muchas personas, estrategias y recursos para sentirte mejor y, también, para conseguir que los demás se sientan mejor.
Escuché decir, no hace mucho tiempo, a una persona completamente ciega, que la mayor discapacidad que puede existir es la falta de confianza en uno mismo. Y esa confianza empieza por la gestión de las emociones en el día a día, cuando conseguimos regular nuestra emociones podemos enfrentarnos a las dificultades y buscarles soluciones, para después tratar de sonreír.
En el libro que publiqué hace unos años, La gestión de las emociones en el día a día, junto a varios profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad de Cádiz, explicábamos lo importante que es entender nuestras emociones para que nos ayuden a vivir: la tristeza para superar las pérdidas, el enfado para luchar contra las injusticias, el miedo para evitar los peligros y la alegría para desarrollar una vida social plena y satisfactoria. Así que no se trata de luchar contra las emociones para suprimirlas, sino de regularlas de forma que en determinadas circunstancias nos auxilien. Pero, si por algún motivo las emociones no nos están ayudando a seguir adelante y a vivir, entonces, es el momento de empezar a buscar esas estrategias que necesitas para llegar a sonreír: desdramatiza y no magnifiques la adversidad porque así sufrirás menos, utiliza los errores para aprender en lugar de para culparte innecesariamente, ten confianza en ti mismo y toma decisiones.
Una vez que consigas dominar estas estrategias podrás refocalizar tu atención en los aspectos positivos que hay en tu vida o en los que te gustaría conseguir. Recuerda que la felicidad está en la antesala del éxito, es decir, los seres humanos somos más felices cuando perseguimos una meta que cuando la conseguimos. Por eso, tener metas y objetivos te ayuda a sonreír y sólo sonriendo puedes aumentar la probabilidad de volver a reír.
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