El derribo del edificio de Esteve trae incertidumbre entre los comercios
La mayoría de los negocios que se encuentran afectados por la futura demolición del bloque no quieren moverse ni perder su sitio en el céntrico enclave comercial
La firma del acuerdo entre el Ayuntamiento y la Zona Franca que traerá consigo la demolición del edificio que ahora da cabida a las oficinas de la Junta de Andalucía y Medio Ambiente en la plaza Esteve, ya cuenta con el recelo de la mayoría de comerciantes que actualmente alojan sus tiendas en el bajo del edificio. El proyecto que presentaron la alcaldesa, María José García-Pelayo y el delegado de Urbanismo, Antonio Saldaña el pasado martes consiste en la reordenación del enclave con el objetivo de elevar de alguna forma el comercio en la zona del centro de la ciudad, que ha sido uno de los puntos más perjudicados desde que explotó la crisis. El actual bloque desaparecería y se intentaría potenciar el mercado de abastos, reconvirtiendo la plaza en una terminal de autobuses.
El edificio alberga actualmente en la planta baja cinco comercios. Uno de ellos se trata de una joyería que lleva en la plaza "más de 30 años", expone Ricardo Rodríguez, uno de los propietarios de la empresa familiar. El joyero explica que el pasado mes de enero, María José García-Pelayo se reunió con los cinco empresarios para "expresarnos y plantearnos el proyecto que tenían entre manos. Nos dijo que siempre nos consultaría antes de aprobar ningún plan, ya que esta actuación se encuentra sujeta a la rehabilitación del convento de San Agustín". Rodríguez es tajante cuando se trata de hablar de su negocio. "Nos negamos a irnos a otro sitio. Aunque si por ley nos tenemos que ir, no nos moveríamos hasta una vez terminado el edificio". El deseo del empresario es ante todo no perder el sitio clave en el que está su negocio. "Primero tendrían que terminar un nuevo edificio, en el que nos han dicho que van a respetar el sitio que ya tenemos, y ya entonces, que tiren el viejo". Estas declaraciones distan de las que la alcaldesa emitió el pasado martes, en las que exponía que a los comerciantes se les "realojaría temporalmente mientras duren las obras".
Acerca del gasto adicional que va a sufrir debido a la reorganización de la plaza, el joyero se lamenta que habría que empezar de cero "con las instalaciones y las alarmas, por ejemplo. Algo muy costoso". Sobre la potenciación del centro, Rodríguez lo tiene muy claro: "Actualmente ya hay espacio suficiente para el número de autobuses que salen a la calle".
Las palabras de Ricardo Rodríguez también se identifican con las del actual dueño de la cafetería La Vega, Shui Ping Zhan, uno de los negocios más antiguos de Jerez. Según el empresario, "aún no hay nada firmado con el Ayuntamiento, solo se reunieron con nosotros y nos presentaron el proyecto que pretenden que se lleve a cabo". También coincide en Rodríguez con que no quiere cambiar el emplazamiento de su negocio. Al lado del local se encuentra otro de los comercios que alberga el edificio, una agencia de viajes que también tiene clara su actuación. "Nos encontramos en régimen de alquiler, pero el dueño del local no ha venido a informarnos de nada, menos mal que el señor de la joyería nos dice lo que va pasando", comenta Silvia Ostos, una de las trabajadoras. "Sabemos de la situación gracias a lo que se publica en el periódico, por eso hemos decido buscarnos otro recinto ante de que nos echen de este", concluye.
Auxiliadora Gallegos, por otro lado, es una vecina de la plaza Esteve que hace pocos meses decidió abrir un pequeño negocio de venta de especias enfrente del enclave y se encuentra "encantada con la idea. A ver si es verdad que lo van a caer de una vez, porque se lleva hablando años de este tema".
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