Pintura sin resquicio para mirar

Diario de las artes

ALEJANDRO QUINCOCES

Galería Benot

CÁDIZ

Pintura de Alejandro Quincoces

A juzgar por la cantidad de galerías que están desapareciendo por todo el territorio español, creo que Rafael Benot es de los galeristas de Andalucía y de toda España que continúa con aquella labor heroica que, desde hace cuarenta años, lo llevaron a apostar por el arte contemporáneo y sus complejas circunstancias. Empezó en un tiempo donde el arte nuevo era algo totalmente desconocido para la inmensa mayoría y, a la vez, ilusionante para que supusiera una realidad absolutamente distinta a la que era habitual en una creación que era transmisora de valores pasados, llenos de resabios trasnochados y esquemas emparentados con la tradición. Benot apostó, con fuerza, por un arte totalmente diferente; por un arte que se quería cercano a los planteamientos modernos acordes con lo que era normal en todos los horizontes y se llevaba a cabo desde hacía bastantes años. Desde el primer momento realizó una labor juiciosa, dando su sitio al arte y a sus artistas y huyendo él de los personalismos absurdos que muchos galeristas nuevos se autoconsideraban y se creían inventores de algo que, en la mayoría de las veces, les cogía con el pie cambiando y poco sabían cuáles eran sus verdaderos postulados. Estuvo al margen de la tonterías que existían en un mundo al que muchos estaban accediendo con escasas luces y alforjas vacías de conocimiento pero llenas de alharacas y snobismos insustanciales que muchos creían -¡pobres equivocados!- que habían que existir para deambular por una plástica contemporánea a la que llegaba de prestado y sin merecerlo. Fali Benot ha sido siempre un galerista fuera de lo común; ha aportado sensatez a la profesión; ha rechazado tonterías y tontos, mentiras y ocurrencias y ha sido capaz de mantenerse con seriedad, naturalidad, serenidad y verdad.

Valga esta muy buena exposición como homenaje a un trabajo constante y sin excesivos altibajos. El mundo de lo artístico lo debería tener siempre presente y tomar conciencia de su increíble trabajo alrededor de un arte en el que creía y al que quería..

Existen artistas que mantienen un poderoso status inamovible en la conciencia colectiva. Son artistas con muchísima personalidad, con lenguaje propio que los hace absolutamente reconocibles y que, además, son autores que sirven de referencia para otros muchos. El arte es un ente en constante redescubrimiento, en permanente transformación, redefiniendo sus esquemas y avanzando desde unos registros absolutamente consolidados. Por eso, es normal las evocaciones, las variaciones sobre temas de estructuras contundentemente definidas y tenidas como modelos para armar. La obra de Alejandro Quinconces es de esas que sirven para saber dónde mirar con objeto de extraer lo mejor. Es y ha sido espejo para muchos que no sólo han extraído el concepto sino también la más pura esencia formal y plástica. La pintura de Alejandro Quincoces desentraña los mejores episodios de una figuración bien situada en los parámetros de un expresionismo que deja entrever los ritmos envolventes de la propia dimensión artística.

Una de las obras que se exponen en la Sala Benot

No es fácil sustraerse a los encantos de la pintura de este autor. Con ella el espectador mínimamente avezado siente todos los mágicos encuadres de la representación; se deja envolver por los diluidos contornos que marca el paisaje inmediato; siente la emoción de una realidad que a fuerza de ser inmediata abandona los absolutos espacios de lo concreto. Y es que Alejandro Quincoces es un pintor que sabe estructurar perfectamente los espacios de un paisaje cercano, lleno de vitalidad existencial, con una fuerte motivación expresionista donde lo meramente visual juega un papel determinante.

Alejandro Quincoces nos sitúa básicamente ante un paisaje ciudadano en el que trascienden las formas presentidas de la ambientación urbana. Sus espacios escénicos no desarrollan una lineal potestad representativa, sino que formulan fuertes gestos expresivistas donde la realidad aparece fuertemente señalada con todos sus argumentos y todos sus resortes menos aquellos que dejan entrever sus posiciones más concretas.

El pintor sitúa la acción en una larga perspectiva desde la que se observa la densa nebulosa de una atmósfera compositiva baja que diluye y abre los márgenes de una representación bellamente estructurada. Se trata de un paisaje muy bien concebido que se hace superior cuando mínimamente suspende el relato físico de la realidad para potenciar al máximo los propios esquemas de la expresión.

Otra pintura de Quincoces

La pintura que presenta Fali Benot marca las distancias entre un paisaje conocido, básico y determinante y ese otro en el que la contundencia de las formas, los gestos extremos de la composición y la visión comprometida de los espacios acentúan los desenlaces manifiestos de una realidad a la que se ha potenciado sus estructuras representativas.

Alejandro Quincoces realiza una pintura meramente expresionista, insinuante, portadora de una naturaleza paisajística donde la pureza pictórica plantea un ambiente conformante lleno de sentido plástico, contenida emoción cromática y exultante pasión compositiva. Se trata de una pintura compacta, de sutil pincelada extrema, con jugosos planteamientos coloristas y desarrollos interpretativos valientes con una perspectiva que aleja los contornos de la realidad y potencia el carácter de una expresividad dominante que se envuelve en una densa y difusa ambientación.

La exposición de la galería gaditana nos reencuentra con toda la emoción de un paisaje felizmente estructurado. Hoy, como ayer y espero que por muchos años, Fali Benot nos conduce por un arte en el cree, por una pintura que ofrece muy buenas perspectivas y que se aleja diametralmente de los fáciles recursos representativos a los que tantos acuden para creerse algo en un ambiente que sólo dominan superficialmente. Estamos por tanto ante una pintara para saber mirar.

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