72 días de caída en picado
Ciudad
Comerciantes de la plaza de abastos y usuarios de los autobuses lamentan que aún no se haya puesto una solución a la huelga · La pocas ventas y las largas esperas en las marquesinas, protagonistas de cada jornada

Isabel entra en la plaza de abastos con un carrito de la compra. No es porque vaya a tirar la casa por la ventana a la hora de sacar la cartera, sino que así le cuesta menos llevar las bolsas mientras da un largo 'paseo' de vuelta a los fogones de su hogar. Antes lo tenía más fácil, cogía en la esquina de la calle el autobús y le dejaba en la misma plaza Esteve... pero ahora lleva once semanas haciendo el mismo recorrido a pie, la huelga del transporte urbano le trae por la calle de la amargura.
Hace 72 días que los trabajadores de Urbanos Amarillos decidieron secundar unos paros totales por los impagos de casi cuatro nóminas. Una protesta que tiene consecuencias más allá de lo laboral. "Me parece fatal. Con 90 años que tengo y con una pensión de 600 euros, ¿cómo me puedo mover en esta huelga? Pues perdiendo mucho dinero en los taxis y pagando 1,10 euros cada vez que consigo subir a un autobús, porque no puedo renovar mi billete de pensionista en la oficina de esta empresa al estar cerrada", declara Victoria Castilla. Esta jerezana llega asfixiada a una marquesina de Esteve preguntando cuánto hace que pasó la línea 2: "A esto no hay derecho. No tengo más remedio que ir al médico, y menos mal que están mis hijos que me ayudan".
Usuarios y comerciantes del centro, en especial de la plaza de abastos, se echan las manos a la cabeza ante la falta de soluciones durante estas once semanas de huelga. Y así, mientras que los habituales clientes del mercado deciden comprar en sus barrios, los trabajadores de la plaza empiezan a pensar que el cierre está más cerca que nunca. "Seguir así supone que de un momento a otro tengamos que cerrar, yo ya me lo planteo", reconoce Jesús Ramírez, carnicero del mercado, quien dice estar sufriendo pérdidas de hasta el 80% de las ventas. "¿Cómo sobrevivo? Pregúntaselo al del banco, que me llama todos los días por teléfono. Hace un tiempo tenía a cinco empleados, ahora sólo estoy yo y la mayoría del tiempo estoy parado", señala este autónomo, cuya cuenta el mes pasado acabó en números negativos.
"No sólo es la huelga, sino que las protestas cortan las calles, no hay servicios mínimos, falta aparcamiento en el centro... Todo acaba perjudicando a las ventas de la plaza", apunta Abraham Garrido, también comerciante del mercado. Con la mitad de ingresos que el mismo mes del año pasado, Garrido no ve una pronta solución al conflicto, aunque espera que la plantilla de los autobuses cobren pronto "para después apretarnos todos, y digo todos, el cinturón. Y que su comité no presione tanto ni confunda a la gente".
Manuela Castillo lleva una hora esperando a que llegue el autobús de la línea 3. A veces coge un taxi entre varias vecinas para que sea más económico, "porque resulta un dineral". "Es horroroso, un mismo vehículo hace dos trayectos diferentes con esto de los servicios mínimos y es desesperante. Espero que se arregle pronto porque si no, no sé a dónde llegaremos". Más crítica se muestra Lucía García, quien lo califica de "poca vergüenza, esto no se ha visto nunca. No tengo más remedio que venir al centro y no cuento con otro medio, pero sobre todo, habría que pensar en las personas mayores. Hay que buscar una solución rápido, aunque parece que aquí se pasan la pelota de uno a otro y esto va a peor".
Para Francisca Martín la huelga de los autobuses no le afecta mucho al no tener que utilizar el transporte público de forma habitual. Sin embargo, critica que un conflicto tan largo y con tanta repercusión "no lo merece una ciudad como Jerez. Me parece vergonzoso, lo nunca visto y por ahora creo que no hay solución". Antonio Arévalo, también usuario, asiente al escuchar las declaraciones de Francisca y añade que "esto no es normal, no hay derecho". Cree que la solución vendría por "echar a los gamberros, admitir personal nuevo y que la Junta ayude en el tema económico. Pero se está viendo que los políticos van a su política, y al pueblo nada".
El comercio del centro se resiente día tras día y también para la plantilla de Urbanos Amarillos el "calvario" continúa. "En el garaje no aparece nadie, no tenemos noticias de que nos vayan a pagar y los autobuses cada vez se deterioran más", señaló ayer el portavoz del comité, Ángel Morales. Los trabajadores lamentaron los "daños" a la ciudad, pero recordaron que "lo mínimo que nos merecemos es cobrar nuestro salario por mes trabajado. Y hasta que no ingresen todo el dinero, no desconvocaremos la huelga".
Mientras, los comerciantes de la plaza de abastos son testigos de cómo muere el mercado, "hasta que llegue a convertirse en una sala de exposiciones como ocurrió con Pescadería Vieja".
También te puede interesar