"Siempre he sido dibujante"
Domingo Martínez González. Profesor de Dibujo, ex director de la Escuela de Arte de Jerez
El artista sevillano, afincado en Jerez desde hace décadas, se jubila tras 35 años en la profesión
Deja un potente legado y anuncia que la Escuela pasará a llamarse Escuela de Arte y Superior de Diseño
Jerez/El próximo 6 de agosto cumplirá 60. El profesor de Dibujo de la Escuela de Arte Domingo Martínez se jubilará en los primeros días de septiembre,
tras 35 años de profesión.
Nació en la barriada sevillana de Bellavista, en 1962. Su padre era peluquero y su madre, ama de casa. Ella sí había estado en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla haciendo Corte y Confección, pero eran tiempos complicados y no se podía permitir pagar el autobús, una peseta, así que lo dejó. "Pero a ella siempre le ha gustado coser y ha dibujado pero cosas para hacer croché o macramé. La visión espacial la tenía muy clara. Y mi padre tenía el título de peluquero de señoras y caballeros y pelo esculpido a navaja, así que al final algo de arte sí que había en casa", recuerda Domingo.
Siempre había dibujado, pero como una afición, no pensaba Domingo que pudiera dar aquello para una profesión. Un niño muy dado a pintar monigotes en los márgenes del ABC. Su padre se preguntaba por qué hacía una gente tan fea, luego lo entendió cuando su hijo empezó a publicar en las mismas páginas que Mingote, su referente. "Eso fue un lujazo para mí y ya mi padre comprendió que no había por qué pintar sólo cuadros. De hecho, he pintado muy pocos cuadros en mi vida, sólo los que me han obligado o me ha apetecido".
Iba a hacer arquitectura, pero su abuelo materno le dio la idea de meterse en Artes y Oficios. Así que allí fue el muchacho, se matriculó e hizo los tres años de Dibujo Artístico en uno. Iba por las tardes porque por la mañana estaba en el instituto. "Fue un palizón pero me gustó tanto que me pareció que iban por ahí los tiros. No hizo falta ese año examen de acceso para hacer Bellas Artes (promoción 80-85). El profesor Juan Llama me dijo claramente que yo tenía que hacer Bellas Artes. Aquello es tremendo, me dijo, pero lo tienes que hacer".
Se fue encaminando en la profesión, en una barriada que, aunque estaba separada de Sevilla por los cuarteles, siempre tenía mucha vida cultural. "Allí estaban también los presos políticos del Canal que iban saliendo, gente instruida pero que estaba en la cárcel por su ideología nada más. Había un Ateneo Cultural y una serie de cosas que hacían que hubiese un ambiente proclive. Hacíamos fanzines un poco contestatarios y de vez en cuando nos advertían que la Guardia Civil nos vigilaba".
Bellas Artes le abrió un mundo muy interesante, con profesores que son referentes mundiales, sobre todo, Miguel Pérez Aguilera, "que fue quien de verdad nos enseñaba a coger un carboncillo y a enfrentarnos a un tablero". Allí, de hecho, conoció a la que hoy es su mujer, la jerezana Gabriela Diosdado, y ambos conforman Dúo Creativo. "Desde entonces trabajamos juntos y siempre nos ha parecido divertido y complementario. Yo soy más dibujante y ella más pintora, de ahí el Dúo".
Domingo siempre se ha considerado dibujante, profesión con la que ha tratado de decir cosas.
En los años de estudio empieza a colaborar con revistas y con ABC de Sevilla, para quien hacía las ilustraciones de cine y teatro. Un pelotazo entonces. "Lo que hacía era eso, dibujar dibujar y dibujar. Siempre he sido dibujante", insiste.
Llegaron las oposiciones. La primera vez pincha, pero a la segunda va la vencida. En 1987, en Almería, un mes entero de exámenes."Teníamos claro que nos queríamos dedicar a la enseñanza, porque eso me ha permitido además hacer siempre lo que me ha parecido oportuno a nivel artístico. No me ha obligado a tener que hacer algo que le gustara a las otras personas. Siempre me ha gustado enseñar y me ha parecido más fácil indicar cómo tiene que hacer una persona un dibujo que hacerlo. Por otro lado, yo soy medianamente formal, pero a nivel artístico más loco. Soy garabatero, me gusta lo suelto, soltar la mano, y eso en prensa me ha permitido hacer un poco lo que me ha parecido. También he escrito mucho. Siempre me he cuestionado cosas".
El primer destino fue Alcalá de Guadaira. Y, el segundo año, del tirón al jerezano instituto Coloma, donde él deseaba trabajar precisamente, y para el que hacían falta muchos puntos. Los astros se alinearon y un jovencísimo Domingo hacía realidad su sueño. "Cuando aparcaba en la puerta para ir a la Feria le decía a mi mujer (entonces mi novia) que algún día me destinarían allí", cuenta. En el Coloma estuvo hasta 2004, "donde he estado muy a gusto. De hecho, me considero colomita a muerte (ríe). Mis hijos han estudiado allí y mi mujer también".
Participó en muchísimas cosas, con alumnos que tenían un gran interés. Y también abrió la puerta a las asignaturas de imagen, audiovisuales. De ahí surgen nombres destacados hoy como Daniel Sánchez-López, Patrí Díez, Alberto Belmonte... "Imagínate, 35 años por cientos de alumnos cada año... Guardo recuerdos muy buenos".
Reivindicativo siempre de la figura del profesor de Dibujo, le llaman de la Escuela de Arte para encargarse de la dirección. "Cuando entré, los caballetes, el olor a aguarrás (ya no se usa), fue una sensación fantástica. Me proponen desde varios puntos y la inspección va a buscarme. Asumí la dirección en julio de 2004". Para ello, establece una serie de condiciones, como que se utilice todo el espacio del edificio, ya que Empresariales se acababa de mudar al campus.Se pasa así de 2.000 a 4.000 metros cuadrados. Se encuentra un sitio donde había mucha ilusión y en pleno crecimiento. Se establecen algunos ciclos superiores, y lo que Domingo se plantea desde primera hora es que la Escuela, "no era un centro cívico. Mientras que en el instituto eres el loco del dibujo, pues aquí estamos todos locos prácticamente (ríe). Si no eres de Historia del Arte, eres arquitecto, de Bellas Arte... Hay mucha vinculación".
"Tres años y regreso al Coloma", pensaba Domingo. Pero fueron cuatro más. Sale la plaza de Dibujo y decide quedarse.
El horizonte era 2010, el centenario de la Escuela (1910) y deja la dirección. "Ya no tenía la presión de la dirección, porque lo urgente me impedía hacer lo importante. Yo lo que quería era dibujar. Fui el séptimo director en 100 años. Parece que duraban bastante, con cargos hasta vitalicios (ríe)".
Padre de dos hijos, también buenos dibujantes, en su paso por la Escuela ha participado con lo alumnos en numerosas iniciativas, como en el cartel del Sida, que siempre premiaban; en el del Festival de Jerez, Congreso de la Fundación Bonald... Y, sobre todo, la Escuela de Arte no se convirtió en un "centro cívico. Siempre he creído que las Escuelas de Arte también deben conservar los oficios artísticos tradicionales. El trabajo que marcó un antes y un después en la Escuela, no sólo fue obtener todo el espacio que puse como condición, sino también el relieve que elaboramos para el Zoobotánico de Jerez. Dio un carácter profesional a sus autores, que luego se marcharon a Sevilla a hacer Escultura".
Luego llegó el Ciclo Superior de Fotografía y las Enseñanzas Artísticas Superiores, de Diseño de Interiores y de Diseño Gráfico. Todo un referente. "Eso es muy importante para Jerez, que no es consciente de ello, porque Diseño de Interiores sólo hay en Almería, Sevilla y aquí. Es el equivalente a grado universitario. Además, este año por fin la nombran Escuela de Arte y Superior de Diseño. Un paso muy importante. Un logro de todos. Fue el empuje que dimos para que esto fuesen palabras mayores".
"Me decidí a jubilarme porque me apetece hacer otras cosas. Mi mujer también se ha jubilado ya. ¡Y que 35 años ya está bien! ¡Que entre gente joven con otras ideas también! Dicen que los mayores cuando se jubilan se dedican a mirar obras, yo miraré obras pero de arte. Pero, sobre todo, quiero seguir aprendiendo y ver qué hay de nuevo".
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