Duque de Almodóvar versus Thudichum

El Rebusco

Campaña contra el jerez en la Inglaterra del XIX

Un episodio poco estudiado

Fermín Aranda, un jerezano singular

Inspección de vinos en los muelles de Londres, 1896.
Inspección de vinos en los muelles de Londres, 1896.
José Luis Jiménez García

14 de octubre 2024 - 03:30

Julian Jeffs, autor del espléndido libro Sherry (1961) inicia el capítulo 5, El auge del jerez, de esta manera: ‘El mercado del jerez alcanzó su punto culminante durante el siglo XIX, en los años `70’.

A lo que hay que añadir el comentario del economista James Simpson en su trabajo La producción de vinos en Jerez de la Frontera, 1850-1900 (1985). En el mismo afirma que ‘el jerez se vio especialmente favorecido en el Reino Unido’, debido a ‘la creciente prosperidad económica de las clases medias en las economías en vías de industrialización de la Europa del Norte’.

Para lo tratado, hay que tener en cuenta el dato que aporta el profesor Enrique Montañés (2001): ‘Entre 1822 y 1834 el jerez representaba el 33% del total de la importación británica de vinos a clara distancia de los vinos franceses que suponían el 5%’.

Cata de vinos en los docklands de Londres, hacia 1845.
Cata de vinos en los docklands de Londres, hacia 1845.

A ese momento de esplendor le iba a suceder, de forma casi inmediata, otro de graves consecuencias para el comercio del jerez en aquel país.

El mismo Jeffs lo explica de esta manera: ‘Cuando el comercio está en auge es muy fácil vivir en un paraíso de insensatos. Incluso cuando los pedidos alcanzan nuevos récords, la corrupción empieza a devorar los cimientos de la estructura que enseguida se derrumba’.

Varios fueron los factores que intervinieron a la vez en esta crisis: ‘las pésimas imitaciones del jerez; los vinos de muy baja calidad que se hacían en el mismo Jerez durante los años de auge; los ataques ignorantes de ciertos médicos; y, por último, la plaga de la filoxera’.

El historiador Álvaro Girón concluye que: ‘En 1874 la burbuja, finalmente, estalló, produciéndose una importante bajada de las importaciones británicas, y aunque los números siguieron siendo importantes en el período inmediatamente posterior, se perdió cuota de mercado en relación a los competidores franceses.

En medio de todo esto sobresale el nombre de un médico: Johann Ludwig Wilhelem Thudichum.

Hasta ahora solo conocíamos su famosa carta de 1873 en The Times desprestigiando a nuestros vinos, pero al parecer reincidió en 1888 con otra en el mismo periódico.

El ‘malo’

Como en toda buena historia, y esta lo es, los personajes están bien definidos.

Johann Ludwig Wilhelm Thudichum (1829-1901) fue un bioquímico y médico alemán afincado en Inglaterra desde 1853.

Retrato de Johann Ludwig Wilhelm Thudichum.
Retrato de Johann Ludwig Wilhelm Thudichum.

Según Vizetelly, para escribir el capítulo de los vinos españoles en su obra, A Treatise on Origin, Nature and Varieties of Wine (1872), ‘residió en Jerez a lo grande durante tres meses a expensas de su parón principal’, en 1871, ‘bajo los auspicios de ciertos exportadores’.

Por lo visto, al bodeguero Cosens, este Thudichum, le echó a perder una parte de su vino debido a un sistema de su invención. Según Vizetelly, ‘produciendo cosas tan viles que sólo podían ser empleadas para el lavado de las barricas’.

Portada del libro escrito por Thudichum en 1872.
Portada del libro escrito por Thudichum en 1872.

En 1873, año de la famosa carta en The Times impartió una serie de conferencias en la Royal Society of Arts de Londres, sobre el vino en general y avisó sobre los riesgos que para la salud podían entrañar la sulfurización de los barriles, el uso de yeso al pisar la uva o la adición de excesivo alcohol para encabezar el jerez.

Barriles de vino extra-superior almacenados en el puerto de Londres.
Barriles de vino extra-superior almacenados en el puerto de Londres.

César Saldaña, en su magnífico compendio El libro de los vinos de Jerez (2022), señala que ese año de 1873, récord de exportaciones, ‘coincide con la publicación de un artículo en el prestigioso diario The Times escrito por el médico de origen alemán, en el que denunciaba el carácter insalubre de los vinos de Jerez y los peligros de su consumo.

Postulados que serían refutados posteriormente, veinte años después, mediante un riguroso estudio publicado en la revista científica Lancet’.

El mal ya estaba hecho, y no en poca medida por culpa del propio sector bodeguero jerezano.

Añadiendo que: ‘los vinos franceses recuperarían el favor del público al disfrutar ahora de un mejor tratamiento fiscal’.

Thudichum argumentó que había implicaciones para la salud al beber incluso un buen jerez, debido al uso de yeso en el prensado de las uvas y al azufre en la fumigación de las barricas. 

La gran repercusión que tuvo aquella famosa carta de Thudichum, publicada en The Times el 27 de noviembre de 1873, se unía a las nuevas consideraciones médicas por el consumo de bebidas alcohólicas como el jerez y el oporto, imperantes en aquel momento en el mercado británico, la influencia adquirida por el movimiento por la templanza y, como no, las argucias de la competencia de otros vinos, como los franceses, a la hora de imponerse entre los nuevos consumidores anglosajones.

La prensa británica aprovechó para orquestar una rentable polémica que duró varios meses.

¿Qué había de mentira y de verdad en todo aquello?.

El periódico El Guadalete encabezó la defensa de nuestros vinos y también fue el encargado, durante la última semana del mes de febrero de 1874, de publicar en portada una serie titulada La prensa inglesa y el vino de Jerez.

El Guadalete de 22 de febrero de 1874.
El Guadalete de 22 de febrero de 1874.

Por su parte, el British Medical Journal, de 13 diciembre de ese año, publicó unos breves sobre la composición del sherry que aporta algo de luz a la controversia: ‘En la primera parte de la investigación, que publicamos hoy, se verá que los vinos que tienen el mismo nombre de jerez en el comercio, y que se compran, por lo tanto, probablemente bajo la impresión de que son realmente similares en caracteres dietéticos. y efectos fisiológicos, en realidad difieren tan ampliamente como podrían hacerlo el vino del Rin y el oporto. 

Por eso es especialmente necesario que los médicos tengan un conocimiento más preciso del vino que están pidiendo, que el mero hecho de que lleve el nombre genérico de jerez’.

El ‘experto’

La respuesta del sector del vino jerezano para esta ocasión fue la de invitar (de forma remunerada) a uno de los mayores especialistas en vino de la época, Henry Vizetelly (1820-1894). La estancia de siete meses comenzó en el otoño de 1875.

Escena de bodega jerezana del XIX, y retrato de Henry Vizetelly.
Escena de bodega jerezana del XIX, y retrato de Henry Vizetelly.

Sus experiencias se plasmaron en el libro Facts About Sherry (1876). Una obra clave para entender la situación que vivía la vitivinicultura de la comarca.

La traducción al castellano no se publicó hasta el 2020.

Vizetelly quiso demostrar que tenía razón al defender el vino jerezano de las maledicencias interesadas de los que él llamó ‘médicos curanderos’, en referencia a Thudichum y su cuñado, August Dupré.

El ‘bueno’

Pero, ¿por qué en 1888 vuelve aparecer una nueva carta de Thudichum en el Times cargando las tintas sobre los vinos de Jerez?

El historiador Antonio Cabral Chamorro, en su artículo Observaciones sobre la regulación y ordenación del mercado del vino de Jerez de la Frontera 1850-1935 (1987), menciona una Memoria escrita por el duque de Almodóvar del Río a petición del Ayuntamiento y un buen número de vinateros locales.

Este amplio y detallado informe está fechado el 26 de diciembre de 1888, y conservado en el Archivo Municipal de Jerez bajo el epígrafe de expediente 5404 del legajo176. 

Informe del Excmo. duque de Almodóvar del Río.
Informe del Excmo. duque de Almodóvar del Río.

Cabral habla simplemente de ‘uno de los artículos’, sin dar más detalles de cuántos ni fechas, ni el medio donde se publicaron; tan sólo que ‘Thudichum y Dupré llevaron una hábil campaña en la prensa británica contra los vinos jerezanos’. 

Esta campaña de la que habla es la de 1873, y no la de 1888, que tiene como base la carta publicada por Thudichum en The Times el 8 de octubre.

La firma del duque en su Memoria remitida al Ayuntamiento en 1888.
La firma del duque en su Memoria remitida al Ayuntamiento en 1888.

En la citada Memoria, dice Cabral, el gremio de exportadores vinateros acordaron, en reunión mantenida en el Ayuntamiento el 21 de octubre, pleitear ante los tribunales, y que a tal fin se nombró al Duque de Almodóvar, que marchó de inmediato a la capital británica.

El periódico de La Vanguardia se hizo eco de esta reunión en una amplia crónica en la portada de su número del 25 de octubre.

Noticia publicada en La Vanguardia, 1888.
Noticia publicada en La Vanguardia, 1888.

Antes que nada, hagamos el retrato del ‘bueno’ de esta ‘película’. Nos referimos a Juan Manuel Sánchez y Gutiérrez de Castro, que nació en Jerez en 1850, y falleció en Madrid en 1906. 

Era hijo del bodeguero Antonio Sánchez Romate, del que heredaría la empresa. Su casa palacio se construyó adosada a la bodega, en calle Lealas número 20.

Se licenció en Derecho y combinó sus actividades profesionales con la política. 

Retrato de Juan Manuel Sánchez Gutiérrez de Castro, en El Solitario, 1897.
Retrato de Juan Manuel Sánchez Gutiérrez de Castro, en El Solitario, 1897.

La figura de este político liberal resulta crucial a la hora de comprender la historia política española del último tercio del siglo XIX y de principios del XX. Su presencia en las altas esferas de la política desde el comienzo de la Restauración le convierte en pieza clave de la historia de España.

Por matrimonio con Genoveva de Hoces y Fernández de Córdoba era duque de Almodóvar del Río. Como diputado representará a Jerez en el Parlamento desde 1886 hasta 1905.

Fachada de la casa palacio donde residía en duque en Jerez.
Fachada de la casa palacio donde residía en duque en Jerez.

Volviendo al asunto, decir que el duque mantuvo una reunión con los representantes de los bodegueros jerezano en Londres el 6 de noviembre, en el 25 de la Crutched Friars, de la que ofrece todos los detalles de las opiniones expuestas por unos y otros, pero al final le hacen desistir de su idea de plantear la denuncia, pues entre otras razones adujeron que el ‘Dr. es un hombre peligroso para entrar en cuestión con él’. amén de otros argumentos en contra.

La clave del por qué Thudichum escribió está nueva carta estuvo motivada por el artículo que en el mismo diario, el 22 de septiembre, había publicado la compañía.

Carta en 'The Times' de 22 de septiembre 1888.
Carta en 'The Times' de 22 de septiembre 1888.

Sandeman defendiendo el jerez, lo titulaba ‘On the adulteration of sherry’.

Ésta a su vez era una réplica al publicado el 31 de agosto sobre este asunto de la adulteración del jerez, basado en el informe del cónsul norteamericano en Cádiz, Mr. Damis H. Ingraham.

El duque brinda (tal vez con vino de su bodega) por el éxito de la Conferencia de Algeciras, 1906.
El duque brinda (tal vez con vino de su bodega) por el éxito de la Conferencia de Algeciras, 1906.

A su paso por París, y por propia iniciativa, el duque solicitó de la Academia francesa de medicina su opinión de los vinos enyesados. El duque puso todo su empeño, él también era un importante bodeguero, pero por lo visto había muchos intereses de por medio en un mercado que monopolizaba toda la demanda de nuestra producción de vinos.

Moraleja

¿Qué pensaría el duque que 80 años después los herederos de esos vinateros llevarían la defensa de nuestros vinos ante los tribunales británicos a causa de las imitaciones? Nos referimos al litigio del Sherry Case de 1967.

La moraleja de todo esto es que en la actualidad muchos siguen mirando para otro lado sin hacer frente a los desaires que se le lacen al jerez. No tenemos arreglo.

Y para colmo, el mismo Thudichun publicaría en 1895 un tratado culinario, The Spirit of Cookery, que incluye, curiosamente, quince referencias al jerez como condimento en las recetas descritas.

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