Ecos de Asta Regia: las fotografías de Leopoldo Casiñol
Lectores sin Remedio
A partir de la publicación del libro ‘Historia de la vida privada’ (Taurus 1987), de los historiadores franceses Philippe Ariés y Georges Duby, empezó a tenerse muy en cuenta la relevancia de los hechos cotidianos en el devenir histórico. Pues bien, dentro de esta parcela que se detiene en el estudio de la historia menor o cotidiana estaría la rocambolesca aparición en 1870 de unas piezas arqueológicas en la finca “La Mariscala” en Mesas de Asta. Los objetos a los que nos referimos ingresarían en la colección arqueológica municipal mucho después, en 1944, donados por D. Pedro Nolasco González Soto, Marqués de Torresoto. Las piezas casualmente descubiertas por un labrador de la zona y vendidas después por cien reales y una yegua al marqués, eran una estatua senatorial romana en mármol, un león labrado en piedra arenisca y un fragmento, en un material similar, con inscripciones romanas. Trasladados a otra finca, la del recreo del Altillo, fue allí donde el pintor miniaturista y pionero de la fotografía en Jerez, Leopoldo Casiñol, realizaría por encargo de los propietarios de la finca unas espléndidas fotografías (en la imagen una de ellas) de las piezas anteriormente apuntadas, incluyéndose entonces la de una cabeza de anciano romana (encontrada posteriormente), y que a la postre serían decisivas para la conservación de las mismas.
No me cabe ninguna duda de que dichas fotografías al difundirse más allá del círculo de familiares y amigos del marqués de Torresoto, fueron una especie de seguro para que aquel tesoro no terminara en manos inapropiadas o incluso fuera de nuestra fronteras, a la vista de los numerosos marchantes y ventas privadas de antigüedades de las que se tienen constancia en esta época. En el muy interesante libro ‘Exposiciones y artistas en el Jerez del siglo XIX: las exposiciones de la Sociedad Económica de Amigos del País’, el historiador Jesús Caballero Ragel ya nos habla del interés entre las élites de la ciudad por el coleccionismo en todas sus facetas... “La compraventa de antigüedades, piezas arqueológicas y material bibliográfico también está atestiguada en el Jerez del XIX”, y nombra a Genaro Mayor y Chapin o al marqués de Bonanza Manuel Críspulo González, este último propietario del gran museo que se instaló en el convento de Santo Domingo, como claros ejemplo de esa fiebre por las antigüedades. Por tanto, no es descabellado pensar que muchas piezas tan relevantes como las aquí comentadas y procedentes también de unas Mesas muy desprotegidas, no tuvieron la misma suerte que las que inmortalizó con su cámara a finales de la década de 1880 Leopoldo Casiñol Faute, fotografías que muchos años después atrajeron la atención entre otros del arqueólogo municipal Manuel Esteve Guerrero que gestionó, consciente del valor de aquel hallazgo, su cesión a la ciudad de Jerez en 1944. Ramón Clavijo Provencio
Vacui
“-Padre, acabo de leer una novela” -mi hijo que es toda una caja de sorpresas-. Y una escena me ha hecho pensar”. Qué digo una caja, la catedral de Burgos de las sorpresas. Y yo me puse a la defensiva, es decir, indiferencia y a ver por dónde salía. En la novela el protagonista tiene que hacer una obra de arte para aprobar una asignatura, y se le ocurre entregar un lienzo en blanco, aunque acompañado de toda una tesis o principios artísticos en los que basa su obra, para que sean los espectadores los que completen el cuadro, es decir, lo pinten en su imaginación. “¡El negocio perfecto!”, padre. ¡Ese sí era ya mi hijo! Y… permanecí a la defensiva y a la expectativa. “Pues muy sencillo. Edito un libro de poemas con los títulos. Por ejemplo, “Amor”, “Tristeza”, “Besos”… y que sean los lectores los que vayan creando el poema. Incluso pueden hacerlo en pareja, en trío, en familia, en grupo de amigos… Una nueva forma de entender la Literatura. Infinitas posibilidades. ¡Hasta la IA podría intervenir! Y ya tengo hasta el nombre para este nuevo arte de hacer poemas: “Vacui”. El nombre le viene como anillo al dedo -le lanzo la ironía. “¡Qué comparación! -ahora el irónico era él-. Pero fundamentado en la teoría del horror vacui. He prescindido del horror, para dejar el vacío, la nada. Toda una incitación para que sea el lector quien cree su obra”. La mirada de satisfacción del genio debía parecerse mucho a la que me dirigió mi hijo. Yo había leído hace tiempo ‘Intento de escapada’ de Miguel Ángel Hernández, una excelente novela en la que se critica la manipulación del arte contemporáneo, pero no me acordaba de la escena que produjo en la cabeza de mi hijo ese choque interestelar, la conjunción planetaria, la llamada divina de la inspiración artística. Realmente, si de fraudes y timos de arte se trataba, su idea entraba de lleno en ese negro capítulo del arte moderno titulado “¿Cómo quedarse con el prójimo”, con el subtítulo “¿y cómo hacerse con un pastizal?” “Yo lo veo”, apostilló mi hija, que ya se relamía con su porcentaje del negocio. Te propongo que seas tú el primero en rellenar el libro. “Padre, nunca puede romperse la distancia entre creador, espectador y obra”. ¡Qué bien se había leído la novela el jodío! José López Romero
Reseñas
Medio sol amarillo
Chimamanda Ngozi Adichie. Random-House, 2007.
‘Medio sol amarillo’ toma su título de la bandera que será el emblema de Biafra, una región al sur de Nigeria que proclamó su independencia a consecuencia de las masacres sufridas por la etnia igbo. El relato se desarrolla antes, durante y después de la guerra civil y la hambruna que se desencadena entre los años 1960 y 1970. Sus protagonistas son dos hermanas gemelas, Olanna y Kainene, pertenecientes a una acomodada familia igbo. Olanna representa el mundo intelectual universitario, junto con su pareja Odenigbo, ambiente en el que se agita la guerra; y Kainene, el de los negocios. Personajes a los que se unirá el niño Ugwu, criado de Odenigbo. Una novela que expone en toda su crudeza las consecuencias de una guerra, agravada esta por el odio entre etnias. J.L.R.
Sangre en los estantes
Paco Camarasa. Austral, 2017.
Aunque ya existen en el mercado varios diccionarios e historias de la novela negra y todas sus variantes, subgéneros y denominaciones (caso, por ejemplo, el ‘Diccionario apasionado de la novela negra’ del excelente escritor Pierre Lemaitre), ‘Sangre en los estantes’, además de ser una historia por orden alfabético (muy sui generis) del género, tiene la particularidad e interés añadido de que su autor va diseminando, sobre todo al final de cada capítulo, el anecdotario de la que fue en su momento la única librería en España dedicada al género negro, de la que fue librero: ‘Negra y Criminal’, situada en una calle del barrio de la Barceloneta. Un repaso por los grandes y menos grandes nombres del género, y un homenaje a aquella librería que abrió sus puertas en diciembre de 2002 y cerró en octubre de 2015. J.L.R.
Wanted
Ignacio Arrabal. Rhode Island, 2024.
Es cada vez más interesante el periplo literario de este escritor sanluqueño. Si ya nos sorprendió gratamente con aquella tensa e inquietante novela de impecable estilo, ‘Los ofendidos’, ahora lo vuelve a hacer cambiando de tono y registro pero manteniendo el irrenunciable propósito de hacer literatura en estos tiempos tan poco propicios para ello, cosa de agradecer por los buenos lectores. Esta breve y nueva historia de paisajes desolados, persecuciones infinitas y soledad extrema, es más que un western singular y arrastra al lector a las entrañas de un relato intenso repleto de guiños a la buena literatura y de momentos no exentos de belleza. Sin duda ‘Wanted’, novela además agraciada con una portada espectacular de Alberto Belmonte, es una de las más interesantes novedades de estos últimos meses. R.C.P.
Hacia el Sur
Virginia Woolf. Itineraria Editorial, 2022.
Cuando lean ustedes estas líneas ya se podrá visitar en Jerez la exposición bibliográfica ‘Viajando hacia el sur’, un homenaje a los lectores amantes de la literatura viajera y que reivindica además el papel crucial que tuvieron los testimonios escritos de los viajeros y viajeras a lo largo del siglo XIX y primer tercio del XX, en la forja de la imagen de nuestro país en el exterior. Una de esas viajeras fue la escritora Virginia Woolf, que visitó España, y por supuesto Andalucía, hasta en tres ocasiones, algunas de ellas durante un largo periodo de tiempo, como en la que fue al encuentro del gran viajero británico Gerald Brenam en su refugio de la Alpujarra granadina. Todo ello lo recopiló en unas más que interesantes crónicas trasladadas al castellano tardíamente. Muy interesante. R.C.P.
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