Las edades del 'Tío Pepe'
González Byass presenta en Madrid su nueva colección de 'finos Palmas', cuatro joyas enológicas con crianza de entre 6 y 45 años marcados por su finura y elegancia
Los ‘Palmas’ son finos envejecidos, finos a la antigua usanza, que al igual que el palo cortado deben su nombre a las marcas de tiza con las que se clasifican los vinos durante la crianza en función de sus características y evolución.
En su libro ‘Jerez-Xerez-Sherry’, Manuel María González-Gordon, define ‘Palmas’ como “las denominaciones que se aplican a aquellos vinos finos de Jerez que se distinguen notablemente por su limpieza, finura y delicadeza en el aroma, y el número de palmas es proporcional a su grado de vejez”.
En los enigmáticos palos cortados, al trazo vertical de tiza con el se identifican los finos se cortaba con otro horizontal formando una cruz cuando el vino perdía el velo de flor durante su crianza biológica, mientras que en los ‘Palmas’, el trazo vertical adquiría forma de palmera conforme se añadían rayas oblicuas en su evolución desde el fino hacia el amontillado.
González Byass ha decidido recuperar esta tipología de vinos, prácticamente en desuso, con el lanzamiento de la ‘Colección Cuatro Palmas’, una edición limitada tras la minuciosa selección y clasificación de los mejores finos que se guardan como un tesoro en la bodega y que no estaban disponibles para el público hasta ahora.
Tras la presentación a principios de semana en Londres, donde críticos, sumilleres y profesionales del mundo del vino claudicaron ante la complejidad y fuerza de estas joyas enológicas, la firma bodeguera jerezana deslumbró ayer en Millesime 2011, el exclusivo salón gastronómico que se celebra en estos días en Madrid, con una cata de los cuatro finos –una, dos, tres y cuatro Palmas– de la nueva colección,
Horas antes del acto, responsables de González Byass buscaban con la organización de Millesime la forma de ampliar el aforo de la cata dado el interés desatado por la presentación de la gama de ‘finos palmas’, bautizada por el enólogo de la bodega y director de la cata de ayer, Antonio Flores, como “las edades del Tío Pepe”, con el que comparten origen estos finos envejecidos seis, ocho, diez y 45 años antes de ser embotellados para disfrute de los pocos afortunados que puedan degustarlos.
Expertos catadores y miembros de la familia González han catado más de 150 botas de las numerosas soleras de Tío Pepe en busca de los matices de los históricos ‘Palmas’ para el lanzamiento de la colección, de la que únicamente se comercializarán 225 cajas, de las que 160 corresponden a los dos primeros escalones de la gama, que según Flores son “finos puros”, mientras que del ‘tres Palmas’, un “fino amontillado” se han embotellado 40 cajas y las últimas 25 cajas son del ‘cuatro Palmas’, un “amontillado viejo” que la bodega había sacado a pasear ya en ocasiones excepcionales, entre ellas el último Salón de los Vinos Nobles (Vinoble), la anterior edición de Millesime o una cata celebrada en el Casino de Madrid.
Para la edición limitada de estos vinos, que se presentan en cajas de tres litros y en formato de media botella, la firma del ‘Tío Pepe’ ha rescatado de su archivo una etiqueta en tonos pastel de principios del siglo XX, explica Flores, quien subraya “la apuesta de la firma por Jerez y por la calidad”, que se plasma en los últimos años en el lanzamiento del ‘Tío Pepe en Rama’, los ‘Finos Palmas’ y que tendrá continuidad próximamente con algún vino dulce extraordinario.
‘Una Palma’. Botas seleccionadas de la 4ª criadera de fino amontillado. La mayoría, de más de 6 años de vejez, siguen cubiertas por una ligara capa de flor.
‘Dos Palmas’. Procedente de botas cuidadosamente seleccionadas en la 3ª criadera de fino amontillado. Muchas han perdido el velo de flor por su vejez, y solo una selección de las botas que aún maduran bajo flor, con 8 años de vejez aproximada, son marcadas para su seguimiento.
‘Tres Palmas’. Procedente de la solera de fino amontillado con más de 10 años de vejez. Solo algunas mantienen aún la flor a pesar de la escasez de nutrientes en el vino. Rareza que hace que el vino siga impregnándose del carácter de fino.
‘Cuatro Palmas’. Esta joya enológica procede de 6 botas que forman la Solera Museo que envejece en la bodega La Cuadrada. Este vino, con 45 años de vejez, es un extraordinario fino viejísimo, de muy limitada edición.
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