La zona rural, un feudo inexpugnable

elecciones andaluzas

El PSOE suele lograr en el Jerez rural el 20% de sus votos, un enclave que representa el 10% del censo

El PP solo ha logrado competir con los socialistas en los últimos años en las elecciones municipales

Irene García, ayer una reunión con alcaldes y representantes de las pedanías jerezanas.
Irene García, ayer una reunión con alcaldes y representantes de las pedanías jerezanas. / Miguel Ángel González

El PSOE jerezano tiene un seguro en la zona rural. Los votantes de los dos distritos censales que engloban a las siete pedanías, las 16 barriadas rurales y la quincena de pequeños diseminados del término municipal optan masivamente por la papeleta del partido del puño y de la rosa. No obstante, ese feudo se hace aún más inexpugnable en las convocatorias al Parlamento andaluz mientras que en los últimos años se ha debilitado en parte su fuerza en las municipales.

Hay un dato que atestigua la importancia del voto rural para los socialistas. Estos jerezanos representan el 10% del censo; en cambio, el PSOE suele obtener el 20% de la totalidad de sus votos gracias a esta zona, de ahí la importancia estratégica de actos como el protagonizado ayer por la secretaria provincial, Irene García, que se reunió en Guadalcacín con todos los alcaldes, secretarios del partido y portavoces socialistas de las juntas vecinales de las siete pedanías del término municipal.

En los 10 comicios autonómicos celebrados hasta ahora, el PSOE ha arrasado en los dos distritos del extrarradio. Ahora bien, en las últimas convocatorias se está apreciando una progresiva pérdida de respaldo puesto que a principios de los noventa el voto rural llegó a suponer para los socialistas el 30% de sus resultados en Jerez.

Sus ‘peores’ registros se produjeron en 2012, por cierto, uno de los dos únicos comicios autonómicos que el PSOE local ha perdido en la ciudad. Hace seis años, los socialistas obtuvieron 4.912 votos (el 57%) en el distrito nueve —en él están integradas casi todas las pedanías (Guadalcacín, La Barca, Estella, El Torno y San Isidro y Nueva Jarilla) así como barriadas rurales como Cuartillos, Torremelgarejo, Gibalbín y Mesas de Asta, entre otras— . En cambio, en el distrito 10 —donde está Torrecera, La Ina, Majarromaque o El Mojo-Baldío Gallardo, por citar algunas— se contabilizaron 925 sufragios, el 53,7% de las papeletas. Hay que tener en cuenta que en elecciones precedentes superó con holgura el 60% y más de 8.000 votos.

Sin embargo, desde 2004 se está produciendo un decrecimiento del respaldo al PSOE en este feudo. En aquellas elecciones, con Manuel Chaves aún de candidato a la presidencia de la Junta, los socialistas obtuvieron más de 7.300 votos y un 70% de respaldo, todo un hito. En cambio, en la última convocatoria, la de 2015, se quedó a tres papeletas de los 5.000 sufragios, uno de sus peores registros desde que se eligen parlamentarios andaluces.

Un PPque solo planta cara en municipales

El resto de partidos sabe que poco tiene que hacer frente al PSOE en una convocatoria andaluza en la zona rural. Ni siquiera en las elecciones de 2012, donde el PP se alzó con su única victoria en una convocatoria al legislativo andaluz, logró mejorar sus resultados en estos distritos —bajó en número de votos pero subió ligeramente en porcentaje debido a una menor participación—.

Mientras, en las elecciones de 2015 el PSOE solo perdió en una mesa, concretamente en la de Majarromaque, donde la candidatura liderada por Juanma Moreno (PP) fue la más votada frente a la de Susana Díaz. Es más, en nueve mesas el PP fue superado por Podemos, que en 2015 heredó de Izquierda Unida el tercer puesto en la zona rural, un lugar que había ostentado durante buena parte del actual periodo democrático.

El PP solo logra plantarle cara al PSOE en las elecciones municipales gracias a los resultados que obtiene en pedanías como La Barca o Estella, donde influye que tenga alcaldes ‘populares’.

Mientras, si se suman los votos obtenidos por Podemos e Izquierda Unida en los dos distritos rurales, la coalición sería la segunda fuerza más votada, con bastante diferencia, y restaría espacio al PSOE, aunque no peligraría su supremacía. Eso sí, las generales de 2016 mostraron que una suma de partidos no conlleva automáticamente una suma de votos.

En cuanto al resto de formaciones, solo el PA, durante la década de los noventa y con un Pedro Pacheco en sus mejores tiempos, pudo superar los 1.500 votos en la zona rural, aunque nunca sin hacerle demasiada sombra al poderío socialista. Finalmente, Ciudadanos tiene en el extrarradio un gran talón de Aquiles.

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