El año de los contratos indefinidos
Empleo
En 2022 se registraron 25.154 contrataciones sin fecha de caducidad, el 28,7% del total y cuatro veces más que el ejercicio anterior
Las temporales, por contra, se dejan un 35% con 62.584 altas en el conjunto del año
La contratación indefinida se dispara a cifras récord en Jerez
La reforma laboral ha cambiado por completo el escenario de la contratación en Jerez en su primer año de aplicación, marcado por la mayor estabilidad del empleo –aunque con algunos matices–, claro que acompañada de una menor rotación. La nueva norma ha sido el detonante de la explosión de los contratos que no llevan incorporada fecha de caducidad en el que puede considerarse el año de los indefinidos, con cifras nunca antes conocidas para este tipo de altas laborales.
Durante todo el 2022 se firmaron en Jerez 87.738 contratos, de los que 25.154 fueron indefinidos, el 28,7% del total del municipio. Son cuatro veces más que los 6.164 registrados un año antes y que apenas representan el 6% del total de 2021, que en este caso rozó los 103.000 contratos (102.291 para ser exactos).
Los 25.154 contratos del último ejercicio arrasan con el anterior máximo histórico anual, precisamente el de 2021, tras un incremento del 408% que será difícil superar por el enfriamiento del crecimiento económico, y del empleo, que vaticinan los expertos para el presente ejercicio.
En abril, coincidiendo con el fin del periodo transitorio establecido por el Gobierno central para facilitar la adaptación de las empresas a la reforma laboral, se alcanzó el máximo anual de esta tipología de contratos, además del récord absoluto en un solo mes, con 3.199 indefinidos, más del doble que los 1.399 alcanzados en noviembre de 2021, cuando por primera vez se logró rebasar el millar de este tipo de contratos en la ciudad.
En función de los datos publicados por el Ministerio de Trabajo y Economía Social, en el último año se firmaron 2.096 contratos indefinidos de media mensual frente a los 514 del ejercicio anterior.
Y en el reparto por sexos, los hombres salen beneficiados con 15.193 contratos indefinidos, que representan seis de cada diez suscritos durante 2022, es decir, el 60% y cerca de siete décimas por encima del resultado del año anterior, cuando se registraron 3.284 altas indefinidas en los hombres.
El crecimiento exponencial de las contrataciones indefinidas propiciado por la reforma laboral se produce a costa de los temporales, cuya merma se plasma también en un descenso considerable en el volumen de la contratación total en el municipio.
No en vano, la reforma fue concebida como un mecanismo para poner cerco a la alta estacionalidad del empleo, al menos de cara a la galería, ya que muchos de los contratos temporales que antes llenaban las estadísticas oficiales han sido sustituidos por los fijos discontinuos y las contrataciones a tiempo parcial, que no dejan de ser una prolongación de la temporalidad con alguna mejora, aunque leve, a efectos de cotización para los trabajadores.
Las comparaciones siempre son odiosas, más si cabe cuando el punto de partida nada tiene que ver con el escenario actual. Los datos a partir de este mes de enero ofrecerán una aproximación más acorde a la nueva realidad del mercado laboral jerezano, sin la distorsión del contraste entre los datos del antes y el después de la reforma que condicionan el análisis de la evolución en el último año, el del despegue de los contratos indefinidos y el desplome de los temporales. Aún así, los datos hay que ponerlos en cuarentena, al menos hasta abril, ya que el primer trimestre del año pasado se corresponde con el periodo de transición previsto en la reforma para facilitar la adaptación de las empresas a la nueva norma.
Si 2022 fue el año de los indefinidos, también lo fue del derrumbe de los temporales, que a diferencia de los primeros experimentan una caída en el último ejercicio del 34,9%, desde los 96.127 registrados en 2021 a los 62.584 con los que se cerró 2022. En números redondos, la bajada es de 33.543 contrataciones, ocho mil más que el total de indefinidas del año.
El trasvase de temporales a indefinidos se traduce en una pérdida de 14.553 contratos en el total de un año para otro, de cerca de 103.000 a 87.738, que en términos relativos equivale a una caída del 14,2%. Salvando 2020, el año del estallido de la pandemia en el que las contrataciones de todo el ejercicio se hundieron al entorno de las 76.500, la cifra del año pasado es la menor desde 2012, que se saldó por debajo de las 85.000 totales, entre fijas y temporales, en pleno desplome a causa de la anterior crisis financiera.
Diciembre, más de lo mismo
El mes de diciembre no difiere mucho del resto del año: fuerte aumento de los contratos indefinidos y pronunciado descenso de los temporales, que redundan en una caída mensual del 9,52% en el total de 5.743 contrataciones, para las que la campaña de Navidad pasó casi desapercibida tras las 6.347 altas registradas en noviembre. La bajada interanual del último mes del año se eleva hasta el 36,85%, toda vez que en diciembre del ejercicio anterior se rozaron los 9.100 contratos.
1.509 de los contratos de diciembre fueron indefinidos frente a los 4.234 temporales, lo que supone una caída mensual del 33% de los primeros, que pierden 745 altas, y un aumento del 3,44% de los segundos, que ganan 141.
Las tornas cambian en el último año de un diciembre para otro, ya que los indefinidos crecen en más de un millar tras un incremento del 348,5%, mientras que los temporales bajan un 50%, que en su caso supone la pérdida de más de 4.000 contrataciones.
La caída salpica a todas las actividades productivas, entre las que destacan, para mal, la construcción, que pierde en el último más de un centenar de contratos (-22,93%), y la agricultura, que se deja más de 150 contratos en el mismo periodo (-20,87%).
La industria, por su parte, registra una treintena menos de contrataciones en diciembre (-8,22%), mientras que los servicios, el sector con mayor estacionalidad de todos, sufre la mayor merma en volumen, en concreto 305 contratos menos (-6,46%).
Agricultura y construcción también se llevan la palma en el último año, aunque intercambian posiciones, con una pérdida de 448 contratos en la actividad agraria (-47.34%) y de 229 en el sector del ladrillo (-37,41%).
Los servicios, cerca del derrumbe en términos relativos de la construcción, se dejan nada menos que 2.460 en la comparativa de diciembre del año pasado con el mismo mes del ejercicio anterior (-35.77%).
Cierra el cuadro la industria, la que mejor aguanta el tipo dentro de los malo, con 144 contratos menos (-28,12%).
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