Gastronomía
'Croqueteando' por Jerez

Empresas de Jerez se unen para construir un molino en una aldea de Burundi

Seis empresas de Jerez, una de Chiclana y otra de Medina colaboran con la Asociación Solidaria Universitaria para construir un molino automático para moler cereal en una de las zonas más pobres del mundo

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Imagen de la comunidad de Ndava, donde se está construyendo un molino automático.

Burundi es un pequeño país situado en la región de los grandes lagos en África Oriental. En las últimas décadas, ha sufrido diversas guerras civiles, genocidios, golpes de estado, hambrunas y una importante sobrepoblación. Todo esto ha provocado que, desde hace años, Burundi sea el país más pobre del mundo.

La Asociación Solidaria Universitaria (ASU) lleva 17 años realizando proyectos en Burundi. Gracias a un estudio exhaustivo en el terreno, y en colaboración con su contraparte local (el rector de la Universidad de Ngozi, el padre Apollinaire Bagayimbaga), se detectaron numerosas necesidades fundamentales sin cubrir en la colina de Ndava

La colina de Ndava es una de las más pobres y subdesarrolladas del país, y se caracteriza por una economía de subsistencia en un entorno rural, agravada además por una situación de aislamiento dentro de Burundi que viene motivada principalmente por la ausencia de vías de comunicación de calidad con los principales centros económicos del país. Es decir, se trata de una de las zonas más pobres del país más pobre del mundo, o, dicho en otras palabras más crudas, de la “miseria dentro de la miseria”.

Es ahí, en Ndava donde gracias a empresas jerezanas se va a mejorar considerablemente la calidad de vida con la construcción de un molino automático. José Manuel Martín detalla que en Ndava “hay mucho arroz, trigo, yuca... pero no había un sistema automático para moler el grano. Lo que tienen es un mortero y las mujeres y los niños son los que durante horas trabajan en moler esos granos. Además del tiempo, se pierde mucho grano, da una harina de baja calidad...”. Con el nuevo molino automático, los agricultores pasarán de estar una media de tres horas al día moliendo a realizar el mismo trabajo a un minuto. 

Un niño muele cereal en un mortero rústico.

El proyecto ‘Molamos juntos. Moliendo para el desarrollo de Burundi’ es “un proyecto de emprendimiento social porque no es darles el pan, sino la herramienta. Y no sólo eso, sino que va a generar unos pequeños recursos, porque para moler se va a pagar una ayuda simbólica (canon especialmente estudiado para que sea asumible) que va a permitir financiar otros proyectos. Es una gota que genera muchas ondas”, explica Martín. “Fíjate, esos niños que ahora no tendrán que moler en un mortero a mano podrán acudir esas tres horas al colegio. Es que son cosas muy básicas”, añade, quien avanza que el molino podrá estar en funcionamiento a final de año. 

“Se podrán beneficiar 5.000 familias, lo que supone unas 30.000 personas directas. Me parece un proyecto muy bonito y como Jerez es una zona muy agroalimentaria pensé en sacarlo adelante con empresas de la zona. Ha habido mucha generosidad”, subraya el jerezano, quien agradece la colaboración de las empresas Williams & Humbert, Solera Motor, Legumbres La Pedriza, De Luque, González Byass, la Fundación Manolo Maestre, Aromas de Medina y Montesierra. 

La educación y sanidad son pilares fundamentales de la actuación de la ONG en Burundi. Mediante la construcción de una escuela, un centro materno-infantil, la donación de medicamentos y utensilios médicos y la organización de diferentes campañas sanitarias por parte de sus voluntarios, la asociación ha contribuido durante estos años a brindar unos mínimos servicios básicos a la comunidad local. “Es el primer molino que hacemos y la idea es replicarla. A lo mejor podemos montar otro en una población cercana. Nos gustaría reproducirlo porque da de lleno en una gran necesidad”, subraya Martín. 

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