Un equipo llamado clase
Acontecimientos en los centros escolares. Puede que no exista mejor ocasión para fomentar el concepto de equipo entre el alumnado de cada aula y facilitar la adaptación.
SOn muchos los acontecimientos que se celebran cada año en los centros escolares. Son actos que aunque en ocasiones se viven con intensidad, la mayoría de las veces pasan escurridizamente entre alguna semana del calendario escolar. Sin embargo, no existe probablemente mejor ocasión, que estos días de celebración, para fomentar el concepto de equipo entre los alumnos de cada aula, facilitar la adaptación de los estudiantes con respecto a su clase y al centro escolar y sobre todo, estimular el sentimiento de orgullo y admiración personal de cada miembro de ese equipo llamado clase.
Al igual que el psicólogo que trabaja en equipos de diferentes disciplinas deportivas, codo a codo con el entrenador para conseguir la excelencia en el rendimiento, el psicólogo del colegio ha de trabajar codo a codo con el tutor de cada curso para conseguir el máximo rendimiento de su equipo.
Para ello, el primer paso será ganar la confianza del equipo, hay que transmitir credibilidad al grupo. Obviamente no se gana credibilidad sin sinceridad. Resulta sencillo hacer un ejercicio de sinceridad en un momento determinado, pero cuando la sinceridad cobra especial importancia, es cuando se muestra como un valor estable, manteniéndose a lo largo del tiempo, a lo largo de todo el tiempo que requiere el curso académico. Esta sinceridad se encuentra íntimamente relacionada con la implicación con el equipo. Resulta también muy importante en este sentido dejar claro al grupo, que no hay otro interés secundario sino el de ayudar a mejorar el rendimiento del equipo. Otros aspectos que se han mostrado efectivos en la transmisión de credibilidad al alumnado, es el dominio del conocimiento sobre la disciplina que se imparte, la corrección en el lenguaje y la habilidad para comunicar, el optimismo frente a los resultados y la seriedad y responsabilidad en el trabajo.
Todo esto puede, sobre todo al docente experto, parecer un exceso de trabajo que lleve inevitablemente al agotamiento laboral. Sin embargo, puede éste estar seguro, que invertir en credibilidad no sólo no es un desgaste sino que facilitará tremendamente la labor docente, mejorando el rendimiento tanto del grupo en curso como incluso el de años posteriores, que probablemente llegaran con una actitud positiva frente a un profesor considerado competente.
Conseguido un buen clima de trabajo con el equipo, tanto el entrenador como el psicólogo tendrán que hacer tareas muy distintas, pero tanto las unas como las otras, podrán desarrollarse a nivel colectivo o a nivel individual.
Mientras que el entrenador puede hacer pruebas de rendimiento a todo el grupo, que tienen que ver con los conocimientos adquiridos por el alumno en una disciplina específica; el psicólogo habrá de centrarse en evaluar las habilidades del grupo para adquirir nuevos conocimientos. Una adecuada valoración psicológica habrá de incluir aspectos propios de la inteligencia, pero también aspectos emocionales, contextuales y conductuales.
El trabajo tanto del entrenador o tutor como del psicólogo, debe realizarse también de forma individual, trabajando específicamente con las necesidades concretas de cada miembro del equipo.
Por último, una breve referencia a la familia, que no por breve de menor importancia, ya que la implicación familiar es fundamental en el apoyo y estímulo de la motivación de todo el equipo, si el equipo funciona bien, cada jugador podrá funcionar bien. Parafraseando el lenguaje futbolístico, la familia es el jugador número trece y los eventos académicos o escolares, son una excelente oportunidad para participar y demostrar el apoyo a su equipo.
También te puede interesar
Lo último
Contenido ofrecido por FSIE