“En la Feria de Jerez tiene que haber flamenco, pero también hay sitio para otras músicas”
Hostelería de Jerez cree que, más que al estilo musical, “habría que dar más caña” al volumen
“Si a mí me gustan los chicharrones pero me piden chocos...”, esgrime la asociación, partidaria de buscar un equilibrio entre las tradiciones y las nuevas tendencias
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El presidente de la Asociación Hostelería de Jerez, Alfredo Carrasco, no tiene nada que objetar al balance municipal sobre la edición de este año de la Feria del Caballo, que se resume en una mayor afluencia de público y el inicio del camino para la recuperación de la esencia de esta fiesta.
La mayor afluencia, sobre todo el primer fin de semana y el lunes festivo, mientras que en la recta final cree que ha hecho algo de mella el calor, se constata en el resultado de una encuesta realizada entre sus asociados sin presencia en la Feria, unos sesenta, de los que todos, salvo dos o tres, admiten que han mejorado sus ventas.
Curiosamente, la asociación de Jerez ha realizado un segundo sondeo, en este caso entre los hosteleros de Feria, en la que todos los encuestados menos uno aseguran que no han notado ninguna mejora en los servicios, entre los que Carrasco hace especial hincapié en su reivindicación de la necesidad de adelantar el enganche de luz a las casetas para evitar problemas de reparto de los proveedores, sobre todo de perecederos. “Hasta que no se den cuenta de lo importante que es, no se solucionará”.
En cuanto a la recuperación de la esencia de la Feria a la que aludió la alcaldesa, María José García-Pelayo, el responsable hostelero matiza, no obstante, que habría que buscar un equilibrio entre las señas de identidad que hay que preservar y las nuevas tendencias acordes con el cambio que ha experimentado la sociedad jerezana.
Básicamente, el responsable hostelero se refiere al debate sobre la música que debe sonar en las casetas, en la que si bien defiende que el “el flamenco -se entiende que el estilo aflamencado que incluye también sevillanas y rumbas- tiene que estar bien representado en la Feria, pero también puede haber sitio para otras músicas”.
Y lo explica: “La Feria de Jerez es completamente diferente a la de Sevilla, donde todo el mundo baila sevillanas, pero aquí hay un gran porcentaje de jóvenes que no bailan sevillanas, mientras que el flamenco es un espectáculo y no todo el mundo puede dar una pataíta, por lo que hay que dar alternativas para que la gente participe”, a lo que añade que “pongamos que a mí me gustan los chicharrones, pero la gente pide chocos fritos, por lo que tendré que tener chocos fritos”.
Para el presidente de Hostelería de Jerez, el problema de fondo que ha derivado en la proliferación de casetas-discotecas, “más que el tipo de música, el problema es el volumen” al que se reproduce y al que considera que “habría que dar más caña”, ya que “si una caseta se excede en la potencia de la música, la de al lado la pone más fuerte, y así en cadena”.
Pese a la menor afluencia en los últimos días, Carrasco rechaza de plano cambiar el actual formato de sábado a sábado de la Feria del Caballo en contra de la decisión aprobada en Sevilla tras una consulta popular, ya que “se correría el riesgo de que se concentre todo en un fin de semana, mientras que de esta forma, el primer fin de semana es más de los jerezanos y el último, se recibe la visita de multitud de personas de otras poblaciones de la provincia”.
Carrasco también se muestra en contra de las trabas al libre acceso en algunas casetas, entre ellas las que exigían tener reserva de mesa para acceder al interior, apartado éste que considera un arma de doble filo, según el uso que se haga de estas reservas y el momento. En su caso, explica, “el que quiera reservar tiene que estar a las dos de la tarde, pues entiendo que el que entre en la caseta siempre tiene que tener la posibilidad de hacerse un hueco en la barra o en mesas altas”.
En cuanto a los precios, el responsable hostelero asegura que “todo es relativo, porque lo barato puede salir caro y lo caro, barato. Hay mucha variedad de todo, calidad, servicio… y creo que en la Feria hay precios para todos los bolsillos, pero lo que se paga no es caro si se tiene en cuenta la inversión y el riesgo que asume el hostelero”.
También defiende la obligatoriedad de que todas las casetas tengan cocina, sin entrar en el tipo de comida que sirven, que puede ser más elaborado o basada en montaditos, tortillas y productos más asequibles. Y aboga por modificar las ordenanzas en cuestión de horarios de las casetas, apartado en el que considera que se han quedado obsoletas y en el que habría que ser más flexibles, pues la norma establece que deben estar abiertas entre la una de la tarde y la cinco de la madrugada, horario que considera excesivo.
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