Las fiestas de la Bulería de 1975 y 1984, las últimas grandes suspensiones

No ha sido muy habitual a lo largo de la historia del flamenco en Jerez, que un acontecimiento como Los Viernes Flamencos se suspenda de golpe y porrazo. Es más, si echamos la vista atrás, pocas veces ha ocurrido en la ciudad una situación similar. Ni tan siquiera con fatídicos acontecimientos, como ocurriera precisamente en la Fiesta de la Bulería de 1981, con el repentino fallecimiento de Fernando Terremoto.

Sólo en dos ocasiones, y ambas con la Fiesta de la Bulería, los jerezanos han vivido alguna situación similar, aunque ni mucho menos dos horas antes de la celebración del mismo, como ocurrió el pasado viernes.

Una de ellas fue en 1975, cuando la Cátedra de Flamencología, creadora y entonces organizadora de este evento, decidiera aplazar y en principio suspender (aunque luego gracias al Ayuntamiento, concretamente a Cantos Ropero, se celebró). A pesar de la fortaleza del cartel, con Camarón de la Isla, Farruco, ‘Rancapino’, José Vargas ‘El Mono’, El Borrico y el Viejo Agujetas a los que acompañaría Parrilla de Jerez, la cita no consiguió captar la atención del público. En un principio se achacó a la coincidencia con la final de la Copa del Generalísimo que disputaban el Real Madrid y el Real Betis, y posteriormente, tras ser aplazado unos días, a la escasez de venta de entradas.

El otro gran aplazamiento de un evento de este calibre sucedió en 1984, de nuevo con la Fiesta de la Bulería. Esta vez fueron las desavenencias con el entonces presidente de la Cátedra de Flamencología, Juan de la Plata, con el Ayuntamiento y Diputación.

A pesar de presentarse la edición y anunciar oficialmente el cartel anunciador, con Tía Anica ‘La Piriñaca’, La Paquera, Manuel Soto ‘El Sordera’, María Soleá, José Mercé, El Nano de Jerez, Alonso ‘El Pili’, Eduardo Méndez, El Garbanzo, Fernando Torre, El Mondi, Mateo Soleá, Antonio Méndez y José Méndez, la cita nunca se llegó a celebrar, en lo que supuso, porque además se rendía homenaje a Tía Anica La Piriñaca, un duro golpe para los aficionados al flamenco.