La 'gran familia' de la Caja
Antiguos empleados se vuelcan en obras sociales con la gestión de los fondos de pensiones "Queremos devolver a la sociedad lo que ésta nos ha dado"
Han pasado su existencia entre números en sus cabezas. Dedicados años y años a lo que mejor saben hacer. Conocen al dedillo el mundo financiero. Manejan con facilidad los términos de préstamo, apuntes contables, entregas a cuenta y toda esa jerga propia del ahora denostado empleado de banca. Y ahora, mucho tiempo después, cuando la jubilación les ha llegado, se han propuesto sacar sano provecho a todos sus conocimientos. Son los hombres y mujeres de la Asociación de antiguos empleados de la Caja de Ahorros de Jerez, San Fernando y Cajasol, la Asociación 2034, el código de clave bancaria que la entidad fundada en 1834 poseía en el Banco de España.
La Caja siempre ha sido una gran familia. Sobre todo, cuando mandanba don Jesús, al que muchos de sus ex empleados pondrían sobre un altar. Además, las relaciones entre sus empleados eran dignas de ejemplo y solidarias. Una forma especial de ver y actuar en la vida a través de sus trabajos en la Caja. Juntos vivieron los grandes momentos y las peores vicisitudes, cuando después de la fusión de la entidad con la Caja de San Fernando, un centenar de empleados acudían a trabajar un día sí y otro también a bordo de un autobús hasta la central de Sevilla.
Aquello ocurrió en 1993; fue entonces cuando los empleados se conjuraron con la idea clara de potenciar la entidad de ahorro. Esto les convirtió en pioneros de muchas iniciativas en el sector de las cajas de ahorros del país. Y entre muchas de esas actuaciones, los trabajadores fueron formados en profundidad en materia de previsión social. Ahora, ya jubilados, quieren ellos dar el paso devolviendo a la sociedad parte de todo lo que ésta les ha dado al depositar durante años y años su confianza en unas pequeñas oficinas que, con el tiempo, se hicieron grandes y más grandes.
Así nació la Asociación 2034, que capitanea un grupo de entusiastas antiguos empleados, ya jubilados, bajo la batuta de su presidente Álvaro de la Calle Romero y la portentosa cabeza de Juan Apresa Ruiz, vocal de la asociación y responsable de la comisión de control del fondo de pensiones, y donde hoy día cierran filas un total de 290 ex empleados que abonan una cuota mínima anual de 24 euros.
Las intenciones son claras: La asociación, cuya fundación se remonta a 2010, persigue la defensa de los intereses de sus asociados y tener presencia en los órganos futuros: la fundación Cajasol en su momento y en su actual 'paraguas' financiero, Caixabank. El colectivo también se propone la formación continuada de sus socios, mantener esa convivencia social y cultural que de siempre caracterizó a la Caja o dar respuesta y asesoramiento a los problemas que se deriven de la jubilación de sus asociados, todo ello de forma gratuita.
Hace ahora tres años, se produce un hecho inesperado: La Caixa comunica que sólo estará comprometida con los fondos de pensiones de los empleados con los que mantenía compromisos por pensiones suscritos con la entidad. Esta decisión deja en el más absoluto desamparo a más de mil empleados que se encontraban acogidos a los planes de pensiones como partícipes en suspenso. Y desaparece una figura principal, el promotor del plan. Ante este problema, el colectivo no se cruzó de brazos. "Juan Apresa me explicó -manifiesta De la Calle- que la asociación podría contar con su propio fondo de pensiones, nuestra propia comisión de control y demás y, sin más, nos embarcamos en esa aventura".
Iniciaron entonces la creación de un plan y fondo de pensiones del sistema Asociado, una fórmula trasladable a cualquier otro colectivo o asociación profesional, que se ha convertido en un auténtico éxito. De tal suerte que es, ahora, la propia asociación la que realiza las labores de comercialización del mismo de la mano de la Entidad Gestora Vidacaixa. A día de hoy, el saldo del que dispone la asociación se eleva a unos 33,5 millones de euros desde el año de su creación, en 2012, beneficiado por unos golosos porcentajes de rentabilidad que en dos años y medio superan el 20% con un exhaustivo control de las inversiones y el riesgo de las mismas
De manera paralela, la Asociación 2034 consiguió llegar a acuerdos con su entidad gestora (Caser inicialmente y ahora, Vida Caixa) que le permitió la reducción de determinadas comisiones de los fondos de pensiones sobre el patrimonio. En el caso de la asociación, el porcentaje es del 0,27 por cien, de cuyo importe les retroceden una cantidad equivalente al 0,07% que se destina anualmente a la entrega de obras benéficas y sociales, muy en la línea también de los fines que siempre persiguió la entidad. Esta es, en fin, la forma en la que los antiguos empleados de la Caja tratan de devolver a los jerezanos esa confianza que hizo de la institución una de las más emblemáticas de la región.
Los criterios de distribución son muy claros: El 80 por ciento de esa cantidad se destina a obras sociales y benéficas y, de esa cifra, ese mismo porcentaje se dedica a obras sociales comprendidas dentro de su ámbito de actuación. Es el caso de Cáritas, el comedor de El Salvador, el Hogar de San Juan, el economato de Juan Grande y una larga lista de onegés. Y el restante 20% se dedica a ayudas que entran fuera de su ámbito geográfico. Así, la asociación ha hecho posible operaciones quirúrgicas de niños en Nicaragua o Paraguay o la creación de una escuela en Mozambique a cargo de Siloé. Y otro 20% de los fondos se destina a un fondo de reservas en prevención de posibles contingencias durante el año.
Entretanto, en la pequeña oficina que la asociación mantiene abierta en el número 7 de la calle Santísimo Cristo de la Defensión, junto al complejo de Divina Pastora, las consultas se acumulan. Abarcan desde una simple pregunta sobre un plan de pensiones hasta una tramitación por una pensión de viudedad. Junto al presidente Álvaro de la Calle y Juan Apresa, componen la directiva Juan María Vaca (secretario), José Agar (tesorero), Rafael Higuera (vicepresidente) y nueve vocalías más que recaen sobre Francisco Díaz Álvarez, José Manuel Guerrero, Jesús Jurado, Isabel Rivas, José Solano, Emilio González-Santos, Eduardo García, Gregorio Sánchez y Rafael Cotrino.
En boca del propio Juan Apresa, la situación actual es de "absoluta consolidación". La asociación ha vuelto a llamar a sus asociados a una próxima asamblea, el 17 de marzo, donde se expondrán nuevas iniciativas, la distribución de las ayudas y nuevos servicios y productos para este verano.
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