Los guardianes de una especie

El lince ibérico, emblema de la fauna ibérica y una de las especies más amenazadas del planeta, comienza a recuperarse gracias a la labor que se lleva a cabo, entre otros lugares, en el Zoo de Jerez

Íñigo Sánchez García, biólogo conservador del Zoológico de Jerez, junto a un cartel del lince.
Jorge Miró / Jerez

03 de enero 2010 - 01:00

El lince ibérico es la joya de la corona de nuestra fauna ya que, de hecho, es una especie endémica de la península ibérica. Sin embargo, este hecho no ha evitado que, actualmente, sea una de las especies más amenazadas del planeta. De hecho, en 1960 se calculaba que había en libertad unos 5.000 ejemplares repartidos por Andalucía, Extremadura, Castilla La Mancha, Comunidad de Madrid, Castilla y León y el Algarve portugués. Hoy, 40 años después, solamente quedan en libertad unos 250, repartidos entre Doñana y Sierra Morena. Por este motivo, el lince fue declarado en 1986 especie en peligro por el centro de seguimiento de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN en sus siglas en inglés) hasta 2002, cuando cambió a una categoría de mayor amenaza: en peligro crítico.

Pero, ¿cómo se ha llegado a este punto? Varios han sido los motivos: por un lado, la mortalidad inducida por el hombre (caza ilegal, atropellos, envenenamientos...). Por otro, la fragmentación de su hábitat, que produce que las poblaciones se vayan aislando y, poco a poco, desapareciendo. Pero lo que verdaderamente afectó al lince fue la escasez de su alimento básico: el conejo. Los agricultores, perjudicados por las grandes poblaciones que afectaban a sus cosechas, introdujeron una enfermedad para reducir su población, la Mixomatosis, que provocó un descenso de la población de conejos del 80%. El lince, al ser un especialista en la caza de estos animales, tuvo que emigrar de sus zonas para buscar su alimento, lo que provocó su aislamiento y, en muchos casos, que muriera atropellado en las carreteras. Muchos, simplemente, morían de hambre. En los años 90, otra enfermedad introducida por el hombre, la Neumonía vírica, terminó de darle la puntilla al lince.

Pero, a pesar de todo, el lince aún no está perdido. Gracias a diversos programas y proyectos, poco a poco la población, tanto en cautividad como en libertad, está creciendo. Y ahí tiene mucho que decir el Zoobotánico de Jerez y el biólogo Íñigo Sánchez García. Y es que, las instalaciones de Tempul acogieron en su día a los primeros cachorros del Programa de Cría del lince ibérico, que formalmente comenzó en el año 2002, siendo Íñigo por aquel entonces su coordinador . Pero un año antes, en 2001, ya había llegado a las instalaciones del Zoo un cachorro de lince, Esperanza, que fue encontrada en Doñana a punto de morir. Como por entonces el Zoológico albergaba el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS), se decidió que Esperanza llegara a las instalaciones jerezanas para que se recuperara.

Ya en 2002, con el programa en marcha, llegaron otros dos cachorros hembras, uno procedente de Doñana y otro de Sierra Morena: Aura y Saliaga. Un año después, llegó Fran, un macho capturado con problemas en una pata. Estos animales pasaron una primera fase de estabilización y crianza en el Zoo. "Cuando llegan -relata Íñigo- primero están en una zona separados del resto de los linces por si traen alguna enfermedad. Se les hace un chequeo a fondo, no el primer día que llegan, ya que el estrés que traen es muy grande, pero si tras varios. Después, cuando se comprueba que están bien y que están limpios, se les mete en las instalaciones con el resto. Ahí ya lo que se hace es mantenerlos aislados, tanto del público como del personal del zoo -solo entran dos cuidadores en su área para darles de comer y limpiar sus jaulas-. Se procura que se mantengan lo más salvajes posible para que cuando se reintroduzcan en su hábitat sigan siendo ariscos y huyan del hombre". Estas dos hembras, Aura y Saliaga, pasaron de Jerez al centro de recuperación que existe en Doñana, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, que tiene muchos más medios, tanto técnicos como humanos.

Íñigo señala que "al principio, nuestra participación fue muy importante, porque los primeros cachorros del programa los tuvimos nosotros y fuimos los que tiramos del carro y los que organizamos y coordinamos el programa". Cuando el programa de cría fue cogiendo más entidad, el Ministerio nombró a un director del programa ex situ (recuperación del lince fuera de su hábitat), que es Astrid Vargas, que está dirigiendo el centro de Doñana y coordinando también los de La Olivilla (Jaén), El Acebuche (Huelva) y Jerez, que es un centro asociado y que mantiene en la actualidad a cuatro linces: Esparto, Viznaga, Artemisa y Fran.

A día de hoy, el plan de cría lo forman 67 linces, de los cuales, cerca de la mitad han nacido en cautividad. La estrategia que se está llevando ahora es que a medida que vaya creciendo la población, se vayan creando nuevos centros de cría. Así, además de los de El Acebuche y La Olivilla, se está construyendo uno en Granadillas (Cáceres) y se construirá otro en Castilla La Mancha. Con estos, posiblemente haya un numero suficiente de centros para mantener un número de ejemplares elevado, unos 80 en cautividad, que es lo que se necesita para mantener un mínimo de variabilidad genética en el programa. Además, a estos centros españoles se le une el nuevo centro de cautividad de Silves, en el Algarve portugués, que está recibiendo linces procedentes de los centros españoles con la intención de que, en un futuro, la especie pueda reintroducirse en el país luso 30 años después de su desaparición. De hecho, el primer animal que llegó a este centro fue una hembra del Zoo de Jerez, Azahara.

Pero aquí no queda la cosa. Ahora se está empezando a entarar en la siguiente fase del programa, que se ha adelantado dos años sobre las previsiones, que es empezar a introducir animales en las zonas donde han ido desapareciendo en los últimos años. Así, la Junta de Andalucía ha habilitado dos zonas en Córdoba y Jaén, Guadalmellato y Guarrizas, que están cerca de la población que queda en Sierra Morena, ya que lo que se pretende es que pueda ir extendiéndose la población por esta zona. De hecho, ya el pasado 14 de diciembre se procedió a la suelta de dos linces en Guadalmellato, adelantándose en unos meses un proceso que estaba previsto que se realizara en 2010.

Según Íñigo, "la idea es que otras comunidades autónomas vayan tomando ejemplo, porque hay varias que van muy retrasadas en cuanto a preparar zonas para la reintroducción, ya sea porque hay poca población de conejos, porque haya que hacer convenios con fincas, concienciar a la población local... Eso en Andalucía lo llevamos haciendo años, pero otras comunidades en las que el lince desapareció hace poco como Extremadura, Castilla La Mancha o Portugal van más retrasadas en ese aspecto, y lo que se intenta es empujarlas un poco para que cada comunidad prepare una zona para que los animales puedan ser reintroducidos".

Aún queda mucho camino por recorrer para que la población de linces vuelva a ser lo que fue antaño, pero, sin duda, se abre ahora un futuro esperanzador para este magistral felino.

250

No hay comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último