El comercio de Cerrón y Santa María reza para "que no levanten las aceras"
Guerra del adoquín
Suplica al Ayuntamiento que suspenda las obras hasta Reyes y restablezca el transporte público para salvar la campaña de Navidad
Lo contrario “sería la puntilla para el sector”, aseguran los afectados
“Estábamos mentalizados para aguantar las obras cuatro meses, pero ya van por seis meses y encima se ha unido el Covid”. La desesperación hace mella en los comerciantes del eje viario Corredera-Esteve-Santa María-Cerrón, que ven cómo pasan los días sin que se atiendan sus reivindicaciones, más bien súplicas, para que les dejen aprovechar el tirón de la Navidad sin más obstáculos de los que ya representa la paralización del proyecto de pavimentado de las calles por el conflicto del adoquín que enfrenta a Junta y Ayuntamiento.
Tras la reapertura provisional al tráfico de Corredera y Esteve, sólo para propietarios de garajes y acceso a los parkings subterráneos, las obras de mejora de las redes de saneamiento se extienden por Santa María y Cerrón, cerradas al tráfico en estos días y donde está previsto que los trabajos se prolonguen hasta mediados de octubre, siempre y cuando el gobierno local, como demanda el sector, acceda a esperar hasta después de Reyes para levantar las aceras.
La orden de paralización de la Junta, recurrida en los juzgados por el Ayuntamiento, solo afecta al pavimento de la calzada –la primera está a favor del adoquinado y el segundo, del asfaltado–, no así al acerado, por lo que los comerciantes de Santa María y Cerrón rezan para que, una vez concluya la renovación de las redes de saneamiento, se haga un paréntesis durante la campaña navideña a fin de reabrir ambas calles al tráfico para permitir el paso en exclusiva de vehículos del servicio público de transporte de viajeros.
“Nuestra petición es que no toquen el acerado en Cerrón y Santa María hasta después de Reyes y que restablezcan las paradas de autobuses y taxis en Corredera y Esteve los meses de noviembre y diciembre, pues llevamos seis meses de castigo y, por poco usuarios del transporte público que haya, es fundamental para poder mantener abiertos los negocios”, señala Nela García, presidenta de Acoje –asociación de comerciantes del centro de Jerez– y miembro de la plataforma de afectados por las obras de este eje viario, que la víspera anunció la reanudación de las concentraciones de protesta para reclamar una solución. De momento, el colectivo no ha tenido respuesta a los escritos dirigidos a Alcaldía y a Urbanismo con esta reivindicación.
Entre las obras y el Covid, tanto monta, hasta la fecha se habían cobrado dos negocios en la zona, una joyería en Esteve y una tienda de ropa infantil en Santa María, a las que en las próximas horas se unirá un tercer comercio, otra tienda de ropa infantil, también en Santa María, que se traslada a otra zona de la ciudad.
“Entre el ruido y el polverío están acabando con el centro”, asegura Charo Jaén, copropietaria con sus dos hermanos de Ala’s, con sendas tiendas de moda de mujer en Corredera y Santa María. “Hay nerviosismo porque la campaña de Navidad está a la vuelta de la esquina y permita Dios que no actúen en el acerado porque sería la puntilla para muchos de nosotros”, espeta esta comerciante, quien al igual que la presidenta de Acoje, agradece la deferencia de los encargados en esta segunda fase de las obras para, al menos, evitar en la medida de lo posible cortar el acceso a los comercios con las vallas.
“En Corredera no quitaron las vallas hasta que no empezamos a protestar en el Ayuntamiento”, recuerda Jaén, quien se muestra especialmente molesta por la falta de atención del Ayuntamiento, que "ni siquiera se diga a responder a las cartas”.
Antes de la bajada del Covid por el miedo de la gente a salir y de la falta de clientes por lo impracticable de las calles, “el negocio daba para vivir tres familias, pero ahora ni siquiera podemos cerrar porque nos hemos endeudado con un préstamo ICO” y “esto está empezando a costarnos la salud”, enfatiza esta comerciante.
Antonio Ramírez, propietario del tabanco El Pasaje, también en calle Santa María, se expresa con claridad meridiana: “si levantan las aceras, nadie va a venir al centro”.
Tras superar dos semanas de cierre por un falso positivo de un trabajador, el administrador del emblemático establecimiento hostelero afronta la caída de la actividad a causa de las obras. “Está viniendo poquísima gente y lo peor es que no sabemos qué se va a hacer ni cuando van a terminar porque no nos dan ninguna información”, señala Ramírez, quien mantiene el flamenco como reclamo pese “al ruido infernal de las máquinas”.
Como el resto de comerciantes y responsables del sector, este hostelero apela al sentido común del Ayuntamiento: “a partir del 7 de enero, que hagan lo que quieran, pero hasta entonces, que no toquen las aceras”.
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