Las obras de Esteve y su entorno se cobran los dos primeros comercios
Guerra del adoquín
Comerciantes afectados advierten de su situación ruinosa y temen perder también la campaña de Navidad
Critican la falta de atención de los responsables municipales a sus demandas
Los vecinos y comerciantes de plaza Esteve y calles aledañas están absolutamente desesperados por el retraso que acumulan las obras del eje viario que abarca también Corredera, Santa María y Cerrón, paralizadas por la judicialización del conflicto entre el Ayuntamiento y la Junta sobre la supresión o el mantenimiento del adoquín en este enclave histórico, que muchos consideran una lucha de egos.
Como todos los lunes y jueves desde el pasado 27 de agosto, tras cumplirse cuatro meses del inicio de los trabajos, un grupo de afectados volvió a concentrarse ayer a las puertas del Ayuntamiento para exigir una solución definitiva al conflicto, que ya se ha cobrado dos comercios de la zona, si bien advierten que los daños colaterales pueden ser desastrosos, pues muchos otros negocios están en la cuerda floja por esta situación.
Una zapatería de los arcos de Esteve y una tienda de ropa de niños en Santa María son las dos primeras víctimas de este entuerto, explica la presidenta de Acoje e integrante de la plataforma de afectados por estas obras, Nela García, no sin recordar que “era absolutamente prioritario que los trabajos finalizaran en octubre porque nos pueden hundir la campaña de Navidad y eso sería ruinoso para muchos, pero aún no hay una fecha clara de cuándo podrán terminar”.
La propietaria de Carrusel Juguetes en calle Algarve recuerda que “al principio las calles no iban a estar cortadas más de medio mes, pero llevamos cuatro meses y aunque el daño ya está hecho, seguir haciendo daño a los que viven o tienen un negocio en la zona no tiene ningún sentido”.
Los afectados no se pronuncian sobre si tiene más culpa el Ayuntamiento o la Junta, como tampoco se han posicionado a favor ni en contra del adoquín. “Lo intentaron, pero no entramos en ese juego porque cada uno tiene su opinión y nosotros nos limitamos a defender nuestros negocios, los puestos de trabajo y que haya los menos daños posibles”, indica Nela García, quien hace hincapié en que aún hay trabajadores en ERTE que no se han podido incorporar a sus puestos y que pueden perder su empleo si persiste esta situación.
Los afectados se turnan en las concentraciones en calle Consistorio por respeto a las medidas anti-Covid. Ayer, como en días anteriores, acudieron a la protesta una treintena de ellos, pero sólo los comerciantes perjudicados superan el centenar, asegura Sebastián Giráldez, de Sakito en calle Corredera, un bazar especializado en ropa del hogar, pero donde también pueden encontrarse pijamas, ropa interior, droguería y menaje.
“Si no se llega a un acuerdo lo antes posible nos vamos a la ruina”, afirma tajante este comerciante, quien asegura que “yo he notado muchísimo el corte de la calle, pues estoy vendiendo un 60% menos y, más que el Covid, son las obras; no quiero ni pensar en que esto pueda seguir así, porque la campaña de Navidad, que para nosotros es el 50% de las ventas del año, está a la vuelta de la esquina”.
En Sakito hay cuatro personas trabajando, todas reincorporadas tras el ERTE, pero Giráldez se plantea reducir personal porque el negocio no da en estos momentos para mantenerlos a todos. “Voy a esperar a que pase septiembre porque el verano siempre es mala época, pero no sé a qué están esperando para llegar a un acuerdo en esta pelea infantil que se puede llevar a mucha gente por delante”.
“Les pedimos que esperaran a después de Navidad, pero no nos han hecho caso. Todo se ha hecho muy mal y no se ha tenido en cuenta para nada nuestra opinión. En cuatro meses no ha pasado nadie del Ayuntamiento ni para informar”, lamenta el responsable de Sakito.
Nela García, Sebastián Giráldez y Charo Jaén, otra comerciante propietaria de dos tiendas de ropa (Ala’s) en Corredera y Santa María se quejan amargamente del caso omiso dispensado a los afectados por los responsables municipales hasta la fecha.
“Estamos muy fastidiados y muy frustrados porque ya es demasiado tiempo”, señala Charo Jaén, no sin criticar abiertamente que “después de cuatro meses no pueden abrir al tráfico la calle Corredera como si fuera un carril de El Palmar, lleno de tierra y polvo” y “encima es sólo para el acceso a los parking, porque seguimos sin tener autobuses ni taxis; ¿dónde se ha visto un centro sin transporte público?”.
Esta comerciante, que regenta el negocio familiar junto a sus tres hermanos, reprueba que nadie se moleste por la situación en la que están, si bien puntualiza que “lo único que pedimos es que nos dejen trabajar”.
Sin embargo, “Todo está sucio porque nadie limpia, los árboles están blancos del polvo que acumulan y estamos temiendo que lleguen las lluvias, porque después de que quitaran de mala manera las vallas cuando nos manifestamos, han cerrado las pocetas y sólo al regar se queda todo encharcado”.
Tras la retirada de las vallas, los clientes tienen acceso a la tienda de Corredera que antes estaba cercada, pero “con el polverío que se forma con solo pasar un coche es difícil que entren”, significa Jaén, quien emplaza a los políticos a “que se pongan de acuerdo y aparquen la confrontación; que piensen por una vez en los ciudadanos”.
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