El hospital ya tiene televisión gratis
El SAS pone fin al pago de los ciudadanos a una empresa privada por este servicio, que se inició hace dos décadas y que ha sido objeto de muchas quejas entre los usuarios
Jerez/Desde ayer el servicio de televisión en las habitaciones del hospital de Jerez es ya gratuito, con lo que se convierte en el segundo centro en la provincia, después del nuevo hospital de La Línea -que entró totalmente en funcionamiento el pasado junio-, en ofrecer esta prestación a sus pacientes.
La Consejería de Salud está dando pasos en este sentido atendiendo así al compromiso anunciado por la presidenta de la Junta, Susana Díaz, el pasado mes de julio sobre la gratuidad del servicio de televisión en las habitaciones de los pacientes en todos los centros públicos de Andalucía. Esta medida, que pretende mejorar la comodidad en las áreas de hospitalización, se está poniendo en marcha de manera paulatina, de forma que se hará extensiva a toda la red del sistema sanitario andaluz en el primer semestre de 2019.
Junto al hospital de Jerez, tendrá este servicio a lo largo del mes de septiembre el Juan Ramón Jiménez de Huelva; en los primeros días de septiembre, lo han incorporado los hospitales Infanta Elena, de Huelva, y Torrecárdenas, de Almería, además del Hospital de Baza. A estos centros hospitalarios hay que sumar los 19 hospitales que incorporaron la televisión gratuita el pasado mes de julio.
Desde el SAS afirman que cuando finalice el mes de septiembre, un 55% de los centros hospitalarios públicos habrán puesto en marcha esta medida de confort de la sanidad pública, "que favorece el bienestar de los pacientes y apoya a las familias andaluzas y que completará su extensión a 22 centros hospitalarios más a lo largo del primer semestre de 2019".
El delegado territorial de Salud, Manuel Herrera, que inauguró ayer en Jerez el V Congreso de la Sociedad Andaluza de Medicina Preventiva, señaló que "estamos de enhorabuena porque era una necesidad sentida por los ciudadanos que tienen que utilizar los servicios sanitarios". El gerente del área sanitaria, Julio Egido, agregó que "llevábamos tiempo pensando en esa posibilidad. Nosotros lo hemos tenido fácil porque ya teníamos un sistema y solo era hacer un esfuerzo para ofrecerlo gratis a los pacientes. Hay enfermos que están 24 horas en el hospital pero por desgracia hay otros que están más tiempo y se les ofrece esta forma de ocio".
Fue en 1997 cuando el hospital adjudicó a una empresa la gestión del sistema de telefonía y televisión de las habitaciones de hospitalización. La medida, evidentemente, no fue bien recibida por los usuarios y hubo numerosas quejas por el precio que suponía la utilización de la tele. Hasta entonces, la práctica era que el paciente o familiar interesado en ver la televisión se llevaba la suya propia y durante unos años, tras la concesión, se siguió haciendo hasta que en 2003 la dirección del hospital decidió aplicar a rajatabla la prohibición de introducir televisores privados en las habitaciones. A través de una circular dejaba en manos de los celadores la responsabilidad de 'requisar' los televisores que llevarán los pacientes y los familiares e implicaba incluso a los profesionales de Enfermería para que se cumpliese las instrucciones. Hasta los propios sindicatos criticaron la circular augurando que iba a ser causa de conflictividad entre los trabajadores y los pacientes.
Las razones del SAS para prohibir la entrada de televisores privados tenían su lógica, aunque evidentemente la alternativa no tenía que pasar necesariamente por una televisión de pago, sino por la decisión que ahora, veinte años después, se ha adoptado. El SAS argumentó en su momento que la instalación de los televisores privados suponía un riesgo para la seguridad: se manipulaba la red eléctrica, se utilizaban clavijas triples sin protección de toma de tierra, el hospital había detectado también empalmes con cables eléctricos pelados, y en otras ocasiones los televisores se colocaban sobre taquillas o taburetes sin ninguna seguridad y con el consiguiente riesgo de caída. Como mucho los cables se sujetaban con esparadrapos a las paredes pero otras veces, simplemente quedaban tendidos sobre el suelo.
Lo cierto es que en estas dos décadas la práctica de introducir televisores privados en las habitaciones ha desaparecido, pero no las quejas de los usuarios por el elevado coste del servicio. En las últimas reuniones de la Comisión de Participación Ciudadana, los representantes vecinales habían venido insistiendo en la necesidad de que el servicio fuese gratuito, criticando que empresas privadas se beneficien de instalaciones públicas.
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