La importancia de la formación como refuerzo de la intuición
Educación
Bajo una aparente declaración de principios “quinkitsch” se revela la personal propuesta artística de nuestra particular Ana Barriga
Dueña de su propia suerte, dentro de su pecho late un “corazón de fresa” que expresa de manera descomunal con óleo, esmalte, rotulador y spray.
De máxima actualidad, manifiesta abiertamente que manda en su trabajo. En su presente proyecto ‘Carta a mi sirena’, expresa que “cuando vinieron a cazarme, aquellas lanzas y flechas no atravesaron mi piel más que unas agujas de acupuntura” y añade que “de hecho, no sólo no me hicieron daño sino que gracias a aquello, pude dejar de fumar, adelgacé y se me quitó el dolor de rodilla que tenía”. Toda una declaración de principios.
Con una imaginación desbordante y un estilo peculiarmente reconocible ha conseguido distinguirse de manera exponencialmente cuativadora.
Como cuentan las “fuentes oficiales”, Ana Barriga Oliva nació el 10 de septiembre de 1984 en la pedanía rural de Cuartillos, perteneciente a Jerez, pero se interesa desde tiempos inmemoriales por civilizaciones como la sumeria, la maya, la inca o lo egipcia, interpretando genialmente preceptos estéticos orientales.
Estudió por nuestras Escuelas de Arte Ebanistería Artística, Diseño de Mobiliario y Artes Aplicadas a la Piedra, licenciándose en 2014 en Bellas Artes por la Universidad Sevilla, estudios que culminaron en 2015 con el Máster ‘Arte: idea y producción’. Antes de acabar su licenciatura, en 2013, ya llevó a cabo su primera exposición individual a través de la beca Iniciarte. A partir de entonces, todo han sido montajes espectaculares.
El título de la exposición para Richard Heller en Los Angeles, ‘Carta a mi sirena’, sirve para recoger profundas, lúdicas y lúcidas reflexiones en el sentido de que “la suerte es aquella fuerza que nos acompaña de manera azarosa, fuera de nuestro control, e influye en las acciones que tomamos y en los acontecimientos que nos rodean”, una especie de “guiño caprichoso del destino que, desde tiempos ancestrales, el ser humano ha intentado atraer mediante rituales o amuletos”. Un amuleto que se materializa en forma de un ansiado corazón de fresa. Se trata de una constante búsqueda cargada de simbolismo, ya que, al fin y al cabo, todos tenemos un corazón, pero ¿quién lo tiene de fresa?
Títulos como ‘El poeta’, ‘Sueño de luna’, ‘Hacia la eternidad’, ‘Tr3s de corazones’ o ‘Abre los ojos’ hacen que se convierta en la dueña de la situación, aunque ella, realmente aspire a ser ‘Carlita, DJ y productora’. Todo queda muy claro cuando afirma: “Creo haber visto corazones de fresa por todas partes, monjes dormilones y un sireno vampiro vegano que mordía a una sirena. Quizás fue culpa del conejo dealer de la suerte o quizás tendría que limpiar las gafas. Aunque le saco partido a eso de leer las líneas de las manos, las constelaciones del cielo y hasta los posos del café, a mí lo que me quita el sueño es ser dj y productora”. O quizás…no.
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