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La infravivienda se adueña del barrio de San Juan de Dios

Estudio de Cáritas sobre la situación de la vivienda

Un informe de Cáritas concluye que el 43% de las familias viven hacinadas en casas de 40 metros cuadrados

El 25% de los pisos no supera las mínimas condiciones de habitabilidad

Dos mujeres pasan ayer por la mañana ante uno de los bloques de la barriada de San Juan de Dios. / Miguel Ángel González
Gloria Moreno

06 de abril 2018 - 08:28

Jerez/Un 43% de las familias de la barriada de San Juan de Dios viven hacinadas, en pisos que no superan los 40 metros cuadrados en dos plantas separadas por 13 escalones, una barrera arquitectónica insalvable para muchos vecinos con movilidad reducida o de edad avanzada. Pero además casi la mitad de las familias reside en estas casas de forma insegura, es decir, con una cesión en precario, un alquiler irregular y en el peor de los casos como okupas.

Imagen de uno de los pisos de la barriada

A todo ello se une que el 25% de las viviendas no supera las mínimas condiciones de habitabilidad, incluidas un 11% que se califican como inhabitables, al carecer de equipamiento básico y fundamental como puede ser WC, agua caliente, baño, ventanas o suministros y el 66% de las zonas comunes del barrio se encuentran en mal estado. Son sólo algunos de los llamativos datos que aparecen en un estudio realizado por Cáritas con el que se pretende dar visibilidad y denunciar la situación de infravivienda que arrastra San Juan de Dios desde hace décadas.

El estudio, que fue presentado ayer, se centra en las 360 viviendas de la barriada, repartidas en seis bloques, donde habitan alrededor de 1.100 vecinos, excluyendo los dos bloques nuevos que se construyeron en su día.

La institución urge a que se adopten medidas para mejorar la situación de los vecinos

Entre las características familiares, el análisis llama la atención sobre el elevado porcentaje, un 18%, de familias, en cuyo seno al menos uno de los miembros tiene reconocida una discapacidad; además el 10% de las familias convive con personas con movilidad reducida, un problema que se agrava por las barreras arquitectónicas de estas viviendas, y el 25% de las familias tiene al menos un miembro con más de 60 años.

La inseguridad en la que la mitad de los vecinos reside en estos pisos debido a que han sido cedidos en precario o bien en alquiler, pero con un arrendador que no tiene a su vez derechos legales sobre la vivienda, o simplemente como okupas, se pone en evidencia con datos como que el 6,1% ha tenido amenazas de ser desahuciado en los últimos tres meses y asegura el estudio que en al menos un 42% la amenaza es permanente.

El informe comienza con una descripción de las zonas comunes de esta barriada, "que se encuentran en un estado lamentable, en la mayoría de los bloques". Las deficiencias son múltiples, desde el mal estado de las escaleras, buzones, barandas, y quitamiedos, hasta el deterioro de los bajantes comunes, las instalaciones eléctricas, las cubiertas de los bloques, las aceras o el asfaltado de las calles, todo ello unido a la ausencia de zonas de esparcimiento y espacios verdes. Sólo un 13% de las zonas comunes -concluye el estudio- están en buen estado.

En cuanto al equipamiento básico de una vivienda, el 3% de las mismas no tiene bañera o ducha y el 2% carece de WC; el 4% no tiene agua corriente y el 6% no dispone de agua caliente. "Aunque el 90% de las viviendas cuenta con todos los suministros básicos, nos parece muy grave que haya familias que no dispongan de estos servicios en el contexto socio-económico en que se ubica la barriada, donde todas las personas tienen acceso a estos suministros y medios básicos para mantener unos mínimos de bienestar", apuntan los autores del estudio.

Los porcentajes son mucho más elevados en otros aspectos negativos que hacen referencia a la estructura de las viviendas. Así las paredes y techos están en mal o regular estado en un 60% de los casos. La precariedad de las cubiertas de los bloques provoca filtraciones de agua que deterioran los interiores de las viviendas; los baños están en regular o mal estado en un 40% de los pisos debido a la no reposición de las instalaciones de fontanería y los sanitarios en algunas viviendas están picados o rotos. Las ventanas y persianas en aproximadamente la mitad de las casas también se encuentran en mal estado.

Las condiciones generales de los pisos son otro de los apartados analizados que inciden en la precariedad. El 72% de las casas tiene humedades y goteras y el 41%, parásitos. La mayoría de las familias señala la existencia de cucarachas y ratas como un mal endémico que afecta a toda la barriada; el 20% presenta un elevado grado de deterioro o estado ruinoso; el 39% tiene problemas en la estructura debido a la mala calidad de la edificación, el incumplimiento de la normativa y la falta de mantenimiento por parte de la Administración y el 40% de las viviendas tiene defectuosas las instalaciones de electricidad y el 34%, las del agua.

En cuanto a las fuentes de energía, el 75% de las viviendas utiliza tanto la luz como el gas. Sin embargo, el 29% ha sufrido alguna interrupción del suministro de luz.

Ante esta situación y "ante la inexistencia de un plan de actuación que permita mejorar la calidad de la vida de las familias que residen en la barriada, no sólo de carácter habitacional, sino convivencial o comunitario", Cáritas urge a realizar una valoración en profundidad caso a caso, para ofrecer una respuesta digna a todas las familias que residen en San Juan de Dios, en función de sus posibilidades económicas y sus características.

Como medidas urgentes el estudio plantea acometer arreglos en los accesos a la barriada; acerado y asfaltado de carretera y aparcamientos, arreglo de los bajantes comunitarios, instalación de buzones y reposición de barandas, quitamiedos y mobiliario urbano, además de la mejora de la limpieza de la barriada y sus alrededores. Se propone también la creación de espacios de esparcimiento, ocio y tiempo libre y la construcción de otras vías de comunicación y acceso a la zona. En aquellos casos detectados de viviendas inhabitables que carecen de la estructura y suministros básicos, Cáritas plantea que se proporcionen ayudas económicas municipales o arreglos por parte de las áreas municipales competentes. En los casos de personas con movilidad reducida que están atrapadas en sus viviendas, sin posibilidad de usar el WC, situado en la primera planta, la institución pide que se les ofrezca la posibilidad de un cambio de vivienda o ayudas económicas para realizar las obras necesarias. Para llevar a cabo intervenciones más a medio plazo, Cáritas considera necesario la puesta en marcha de una mesa de trabajo que parta del análisis de los vecinos y que cuente además de con las distintas áreas municipales, con la asociación de vecinos, entidades del ámbito educativo, sanitario, y todas las que en general trabajan en la zona, "para iniciar un proceso de intervención comunitaria".

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