En la intrahistoria del 15-M del Arenal
Se cumplen cinco años de las manifestaciones y acampadas de los indignados que se organizaron en la precampaña de las elecciones municipales de 2011
Un lustro después se conmemoran aquellas jornadas en las que los indignados salieron a la calle a comprobar si bajo los adoquines del Arenal había arena de playa. "Vamos a tener que reunirnos en asamblea para decidir dónde nos hacemos la foto", suelta con guasa uno de ellos. Para la entrevista se prestan Manuel Jesús Román, Pepe Valero, Elena Rodríguez, Marianna Zungri, Carmen Javaloyes y el más insigne de todos ellos, el alcaldable de Ganemos, Santiago Sánchez. Fueron tiempos de una nueva ilusión, dicen, de un tiempo en el que un grupo de ciudadanos anónimos, sin el abrigo de ninguna sigla, salió a mostrar públicamente su descontento. "Nos podían dar las dos de la mañana elaborando propuestas en los grupos de trabajo, pensando cómo podíamos cambiar las cosas", dice Rodríguez, que cada mañana tenía que dirigirse a Cádiz a cumplir en su empleo.
El llamado 15-M surgió de la manifestación que convocaba el colectivo 'Democracia Real Ya' a una semana de las elecciones de mayo de 2011, a través del que se aglutinaron distintas demandas que pretendían alcanzar un cambio de modelo de sociedad. "Cuando vi que la gente se echó a la calle, me entró una chispita por el cuerpo. Era un descontento que venía de antes", explica Javaloyes, la más veterana de los indignados que realizan la entrevista. ¿De cuánto tiempo antes? "¿Fue a raíz de que Zapatero anunciara recortes en mayo de 2010?", se le inquiere. "No, de antes". "¿Ocurrió después de que se derrumbara el modelo del ladrillo?". "No, de antes, de mucho antes. Muchos hemos sentido ese descontento de siempre, desde la misma Transición, que se hizo mal", responde.
El jerezano Manuel Jesús Román fue uno de los organizadores de Democracia Real Ya. "Unos meses antes, como en febrero o así, vi un grupo de Facebook que me llamó la atención donde la gente se puso en marcha para preparar las acciones reivindicativas". De hecho, su nombre saltó a la palestra hace cinco años porque era el propietario del dominio en internet de Democracia Real Ya, lo que propició que los medios trataran de contactar con él en busca de un liderazgo del que el 15-M carecía. Cinco años después, no sabría cómo acabó siendo un precursor. Relata que venía de formar parte de otros movimientos. Da cuenta de la heterogeneidad del movimiento. "A diferencia de lo que pueda parecer, desde el principio fue un desencanto que pudo aglutinar a conservadores y progresistas. Voluntarios de ONG, cristianos de base...". "Y hasta anarquistas", repica Javaloyes.
Años después, no existe unanimidad sobre qué fue de fondo el 15-M. Tal vez el que intenta afinar más es Santiago Sánchez. "Fue algo espontáneo, sin líderes". Su relato se fraguó en desplazar el debate desde la percepción tradicional, la de izquierda y derecha por otra lógica, la de 'los de arriba' y 'los de abajo'. "Creo que existen tres métodos de transformación de la sociedad. El primero, el tradicional, es salir a manifestarte y hacer lo que hacen los grupos de presión, intentar que un parlamento apruebe una modificación para que cumpla con lo que reivindicas. El segundo método viene del comportamiento de la gente. Por ejemplo, para tratar de cambiar el modelo de consumo, la ciudadanía puede apostar por consumir de otra forma, por ser cliente de una banca ética o de una cooperativa. El tercero es el proceso institucional, presentarte a unas elecciones y ganarlas. El 15-M tuvo su repercusión en los tres sentidos. Los partidos tradicionales aprobaron normas diferentes, mucha gente se concienció en la calle y al final hemos llegado a las instituciones", dice Sánchez.
Esta concepción transversal de lo político, señalan, lo impregnó todo. "Al Arenal llegó un empresario que se había arruinado durante la crisis, que sentía que el Estado se había olvidado de sus problemas mientras rescataba a los bancos", dice Zungri. Y modificó los cimientos de los debates públicos. "Hasta que llegó el 15-M no se hablaba de cláusulas suelo, de dación en pago. De pronto todos los partidos incluían propuestas de este tipo en sus programas, de cosas de las que hasta entonces ni habíamos oído hablar", recuerda Javaloyes. "Una de las mejores cosas era que cualquiera participaba, a diferencia de lo que ocurre en los partidos. Nadie te pedía un carnet. Eso le dio mucho dinamismo y espontaneidad. Como yo digo siempre, cambió el discurso de las fruterías, porque se dejó de hablar de fútbol o de cualquier otra cosa, como conclusión de que las cosas habían dejado de funcionar", remacha Sánchez.
En ese sentido, señalan unánimemente, las acampadas propiciaron un 'shock' cultural. "Los estudios de opinión decían que el 80% de la ciudadanía sentía simpatía por los indignados y por nuestro mensaje", aduce Román. "Luego, leías la prensa y sentías que existía una completa desconexión", añade. Valero lo subraya con más vigor. "Uno de los logros fue dejar en evidencia a la prensa. Hasta que no surgió el 15-M en este país no existió la opinión pública, porque lo que se vendía como opinión pública no era más que la que defendían en los medios. Luego se demostró que eso no era lo que en realidad pensaba la gente". Recuerdan que se les llamaba 'perroflautas' de forma despectiva. "Nos pintaron de radicales para que la gente no nos apoyara. Yo nunca me di por aludida, y eso que tengo perro", dice Rodríguez desatando las carcajadas. "Aludía a la estética para no ahondar en lo profundo del mensaje", añade Javaloyes. Para los que vivieron el 15-M desde el Arenal, ¿fue una sorpresa que se formara la que se formó? "Hacía tiempo que un grupo de gente venía trabajando de forma distinta, como Juventud Sin Futuro o la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, que cuando generaron una red de trabajo acabaron siendo el caldo de cultivo de lo que luego ocurrió", relata Sánchez.
Las protestas del Arenal se alargaron un mes, cuando se levantó el campamento para redirigir su labor a los barrios. Pero, en realidad, el 15-M jerezano fue más bien el 14-M, con el fin de movilizar a más gente. En lugar de organizar una manifestación al uso aquel domingo, que era el segundo de Feria, fue la movilización la que se acercó al Hontoria un día antes, aprovechando que habría más gente en el Real. "Acudieron muchas más personas de la que pensábamos. La organizamos entre unas 15 personas y a la hora de la verdad delante del Templete hubo muchísima gente". Fue la alternativa local para evitar que la resaca de la Feria acabase en desplante a la organización. Lo que sí hicieron algunos fue ir a Cádiz del día 15, la protesta oficial coordinada en multitud de ciudades. "Allí nos conocimos y luego nos tomamos una cervecita", recuerda Sánchez. No lo sabía, pero era el primer paso para fraguar una candidatura que se colocaría tercera en las siguientes municipales.
La vida de Santiago Sánchez ha dado un giro en los últimos cinco años, empujado por su implicación en aquel mayo de 2011. Aunque está licenciado en Filosofía, por aquel entonces era empleado de una multinacional, lejos de los textos socráticos. "Me cogí vacaciones porque lo que estaba pasando no me lo podía perder". Hace un año, se presentó como alcaldable por Ganemos, la agrupación de electores que conformó, principalmente, Podemos, partido que Sánchez lidera en Jerez. "15-M y Podemos no son lo mismo, pero el segundo no se puede entender sin el primero". De hecho, varias de las personas que se prestan a esta entrevista concurrieron en la candidatura de Sánchez. "Fue una cantera", explica.
Entre medias, se propuso emigrar. "He acabado de concejal de chiripa. En 2013 me fui a Ecuador a buscar trabajo como profesor de Filosofía. Tomé el avión de vuelta a España porque no había conseguido nada. Ya estando aquí, me llamaron y me ofrecieron un contrato de profesor, pero no tenía dinero para el billete, así que lo asumí y aposté por buscarme la vida aquí". Incide que ha trabajado de todo. "Una de las cosas más curiosos fue que tuve que trabajar vendiendo queso en una pedanía que celebraba el día del Mayor, en un acto en el que estuvo García-Pelayo haciendo campaña electoral". "¿Para las elecciones de 2011?". "No, para las de 2015. Aquel quesero, indignado y anónimo, acabó aguando las expectativas del PP de revalidar su mandato tras apoyar la investidura de Mamen Sánchez. Acaso, la huella más importante de aquellas acampadas que se organizaron el 15 de mayo de 2011.
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