La intrahistoria del enlace de Inés Arrimadas

La líder de Ciudadanos se casó ayer en su tierra, Jerez, con el secretismo propio de una 'boda de Estado'

Los novios, en la única imagen publicada por ellos en las redes sociales.
Pablo Fdez. Quintanilla Jerez

31 de julio 2016 - 01:00

Y se casó. La número dos de Ciudadanos, Inés Arrimadas, contrajo ayer matrimonio en Jerez con el político catalán e independentista -arrepentido- Xavier Cima. Las bodegas Luis Pérez fueron el lugar elegido por la pareja para sellar su compromiso. La noche antes de la boda, el viernes, paseó por el centro de Jerez sin apenas captar la atención de la gente. Cenó en el restaurante 'El Almacén', en la calle Latorre, justo detrás del Ayuntamiento. Fue acompañada de algunos amigos del novio, procedentes de Ripoll, el municipio gerundense donde nació Cima. Después, hasta que el protocolo lo aconsejó, salió de copas por el centro. Ese mismo día, por la mañana, había mantenido por vía telefónica una entrevista en directo en una radio estatal, donde mostró la postura de su partido sobre la moción independentista que se votó en el Parlament esta semana.

Estos accesos de naturalidad del viernes fueron una excepción. Porque en ciertos momentos, el cerrojo mediático impuesto por la política jerezana hizo parecer que se trataba de toda una boda de Estado. Desde los proveedores hasta los últimos invitados fueron presionados para negar una y otra vez la mayor. "Ni siquiera reconocemos que haya boda, el día que se case Inés, si se casa, se dirá algo si ella lo creyera conveniente", decía el mismo viernes el servicio de prensa de Ciudadanos. "Hemos firmado una cláusula de confidencialidad y no podemos comentar nada", señalaba el mismo día del enlace una de las personas contratadas. A los invitados se les exigió que no colgaran ni una foto en redes sociales. Este mismo compromiso lo trató de mantener Carlos Pérez, concejal de Ciudadanos en Jerez, que poco más que reconoció a este periódico que oficiar el compromiso de su compañera era "un honor" y que "ya hace unos meses me pidió que como miembro del Ayuntamiento acudiera yo a casarles. Era la opción más evidente porque es de mi partido".

Para evitar el contacto con la prensa, algunos de los asistentes más reconocibles fueron animados a que se alojaran en hoteles fuera de la ciudad, concretamente en Rota, aunque otros simplemente se quedaron por la ciudad, en hoteles como Los Jándalos o el Tryp. Entre los invitados estaba, por supuesto, Albert Rivera, candidato a la presidencia del Gobierno en los dos últimos comicios, al que no se le vio el pelo por la ciudad. Acudió en uno de los autobuses que los novios dispusieron para trasladar a los invitados.

En la tarde de ayer, cuando todos esperaban en uno de los patios del amplio complejo, llegó Xavier Cima poco más tarde de las ocho. Acudió con un vehículo prácticamente en hora. Arrimadas alargó la espera del contrayente hasta las nueve menos cuarto, 45 minutos después de lo previsto. Alertada de la presencia de los medios de comunicación a la entrada de la finca, se vio obligada a dejarse ver en el último momento ante los medios gráficos. El conductor detuvo el coche unos segundos para avanzar luego lentamente ante la avalancha de cámaras y fotógrafos. Declinó bajar la ventanilla de su lustroso Maserati blanco. A pesar de que en la finca había medidas de seguridad -incluso alguien desfiló entre los viñedos por si se colaban reporteros-, el cerrojo no pudo evitar que se filtrasen fotografías de la novia, por lo que la pareja decidió subir una foto a las redes para que fuese la imagen de referencia y saciar el interés público.

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