Jancis Robinson se rinde a las joyas enológicas de la bodega San Roberto de Barbadillo
La prestigiosa Marter of Wine británica otorga 20 puntos sobre 20 al Amontillado 1/2 de la "escondida" Bodega San Roberto de la firma sanluqueña
Robinson concede 19,5 y 18 puntos al Palo Cortado y el Amontillado 2/2 de la misma bodega, todos de botas únicas
Los tres vinos exclusivos, que se subastaron en diciembre en Londres en formato Magnum con altos precios, salen a la venta en medias botellas
“Una frescura asombrosa para un vino de más de cien años. Tan fresco que cada célula de mi cuerpo bulle de vida. Es absolutamente extraordinario”, concluye Jancis Robinson sobre el Amontillado 1/2 de la Bodega San Roberto, de Barbadillo, valorado con 20 puntos sobre 20, la máxima puntuación que rara vez otorga la reconocida Master of Wine británica a un vino.
Robinson ha publicado su cata y puntuaciones de las tres joyas enológicas de la "escondida" Bodega San Roberto, vinos exclusivos procedentes de botas únicas, que a los 20 puntos del Amontillado 1/2 suman los 19,5 puntos otorgados al Palo Cortado y los 18 puntos de otro Amontillado de la misma bodega.
Los tres vinos provienen de otras tantas botas que se encontraban dentro de uno de los cascos bodegueros más desconocidos de Barbadillo, San Roberto, y que, el pasado mes de diciembre celebraron su puesta de largo en Londres, de la mano de la reconocida casa de subastas Christie´s, alcanzando precios astronómicos.
Un lujo ahora al alcance del consumidor
Estas tres joyas enológicas de Barbadillo pueden adquirirse ahora en formato de medias botellas. En concreto quedan poco más de 2.000 medias botellas de esta colección de vinos de bota única.
Jancis Robinson realizó catas de botellas de 5 cl el pasado año con motivo del bicentenario de la bodega sanluqueña. Del Palo Cortado comentó: “Ambar y oro resplandecientes, sorprende un color tan claro para un vino tan viejo. Cada vez que me llevo el vaso a la nariz cambia. En un momento aromas de un viejo aserradero con motas de polvo flotando en silencio con los primeros rayos del amanecer, luego olor a tabaco, coco tostado, más tarde albaricoque seco y el moho de la corteza de un queso alpino madurado en cuevas. El paladar es afilado como un látigo, tan tenso y hormigueante de vida que sentí el impacto en mi espina dorsal. Para concluir: “quiero probar esto en una catedral, de rodillas, recitando en voz baja el poema de Shelly ‘El Susurro’ Music, when soft voices die, vibrates in the memory".
Del Amontillado San Roberto (1/2), el mejor valorado con la máxima puntuación, dijo: “De color más profundo que el bicentenario Palo Cortado, con un brillo rojizo, nada más verterlo en el vaso obtuve un golpe instantáneo de trufas, nueces tostadas con miel y piel de naranja seca. En el paladar es tan denso que parece carnoso. Ruge de poder y me pone la piel de gallina en mis brazos, el vello de la nuca se me erizaba. Es como saborear la puesta de sol, como el dulce beso de la tierra umami de los hongos”. Y sentenció: “Una frescura asombrosa para un vino que puede tener más de cien años. Tan fresco que cada célula de mi cuerpo bulle de vida. Es absolutamente extraordinario”.
Botas únicas de San Roberto
Estos tres vinos provienen de botas únicas de la Bodega San Roberto. Esta vieja bodega, pegada a la bodega catedral La Arboledilla, está al margen de visitas externas y alberga botas que están ahí desde muy antiguo, pasando desapercibidas. Vinos que los antecesores de la familia Barbadillo, quizá pensaron que estaban destinados a momentos de celebración como es el caso del bicentenario de la bodega. Ahora están a disposición de todo aquel consumidor que busque vinos exclusivos, únicos para degustar muy intensamente y para celebrar.
Los amontillados son uno de los vinos más interesantes del Marco de Jerez ya que comienzan su crianza bajo velo de flor para continuar después de varios años con una crianza oxidativa.
El palo cortado también de una bota única de las soleras centenarias de la bodega sanluqueña, que aportan una vejez excepcional, capaz de satisfacer los paladares más exigentes, es enormemente apreciado entre los entendidos ya que no es ni un amontillado ni un oloroso, situándose organolépticamente entre ambos.
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