El jerez en la cultura japonesa
El Rebusco
De la literatura, el manga y el anime
Murakami le dedica bellas palabras en su novela 1Q84
El pasado 21 de noviembre de 2021, el Diario de Jerez publicaba un artículo escrito por el redactor del medio, y especialista en la temática del vino, Ángel Espejo. En esta ocasión lo dedicaba a la situación comercial de los vinos del Marco del jerez en el mercado japonés en los últimos años, y de las perspectivas que se planteaban al sector en aquel país superada la crisis provocada por el covid-19.
El periodista afirmaba que: ‘Pese al escaso volumen que representan los vinos fortificados, Japón es un mercado estratégico para el jerez, que desde hace décadas desarrolla una importante labor de promoción a través del Consejo Regulador y Fedejerez’.
Detallaba que a pesar de ‘la fuerte caída experimentada en 2020 por el impacto negativo del Covid-19 y sus medidas restrictivas –toque de queda, cierre de hostelería...- los vinos generosos presentan las mejores expectativas de crecimiento en los próximos cinco años, en concreto del 4,5% hasta 2025’.
Para él ‘el fino y la manzanilla ocupan especial relevancia entre los jereces que salen de las bodegas con destino a Japón, ya que representan casi dos tercios del total’. Preferencia que el ICEX explica en ‘su perfil de vino muy seco que combina bien con la heterogeneidad propia de la gastronomía japonesa’.
Hay que considerar que’ el consumidor nipón también se interesa por los productos que cuentan una historia singular, como puede ser el origen de la bodega o el método de producción del vino, en lo que Jerez tiene mucho ganado’.
La relación de nuestros vinos con Japón es centenaria. El primer embajador español que desembarcó en aquellas lejanas tierras fue el explorador y aventurero extremeño Sebastián Vizcaino, en 1611. Para agasajar al Shogun, el señor feudal de aquellas tierras, lo hizo con vino de aquí, tal como él cuenta: ‘A las cosas del comer se inclinó poco y al Xerez mucho’. Remarcando las posibilidades que tenía nuestro vino entre los nativos, además de las etílicas: ‘les gusta empinar el codo y aun emborracharse: un buen jerez sería allí el mejor misionero de la fe cristiana’.
No es hasta 1990, con la publicación del libro de Manuel María González-Gordon, que los aficionados japoneses tuvieron la oportunidad de tener un conocimiento en detalle de todo lo que hay en torno al jerez, que se actualizaría en 2017 con el patrocinado por la propietaria del Sherry Club de Kioto y Osaka, la señora Michiko Takahashi.
Mi experiencia personal por aquellas lejanas tierras, acompañado por Kimura, me reafirma que es la singularidad del jerez, un vino con mucha historia, lo que puede favorecer su promoción entre los japoneses.
Así lo expuse en las dos conferencias en las que intervine en las universidades de Shinshu, en el 2016, y en Kanagawa, en 2018, esta última con motivo de celebrarse el 150 aniversario de las relaciones diplomáticas entre ambas naciones.
En esta misma sección de El rebusco lo he tratado en tres ocasiones: ‘El escritor japonés Go Osaka y su afición al jerez’, ‘Las especiales relaciones entre Japón y Jerez’, o ‘El jerez en el país del sol naciente’.
Al jerez por el flamenco
El escritor japonés Kyoichi Narukami ha publicado recientemente, en enero de este año, una nueva novela de su serie dedicada a la inspectora Natsuki Sanada, Heritage Green.
Una obra que en Japón - a la cabeza de libros publicados por personas- podría pasar desapercibida en el marasmo de novedades que el público puede encontrar en las librerías. Aún más para un occidental.
Pero, ¿qué interés puede tener para nosotros, los jerezanos, los libros de Narukami?. Ese misterio nos lo desvela la experta en vinos del Marco del jerez, Tomoko Kimura, asidua lectora de este género literario.
Ella nos cuenta que Narukami, nacido en Tokio en 1962, es un abogado laboralista que ha ejercido diversos trabajos en administraciones e instituciones públicas, y que en el 2014 decidió dejar todo eso para dedicarse al oficio de escritor.
Su debú lo haría con La hija del samurai que yo amé, con la que gana el 6º premio de novela Kadokawa Haruki y el III premio literario Nomura Kodo otorgado por el Club de Escritores de Japón.
El personaje de la policía Sanada aparece en once historias, en las que suele aplicar la psicología para resolver los casos difíciles. Lo que más nos interesa de ella es que después de una agotadora jornada de trabajo suele relajarse tomando unas copas de jerez.
En su última investigación, la mencionada más arriba, Sanada comenta: ‘Tengo una botella de fino de Bodegas Tradición en la nevera, de la que me habló un conocido’.
Si le seguimos la pista a esta tenaz funcionaria de la ley venos que es una fervorosa aficionada a nuestros vinos, incluido el Tío Pepe, que aparece en dos ocasiones en Imitation White. Como en otras obras de la saga: Natsuki Sanada, investigadora de las ciencias del cerebro, en tres ocasiones, Innocent Blue, en cuatro, o en Strange Pink en siete. Además de algunas otras, como la ambientada en el siglo XVII con la presencia de dos samuráis por estos lares a los que les gusta el jerez.
El autor ha comentado con Kimura que consume especialmente Manzanilla, de la ‘que bebe exclusivamente manzanilla de Hidalgo La Gitana’, ya que le es fácil de conseguir en un establecimiento cercano a su casa.
Es de suponer que en algo habrá tenido que influir la sherry educator, Tomoko Kimura, como comercializadora de los vinos de esta bodega jerezana en Japón en los últimos años, y amiga del autor.
Narukami se confiesa un buen aficionado al flamenco. ¡Qué mejor combinación!
De Murakami a Go Osaka
Leyendo la inquietante novela del laureado, y candidato al Premio Nobel, Haruki Murakami, 1Q84 (2009), nos podemos llevar una grata sorpresa cuando llegamos al capítulo primero del segundo libro, el titulado ‘Era el pueblo más aburrido del mundo’. La historia transcurre en 1984.
Cuando la protagonista, Aomame llega a la residencia de la anciana señora, esta pidió al sirviente, Tamaru, que le trajera ‘una botella de jerez y dos copas’. Durante la charla que mantienen, entre copa y copa, la rica anfitriona le hace esta sincera confesión: ‘Siempre me ha gustado beber jerez a temperatura ambiente en las tardes de verano. No me gusta beber cosas frías cuando hace calor. Después de beber jerez, me tumbo un poco y duermo. Me quedo dormida sin darme cuenta. Al despertarme, hace un poquito menos calor. Ojalá pudiera morirme así algún día. Beber jerez en una tarde de verano, recostarme en el sofá, quedarme dormida sin darme cuenta y no volver a despertar’.
Por su parte la joven ‘Aomame tomó su copa y bebió a su vez un poco de jerez. El sabor de aquel vino no le gustaba demasiado, pero le apetecía beber algo... esta vez sí podía sentir el sabor. El gusto punzante del alcohol le aguijoneó la lengua’.
No es la única vez que Murakami hace mención al jerez en su obra, en uno de los relatos incluidos en After the quake (Después del terremoto), del 2000, se describe ese momento junto a la piscina.
Abandoning any thought of trying to swim, she stretched out under a parasol, ordered a Tío Pepe and Perrier (Abandonando toda idea de intentar nadar, se estiró bajo una sombrilla, pidió un Tío Pepe y Perrier).
Hay que reflexionar sobre lo dicho por Murakami en declaraciones realizadas al El País el 26 de enero de 2019: ‘Si escribo sobre alguien que bebe una cerveza, espero que los lectores quieran una. Busco imprimirle a mi literatura esa dimensión porque confío en la reacción corporal como algo auténtico, inmanejable”. En lo que nos concierne, Murakami nos invita a beber jerez.
Por su parte, el también escritor, Go Osaka, buen conocedor de España y sus costumbres, es un buen aficionado al flamenco y ‘tocaor’ de guitarra. Entre su amplia producción destaca su serie dedicada a España.
En 1986 publicó Kadisu no Akai Hoshi (La estrella roja de Cádiz), por la que recibió los premios de la Japan Adventure Fiction Association, el de la Mystery Writers of Japan y el prestigioso Naoki. A pesar de ello, y hasta la fecha, pocas de sus creaciones, o mejor dicho ninguna, se han traducido al español.
En sus escritos son frecuentes las referencias al jerez y, cómo no, al Tío Pepe.
Con el pintor y cantaor Chiaki Horikoshi, fallecido 2016, le unía aficiones comunes. A uno y a otro se les podía ver de vez en cuando por Jerez.
Del manga y el anime
El manga en Japón es un auténtico fenómeno de masas que se ha extendido por todo el mundo. En 1989, el 38% de todos los libros y revistas publicados en Japón eran de manga. Los hay para todas las edades, profesiones y estratos sociales. Algo parecido ocurre con el anime de aquel país.
Reseñaremos algunos de ellos, aquellos que tratan lo relacionados con el vino y las bebidas espirituosas, y en concreto las historias donde hace acto de presencia algunas marcas de jerez. En los últimos han conseguido posicionarse en un mercado tan saturado.
El más veterano es Bar Lemon Hart, escrita e ilustrada por Mitsutoshi Furuya desde 1985. Fue adaptada como serie televisa en el 2015.
El libro nº 2 se dedica al Tío Pepe, el nº14 a un amontillado de Lustau almacenista, donde el personaje imagina Jerez al catar su copa, y en el nº 2 a un VORS de Garvey.
Continuamos con Sommelier, creado por Araki Joh, Shinobu Kaitani y Ken-IchiHori en 1998. Se consume fino Don Zoilo en el nº 6.
Con Bartender se nos muestra la vida nocturna de Ryu Sasakura, un prodigio de barman, que tiene la fama de preparar los mejores cocteles que se puedan probar. Sasakura pasa su tiempo en un pequeño bar llamado Eden Hall, escondido al fondo del distrito de Ginza en el centro de Tokio.
En el libro 2 aparece el Tío Pepe, y en el 12 Lustau fino Jarana.
Un trabajo de Araki Joh y Kenji Nagatomo, adaptado al anime en el 2006, y emitido por Fuji TV.
El último en aparecer es el manga Nagatan to Aoto. Una creación de Yuki Isoya publicado en el 2020. Narra los problemas de una joven pareja en su aventura como propietarios de un restaurante.
Una viñeta del volumen nº 4 reproduce tres botellas de sherry de los años `50 que estaban ocultas.
Finalizamos con One Piece, un popular manga japonés creado por Eiichiró Oda adaptado a la versión anime por Könosuke Uda. A uno de los personajes, Zephyr, le gusta el jerez. Toei Animation ha versionado el anime, emitiéndose por Fuji TV desde agosto de 1999.
Tantei Monogatari y el Tío Pepe
La popular serie de televisión, Tantei Monogatari (Historias de un detective), está considerada de culto en Japón, pero desconocida para los occidentales. El inconformista Shunsaku Kudo, interpretado por el actor Yusaku Matsuda, es un detective privado con métodos muy personales pero efectivos.
Esta serie fue emitida con éxito en la temporada 1979-1980, y constó de 27 episodios, alcanzando un gran éxito por parte de crítica y público.
En varios capítulos, Kudo expresa su adicción al fino Tío Pepe, que por aquel tiempo era la primera marca de vino de Jerez en aquel mercado.
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