El jerez en la cultura USA

El rebusco

Marilyn Monroe brinda con Jerez, 1954.
Marilyn Monroe brinda con Jerez, 1954.
José Luis Jiménez

28 de octubre 2024 - 05:40

El vino de Jerez ha sido el protagoniza de tres intensas jornadas celebradas en la ciudad de Nueva York en este mes de octubre. 

Durante los días del 9 al 11 se ha llevado a cabo una serie de eventos dirigidos a los amantes y profesionales del vino en esta gran urbe de la costa Este de los Estados Unidos.

Una delegación formada por representantes de la Cámara de Comercio, la Diputación Provincial de Cádiz y el Consejo Regulador han participado en un variado programa para promocionar los vinos del Marco de Jerez. 

El objetivo principal era ampliar la presencia de los vinos jerezanos en el mercado norteamericano, uno de los más importantes a nivel global. La misión ha incluido la participación de diez bodegas del Marco de Jerez, que han tenido la oportunidad de promocionar sus productos en diferentes eventos dirigidos tanto a profesionales del sector como a posibles distribuidores. 

Con un claro potencial de crecimiento, los Estados Unidos ocupa en la actualidad la quinta posición como importador del vino de Jerez.

Sin embargo, heterogeneidad de los distintos mercados se traduce en regulaciones distintas en cada uno de los 50 estados. En algunos se aplica el "Control States", es decir, aquellos en los que el estado tiene el monopolio de la distribución de bebidas alcohólicas, frente a los "Open States". 

Igualmente, la importación de bebidas alcohólicas debe pasar previamente por una serie de trabas burocráticas de carácter federal.

Su sistema de distribución se conoce como "Three Tier System", por el que los vinos importados tienen que superar tres fases: el importador, el distribuidor/mayorista y el detallista. Un sistema que encarece el precio de los vinos.

A pesar de que en las últimas décadas la gastronomía española está alcanzando un gran prestigio en aquel país no se dispone de una amplia red de restaurantes, tal como sucede con los italianos.

Otro de los grandes obstáculos a los que tiene que hacer frente los vinos de Jerez en aquel país es la ausencia de una adecuada protección del término Sherry, compitiendo en desventaja con aquellos productos locales, sobre todo los californianos, que se etiquetan bajo el nombre de nuestra denominación.

No deja de sorprendernos que, en el trabajo de Fin de Grado, elaborado por Laura Jiménez García (sin parentesco alguno con el autor de este artículo). 'Análisis de Mercado del vino de Jerez en los Estados Unidos, (Universidad de Sevilla, 2018-2019), se tome como argumento, cuando plantea la redefinición de la imagen del vino de Jerez, que 'no muchos vinos pueden presumir de haber tenido como prescriptores a la propia reina Isabel I o al ilustrísimo William Shakespeare'.

El barril de amontillado (1846), de Poe.
El barril de amontillado (1846), de Poe.

En cambio, olvida a Thomas Jefferson como uno de sus valedores, o al escritor Edgar Allan Poe como autor del relato El barril de amontillado.

O los loables intentos de promoción del jerez en los Estados Unidos cuando se le dedicó la Fiesta de la Vendimia en 1971, contando con la presencia en Jerez de su embajador, Mr. Robert C. Hill.

Bota con la rúbrica del embajador de los Estados Unidos en España, 1971.
Bota con la rúbrica del embajador de los Estados Unidos en España, 1971.

Los primos de los ingleses

Para conocer los inicios del consumo del jerez en aquella parte de Norteamérica recomendamos el documentado trabajo de la investigadora Guadalupe Carrasco-González, 'Importaciones y comercialización de los vinos del Marco de Jerez en Estados Unidos (1791-1824)'.

En el mismo afirma que: 'A finales del siglo XVIII y en las décadas iniciales del siglo XIX las exportaciones de vinos del Marco de Jerez se dirigieron sobre todo al mercado británico y colonial, pero también al antiguo territorio de las Trece Colonias ahora independientes, que se convirtió en un importante consumidor. El nacimiento de los Estados Unidos abrió un nuevo mercado a los vinos del Marco de Jerez. 

La tendencia positiva de las importaciones estadounidenses de vinos de Jerez fue paralela al aumento de las importaciones británicas de vino español, entre las que el el jerez era mayoritario'.

Resulta ilustrativa la etiqueta de sherry amontillado con el nombre del famoso barco Mayflower, vino remitido desde Plymouth con destino a Massachusetts.

Etiqueta de jerez con el famoso barco Mayflower.
Etiqueta de jerez con el famoso barco Mayflower.

Presidentes

El jerez fue un vino muy presente en la mesa de los ocupantes de la Casa Blanca, sobre todo en el periodo comprendido entre la independencia y la Guerra Civil, ya sea en elegantes copas o como condimento en la elaboración de diferentes platos.

George Washington disfrutaba preparándose su propio y contundente ponche, un eggnog que incluía '¼ pint of sherry'.

El segundo en el cargo, John Adams, recoge en su diario, de fecha 19 de diciembre de 1779, que, durante su estancia en La Coruña, camino de Francia, sus anfitriones españoles le ofrecieron los mejores vinos tintos y blancos de España, pero que solo recordaba el nombre de tres: ''Sherry, Alicanté and Navarre”.

Cuando su familia dejó Inglaterra, Adams ejerció de embajador, tuvieron la precaución de llevarse un buen surtido de jerez, para ellos y sus amigos.

Uno de los vinos preferidos de Thomas Jefferson (escena recreada).
Uno de los vinos preferidos de Thomas Jefferson (escena recreada).

El más apasionado del jerez fue Thomas Jefferson, el tercer presidente.

En una carta fechada en mayo de 1803, remitida a su cónsul en Cádiz, Joseph Yznardi, le muestra su especial interés por el jerez: 'Entre los vinos que usted tuvo la amabilidad de proporcionarme, el que en su carta se llama Xeres pale sherry es el que más me ha gustado. Ahora no bebo nada más y temo que si no logro conseguirlo, será una privación que sentiré a diario'.

De James Monroe, el quinto en ejercer la presidencia se sabe, por una receta familiar, que el cake pudding lo hacían añadiendo '1/2 cup white wine or sherry'.

Por su parte, Andrew Jackson, el séptimo, prefería el syllabub como postre, y que contenía jerez.

Sobre James Buchanan, en el puesto 15, un amigo de escribió una vez que: con el Madeira y el jerez consumido se llenaría una bodega' (“The Madeira and sherry that he has consumed would fill more than one old cellar.”)

Finalmente, Abraham Lincoln, el decimosexto, tenía un plato preferido, el pollo a la Fricassee, al que no le faltaba sus dos cucharadas soperas de dry sherry.

El primer cocktail americano

Los historiadores califican al Sherry Cobbler como el primer cocktail de América. El origen de nuestro Rebujito fue muy popular en los Estados Unidos bien entrado el siglo XIX.

Uno de los presidentes, James Monroe (1778-1831), bebía este combinado hecho con 'sherry wine, citrus and sugar, served over crushed ice'. 

En 1888, Harry Johnson escribió en su Bartender’s Manual que era la bebida más popular de la época, muy refrescante. 

Disfrutando de un Sherry Cobbler en el bar americano de la Exposición de París de 1867.
Disfrutando de un Sherry Cobbler en el bar americano de la Exposición de París de 1867.

Durante la Exposición Universal de 1867, en París, los asistentes se bebieron 500 botellas diarias de vino de Jerez a base de esta novedosa combinación.

Las primeras referencias en prensa datan de 1837 y la receta más antigua, de 1838. 

En diciembre de 1839 la revista 'The Southern literary messenger', en la que era editor Edgar Allan Poe, había definido a este cóctel como ''el mayor invento licoroso'' y ''un regalo literario''. 

Su fama fue tal que trascendió al plano literario, siendo mencionado en la novela 'The upper ten thousand' (1852), de Charles Astor Bristed.

Por ella sabemos que la alta sociedad neoyorkina prefería entonces la Manzanilla, pero que para hacer un cobbler seguía decantándose por el 'dark sherry' o jerez añejo y dulce.

Un jerez con mucho arte

Si nos adentramos en las diferentes manifestaciones culturales de Estados Unidos podremos seguir la trayectoria del jerez en su pintura, la literatura, el cine o las series televisivas.

En uno de sus museos se conserva el cuadro del pintor, nacido en Filadelfia, John F. Francis, Bodegón con fruta y copa de vino.

Pintado hacia 1856 en el mismo se observa una botella con una etiqueta en la que se puede leer `pale sherry'.

La Sherry Girl americana, 1890.
La Sherry Girl americana, 1890.

Pero el ejemplo que mejor ilustra lo que decimos es la versión criolla que Thomas Waterman Woood realizó en 1890 de la Sherry Girl del inglés Powell Frith, logotipo de las bodegas Williams&Humbert. Obra que se conserva en el Detroit Institute of Arts.

La película más vista de todos los tiempos, Lo que el viento se llevó, de 1939, contiene una memorable escena en la que el personaje de Rhett Butler ofrece un jerez a Mammy. Mención que fue eliminada en el doblaje al español.

El jerez en Lo que el viento se llevó, 1939.
El jerez en Lo que el viento se llevó, 1939.

¡Qué decir de la más que conocida serie televisiva Frasier?, donde los dos hermanos agasajan a sus invitados con cream de Harveys, o amontillado.

Washington Irving y su bota en Osborne, 1828.
Washington Irving y su bota en Osborne, 1828.

Si el escritor y diplomático americano Washington Irving promocionó e1 jerez cuando volvió a su país, después de su estancia por estas tierras en 1828 (una bota en las bodegas Osborne lo recuerda); es Orson Welles, buen conocedor de nuestros vinos y gastronomía, quien en 1973 sería contratado por Domecq para publicitar el Double Century en diferentes medios de Nueva Inglaterra.

Orson Welles anuncia los vinos de Domecq en Estados Unidos, 1973.
Orson Welles anuncia los vinos de Domecq en Estados Unidos, 1973.

Artistas de la talla Marilyn Monroe se declararon consumidores de jerez, tal como se recoge en la foto de una fiesta celebrada en 1954 en el elegante restaurante Romanoff, de Beverly Hills.

Spielberg dejó su firma en una bota de González Byass, 1987.
Spielberg dejó su firma en una bota de González Byass, 1987.

Las estrellas de Hollywood también dejaron su recuerdo en el frontal de muchas de las botas que se guardan en las bodegas del Marco, tal como hizo Steven Spielberg y Amy Irving en 1987, cuando rodaron El imperio del sol en la localidad vecina de Trebujena2

Lástima que todo esto no se haya mostrado por nuestra delegación en un montaje audiovisual promocional, seguro que los yanquis hubieran quedado sorprendidos gratamente.

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