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De Jerez a Madrid: un paseo botánico por el Prado

Planazos

La pinacoteca madrileña hace una invitación a descubrir más de 40 especies botánicas representadas en su colección

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Descanso en la huida a Egipto Patinir. Óleo sobre tabla, 121 x 177 cm 1518 – 1520 Madrid, Museo Nacional del Prado. Sala 055A. / Museo del Prado.

Los itinerarios del Museo del Prado se conciben como una invitación a contemplarlo de manera distinta a la habitual. El objetivo es procurar al visitante una mirada distinta, inusual pero rigurosa, a nuestras colecciones; una mirada que se fije entemas y asuntos que normalmente pasan inadvertidos como ya ha sucedido con 'Reflejos del Cosmos', 'El Prado en femenino' I y II, 'Calderón y la pintura' y 'Otra colección: los marcos del Museo Nacional del Prado'.

En esta ocasión, con 'Un paseo botánico por el Prado', el sugestivo itinerario creado por Eduardo Barba Gómez, jardinero e investigador botánico en obras de arte, en el  que a través de 26 obras de autores tan significativos como Patinir, Fra Angelico, Tiziano, Velázquez, Rubens o Zurbarán, se muestra cómo la observación y reflexión sobre estas representaciones en las obras de arte crea una conexión en el tiempo entre el artista y el visitante.

Bodegón con alcachofas, flores y recipientes de vidrio Juan van der Hamen. Óleo sobre lienzo, 81 x 110 cm 1627 Madrid, Museo Nacional del Prado. Sala 010B. / Museo del Prado.

Cada época representa las plantas de una forma diferente, con mayor o menor atención al detalle y a la fidelidad botánica. En el románico, la simplificación extrema de su anatomía aportaba a los vegetales una belleza muy peculiar. En el gótico se buscaba la precisión y la descripción correcta de cada planta, de cada flor. Se podría decir que es en este momento cuando el retrato botánico adquiere una entidad propia en las obras de arte, que culmina en el Renacimiento. En ese periodo, y como herencia de siglos anteriores, las plantas abundan en el primer término de las obras, con un destacado estilo naturalista. Las especies escogidas podían estar presentes en el entorno del artista, incluso al pie de su taller de trabajo. Pero otras veces, y como fruto de las expediciones a distintos lugares del mundo, se incorporaban plantas exóticas que provenían de países lejanos y que enriquecían la flora artística, especialmente a partir del siglo XVI. De cualquier manera, las obras de arte dejan constancia de la fascinante capacidad de observación del medio natural de los artistas, que retrataban las plantas con delicadeza, como si fueran un personaje más. Este itinerario recorre un amplio abanico temporal, desde una escultura romana clásica hasta un lienzo de comienzos del siglo XVIII. Asimismo, presta atención a todo tipo de soportes, como el mármol, las piedras semipreciosas o, por supuesto, tablas y lienzos. En todos ellos hay acomodo para la representación botánica.

Eduardo Barba Gómez

Es jardinero, paisajista, profesor de Jardinería e investigador botánico en obras de arte. Ha publicado varios libros que tratan de las plantas en distintos contextos, y todas las semanas escribe y habla de jardinería, tanto en su columna del periódico El País como en su sección ‘Meterse en un jardín’ de la Cadena SER. Asimismo, se ha especializado en identificar las plantas que aparecen en las obras de arte, para colecciones nacionales y extranjeras. Precisamente, es en el Museo del Prado donde desarrolla una gran parte de su actividad de investigación botánica, ya sea a través de artículos en catálogos, directos en sus redes sociales o en conferencias.

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