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De sala de cabildos a una de romanos

Rodaje de la serie de Netflix

La sala capitular donde se rodó la serie de Netflix es una de las estancias más grandes del convento dominico. / Vanesa Lobo
Manuel Sotelino

26 de octubre 2018 - 21:00

La llegada de los padres dominicos a la ciudad de Jerez se sitúa con la entrada de Alfonso X 'El Sabio' y la repoblación cristiana de la ciudad. Con las huestes del Rey, también aparecían las primeras misiones de servicio al culto Divino a las familias cristianas -en su mayoría castellanas- que venían para asentarse en la localidad reconquistada.

Tanto franciscanos como dominicos construyen sus primeros cenobios a las afueras de las murallas. Los padres seráficos en la zona sur mientras que la orden de predicadores busca su lugar en la parte norte.

El mayor florecimiento del convento de Santo Domingo llega en los siglos XVI y XVII. Iglesia conventual de extensa planta, claustros, grandes dependencias destinadas a celdas de frailes, un enorme refectorio o una extraordinaria sala de cabildos donde se sitúa la atención de los encargados de las localizaciones de la serie 'The Crown' donde se rueda la totalidad de las escenas destinadas a la serie inglesa.

La sala capitular data de 1628. La construcción corresponde a Antón Martín Galafate que también dirige la edificación de la enorme sacristía del convento que está aneja a la sala de capítulos. Se trata de una estancia de planta rectangular. Con una bóveda de cañón donde destaca una interesante decoración geométrica de origen serliano.

Hay que destacar la portada que da acceso a la sacristía. Se trata de un pórtico con pilastras de decoración de retícula romboidal y capiteles antropomorfos.

Funciones

La sala capitular era el lugar donde los religiosos se reunían para debatir o exponer los asuntos relacionados con la vida del convento. Una sala de estas dimensiones es el reflejo del apogeo de la época en la que incluso llegaron a formar parte de la comunidad más de ciento cincuenta frailes. Con el paso del tiempo las vocaciones se aminoraron y los capítulos ya no se hacían necesarios en un sitio tan suntuoso. El espacio se destinó a trastero durante muchos decenios. Un nuevo apogeo llegó en la década de los cuarenta y cincuenta donde los jóvenes cercanos a los padres dominicos se reunían allí convirtiéndola en una zona de ocio con futbolín. Incluso se llegaron a proyectar películas. En esta estancia estuvo durante más de un siglo los restos del religioso Andrés Ruiz, confesor de María Antonia de Jesús Tirado. Actualmente, estos restos se encuentran en la capilla del Rosario en la iglesia conventual.

Juan Carlos González del Cerro, prior de la comunidad dominica, afirma que “queremos que sea una sala de reuniones, o para conferencias. Se le debe de devolver la importancia y el valor que siempre ha tenido para nuestra vida religiosa”.

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