Aquellos jovencitos del 58

La promoción de 1958 de la Escuela de Comercio se reencuentra hoy para celebrar sus bodas de oro

Alumnos de la promoción junto a dos profesoras, en un viaje que realizaron a Madrid.
Alumnos de la promoción junto a dos profesoras, en un viaje que realizaron a Madrid.
J.p.s. / Jerez

02 de octubre 2008 - 01:00

Que levante la mano el jerezano que no tuvo relación alguna (directa o indirecta) con la Escuela de Comercio de Jerez. O más correctamente, con la Escuela Profesional de Comercio, santo y seña de la ciudad, aquella 'fábrica' de talentos donde se formaron y forjaron desde 1921 generaciones y generaciones de jerezanos que hicieron de Jerez una ciudad más rica, próspera, cómoda y habitable. Por ella pasaron y luego triunfaron nombres muy vinculados al negocio del vino como los del recordado Juan Puerto, Paco Valencia o el propio José María Ruiz-Mateos, o los de los tres Antonios: Antonio Cabrera, Antonio del Puerto o Antonio Martín-Bejarano, entre una larguísima lista de nombres que contribuyeron a los tiempos de bonanza que vivió la ciudad y, muy especialmente, su principal industria, el vino.

Leed lo que escribe el historiador Eugenio Fedriani Fuentes en 1971, cincuenta aniversario de la fundación de la Escuela: "Al efectuar visitas a las casas exportadoras, a los centros oficiales y a las entidades bancarias y de crédito, se patentiza el gran papel desempeñado por la Escuela Profesional de Comercio en el desarrollo económico y cultural de Jerez. Como muestra, damos datos de una industria jerezana: De los diez primeros puestos directivos, siete son desempeñados por profesores mercantiles; de otros setenta, de índole administrativa, 26 los sirven titulados mercantiles".

Ángel Zamorano Corrales (Jerez, 1939) forma parte de ese puñado de grandes emprendedores que pisaron las aulas de la Escuela de Comercio. Fue alumno y, algo después, profesor ayudante. Es difícil encasillarle. Como empresario, Ángel ha 'tocado' todo tipo de actividades: bodegas, turismo rural, estaciones de servicio, construcción, gestoría administrativa y hasta la cría de caballos árabes, que se sepa. Ángel, un incansable trabajador y gran conversador, hombre minucioso y puntual, es un empresario atípico. "Siempre quise ser empresario. He disfrutado con ello. También he sido prudente, pero reconozco que muchas veces no me ha guiado el dinero, simplemente la creatividad, crear cosas". Con mucho tiempo y esfuerzo, Ángel ha conseguido reunir hoy en Jerez a la mayor parte de su promoción en la Escuela, la del año 1958, para celebrar sus bodas de oro. En el empeño ha puesto de su parte Luis Romero, compañero de fatigas y estudios en la Escuela, y en el pasado hombre con altas responsabilidades en la división de vinos de la antigua Rumasa. Vivió en sus carnes la expropiación y la merienda de negros en que se tradujo la reprivatización, pero -aunque ya alejado del negocio- siempre conservará su pasión por el mundo del vino.

Pues bien. Ángel y Luis han logrado contactar con una cuarentena de compañeros de promoción que hoy se reencontrarán cincuenta años después, que no son pocos. También acudirán al acto, que se celebrará en el salón de actos de la antigua Escuela, en el número 54 de Porvera, profesores titulares y ayudantes. Habrá palabras de Paco Valencia Jaén, también de Ángel Zamorano, que recreará el encuentro con las entrañables fotos de antaño antes de celebrarlo por todo lo alto en el Museo Taurino. Demasiadas emociones para aquellos jovecintos del 58.

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