Juan Alfonso Romero
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Este lunes ha comenzado en la sección jerezana de la Audiencia Provincial el juicio por el asesinato de una mujer en septiembre de 2020 en la calle Justicia por parte de su marido, quien la golpeó varias veces hasta matarla con un martillo de obra (una 'machota'). La vista oral, que se celebra con jurado, ha comenzado con la declaración del acusado, al que la Fiscalía le reclama una pena de prisión permanente revisable.
Los hechos ocurrieron a primeras horas de la mañana del 10 de septiembre de 2020. Sobre las siete de la mañana, vecinos de la zona alertaron de lo que parecía una fuerte discusión por parte del matrimonio en la casa de vecinos del barrio de San Mateo en la que residen. Tras personarse la Policía, comprobaron que la mujer se encontraba muerta sobre su cama presentando unos fuertes golpes en la cabeza. El acusado se encontraba en el patio de la vivienda pues, según relata la fiscal en su escrito de acusación, ingirió una importante cantidad de pastillas que tomaba para tratar de quitarse la vida.
Marian C., de 56 años de edad y nacionalidad rumana, permanece en prisión preventiva desde que fue detenido y puesto a disposición judicial. No constan de que se hubieran producido agresiones anteriores a su pareja.
Hubo momentos de tensión durante su declaración en la Audiencia ya que inicialmente se negó a declarar alegando un problema con su tratamiento médico en el centro penitenciario en el que se encuentra. Finalmente, el acusado, visiblemente alterado, accedió a declarar y a contestar a las preguntas de las partes tras convencerlo su abogada.
Su declaración, en la que fue necesaria la participación de una intérprete ya que el procesado apenas habla español, se centró en la situación económica que atravesaba el matrimonio puesto que no quiso contestar a las preguntas vinculadas a lo ocurrido el día del asesinato de su mujer. Así, a la fiscal reconoció que recibían algunas ayudas económicas de los servicios sociales; mientras, a su letrada le apuntó que, si bien tenían comida, su mayor preocupación era tener dinero para pagar el alquiler de la vivienda y de los suministros eléctricos y de agua, especialmente durante los primeros meses de la pandemia ya que no podían salir a la calle para recoger chatarra, principal vía de ingresos que tenía el matrimonio.
Según la Fiscalía, el día del asesinato, Marian C. confesó tanto a un vecino como a la Policía que había golpeado a su esposa con un martillo hasta matarla. La víctima, que tenía la movilidad limitada tras haber sufrido un ictus años atrás y que contaba, además, con problemas cardíacos, recibió seis martillazos en la cabeza provocándole la muerte escasos minutos después, según relata el fiscal en su escrito de acusación.
Acusado y víctima estaban casados desde 1986 y residían en Jerez desde 2015. Tenían 11 hijos en común, todos mayores de edad aunque ninguno de ellos vivía con ellos. Ambos no tenían trabajo, aunque obtenían recursos económicos a través de la venta de chatarra, así como mediante la mendicidad. El acusado señala que vinieron a España para que su mujer pudiera ser operada ya que en Rumanía no tenían dinero suficiente.
Al inicio de la sesión, la fiscal fue tajante: “Mató a su mujer porque estaba cansado de cuidarla”. Y negó, tal y como sostiene la defensa, que tenga algún tipo de alteración psicológica. “Lo hace queriéndolo hacer”, añadió.
Por su parte, la abogada defensora, adscrita al turno de oficio, incidió en la situación de pobreza del matrimonio. “Todo parte de una situación de desesperación en la que no ve salida”, apuntó la letrada, de ahí que apelara a las “circunstancias” socioeconómicas del matrimonio y a los problemas psicológicos que asegura tiene el acusado fruto de esta situación. Incluso, apuntó que el esposo llevaba tiempo queriéndose quitar la vida y que ha intentando suicidarse también en la cárcel. Por otro lado, afirmó que el día de los hechos estaba en un estado de “enajenación mental” por lo que aseguró que fue un “acto inconsciente e involuntario” fruto de su “ inestabilidad psicológica”.
En esta primera sesión, también declararon algunos testigos, entre ellos los funcionarios policiales que acudieron a la casa de vecinos de la calle Justicia que ratificaron que el acusado les confesó que había matado a la mujer porque estaba “harto” de la situación que estaban pasando. También negaron que estuviera en estado de ‘shock’ cuando fue detenido.
La vista oral, que en esta primera jornada ha tenido tanto sesión de mañana como de tarde, se desarrollará hasta este miércoles con la declaración de peritos forenses que hablarán de las heridas que le provocaron la muerte a la víctima así como del estado psicológico del procesado. También declararán como testigos algunos trabajadores de los servicios sociales municipales que durante varios años atendieron al matrimonio.
La Fiscalía reclama para el acusado la prisión permanente revisable por un delito de asesinato con el agravante de parentesco. Mientras, la defensa pide la absolución o, en su defecto, la calificación de los hechos como homicidio.
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