Julio Mariscal Montes: Cien poemas y mucha vida, en la Fundación Bonald de Jerez

La entidad acogerá el 13 de enero la presentación de esta obra sobre el poeta arcense, que contará con la presencia de Blanca Flores, Juan José Téllez, con la intervención musical de Paco Luque y Salvador Valle

Blanca Flores presenta en Jerez su libro sobre el poeta Julio Mariscal Montes

Julio Mariscal Montes.

La Fundación Caballero Bonald acogerá la presentación del libro 'Julio Mariscal Montes: Cien poemas', edición de Blanca Flores Cueto en Siltolá Poesía. Presentador: Juan José Téllez, con la intervención musical de Paco Luque y Salvador Valle. El acto tendrá lugar en la sede de la Fundación (Caballeros 17, Jerez), el lunes 13 de enero, a las 19:30 horas. Se servirá una copa de jerez por cortesía de la organización.

“Julio Mariscal Montes cultivó una poesía de validez universal y su influencia entre coetáneos y epígonos fue de trascendental importancia para la poesía española contemporánea. Su legado es el valioso ejemplo de un testimonio inigualable de la época que le tocó vivir. Su capacidad lírica, sobria y equilibrada, le han permitido mantenerse en el imaginario colectivo de la poesía del 50", apunta Flores.

Sobre el autor

Julio Mariscal Montes, Arcos de la Frontera (Cádiz), 18.XI.1922 – Jerez de la Frontera (Cádiz), 29.XI.1977. Maestro nacional y poeta.

Hijo menor del matrimonio formado por Aurelio Mariscal Sandoval, comerciante de tejidos, y Josefa Montes Iyázquez, Julio Mariscal quedó huérfano de padre con once años y estuvo muy vinculado emocionalmente a su madre.Se sintió atraído por la poesía ya en la adolescencia, edad desde la que vivió su homosexualidad con un sentimiento de culpa acrecentado por su religiosidad, su proclividad al desequilibrio nervioso y la represión social. De todo ello derivó un profundo sentimiento de diferencia y soledad.

Cursó Magisterio en la Escuela Normal de Cádiz (1945-49), donde conoció a los jóvenes que publicaban la revista El Parnaso (1948-50), luego convertida en Platero (1950-54). Esto le animó a fundar en su Arcos natal, con la ayuda de los hermanos Antonio y Carlos Murciano, el grupo y revista Alcaraván (1949-56). También codirigiría la revista madrileña Arquero de Poesía, luego titulada Arquero (1952-54, 1954-55), junto con Rafael Mir Jordano, Gloria Fuertes y Antonio Gala, además de publicar en otras revistas. Como maestro estuvo destinado en Cádiz (1950), El Bosque (1951-55), Espera (1955-56), Santa Bárbara de Casas (1956-57), Paterna de Rivera (1957-67, donde se acentuó su pasión por el flamenco y promovió un festival de peteneras) y Arcos (de 1967 hasta el final).

Mariscal publicó sus poemas en fechas relativamente tardías, lo que explica su adscripción a la generación del medio siglo. Sus fuentes estéticas son el clasicismo andaluz, la poesía flamenca y neopopularista y el simbolismo intimista, junto con alguna huella cernudiana. Su escritura parte de la experiencia, pero las anécdotas personales se difuminan a la manera machadiana en una atmósfera emocional. Es Mariscal un poeta existencial y fatalista volcado en tres grandes temas: el amor, Dios y la tierra; sus moldes preferidos, los alejandrinos, la silva blanca y la silva libre impar, junto a los sonetos y una poesía flamenca aún hoy en gran parte inédita. Dentro de una primera etapa de plenitud lírica, que llegaría hasta 1965, publicó Corral de muertos (1953; 2ª edición en 1972) –elegías a humildes vidas de gentes del pueblo escritas desde la desolación‒, Pasan hombres oscuros (1955) y Poemas de ausencia (1957) –dos delicados poemarios dirigidos a una amada etérea e ideal‒, Quinta palabra (1958) –vía crucis en sonetos‒, Tierra de secanos (1962) –emotivo y amargo retrato de la dura vida rural‒ y Tierra (1965) –donde estalla con pasión y amargura el amor oscuro, gozado y perdido. Un abandono amoroso lo sumió en una crisis de la que no se recuperaría, aunque sobreviviera entre depresiones hasta que falleció de un edema pulmonar. A partir los años 70 publicó, más bien por insistencia de sus amigos, Último día (1971) ‒en torno a la muerte‒, Poemas a Soledad (1975) –en realidad, una edición de sus primeras composiciones de tema amoroso‒, Trébol de cuatro hojas (1976) –dolientes rememoraciones del pasado‒ y, ya póstumamente, Aún es hoy (1980).

Más allá de la soledad en que vivió su marginación social, convertido en poeta de culto por las generaciones arcenses más jóvenes, actualmente en su Arcos natal da nombre a una calle y se le ha erigido un busto conmemorativo, además de convocarse en el aniversario de su muerte jornadas de homenaje. Fuente: Real Academia de la Historia.

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