Sobre la lectura y su aprendizaje
EDUCACIÓN



CCUANDO abordamos la enseñanza-aprendizaje de la lectura, en cualquiera de sus ámbitos (entonación, exactitud, fluidez, rapidez, comprensión,…) hemos de tener en cuenta el concepto de lectura en su sentido más amplio así como la situación del lector y la idoneidad de los textos. Es decir: se da la maduración suficiente, se está motivado, los textos a leer son adecuados,… y tenemos claro qué es leer.
Respecto a esto último, lo que supone leer, nos vamos a encontrar distintas definiciones: "comprender lo que se lee", "interpretar un escrito",… Necesitamos establecer la idea de lectura lo más certeramente posible para que las estrategias que empleemos para su aprendizaje sean igualmente acertadas.
Leer es un procedimiento lingüístico por el que se recibe un mensaje escrito. Esto lo sitúa junto a Escuchar (recibir un mensaje oral) y frente a Hablar y Escribir (emitir un mensaje oral y escrito, respectivamente) dentro de lo que es el proceso de comunicación verbal.
Dicho procedimiento lector es un acto complejo que conlleva el ser capaz de decodificar lo escrito (asociarle los sonidos precisos), el ser capaz de comprenderlo (asociarle el contenido correspondiente) y el ser capaz de interpretarlo (interacción lector-texto). Pero, inseparablemente de estas capacidades está la de controlar el objetivo de la lectura, el para qué se lee.
A poco que nos fijemos, nos damos cuenta de que "leemos de distinta forma" según para qué leemos: una revista, una receta de cocina, las instrucciones de un aparato, el prospecto de un fármaco, una resolución judicial, un texto profesional,… Así leeremos por encima, en profundidad, repasamos lo leído, repetimos, consultamos un diccionario,… Luego el objetivo de lectura nos determina el tipo de lectura que hacemos, por lo que en la propia definición de lectura debiera aparecer recogido: "Leer es el procedimiento por el que se decodifica un escrito, comprendiendo su contenido e interactuando con él en función de un objetivo".
A su vez a esas capacidades se llega dominando habilidades menores: decodificar no es sólo asociar un sonido a una letra, comprender no es sólo asociar un significado a un significante o un contenido a una oración, interactuar no es sólo opinar sobre lo leído, saber para qué se lee no es sólo tener claro lo que persigo al leer.
En listar estas habilidades, abordarlas de forma secuenciada y asegurarnos de que han sido adquiridas, estará el conseguir unos lectores y unas lectoras competentes.
José García Oliva. Especialista en literatura infantil y juvenil.
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