El libro, paisaje tras la fiesta
Lectores sin remedio
Cuando lean ustedes estas lineas ya se habrán extinguido los ecos de la Feria del Libro jerezana y el paso fugaz pero multitudinario por su recinto de los Claustros de Santo Domingo, de algunos de los escritores y escritoras que más lectores arrastran en este país. En definitiva, volvemos a contemplar el paisaje real que el mundo del libro proyecta en esta ciudad, donde las sombras no parecen terminar de disiparse más allá de propuestas efímeras como la mencionada – de cuyo éxito nos alegramos, como de todo lo que sirva para incentivar y visibilizar el libro y la lectura-, aunque nos sentiríamos mejor si observáramos en el horizonte signos de más trascendencia temporal. Por ejemplo: no descubrimos nada nuevo si decimos que algo tan esencial como la red pública de bibliotecas de esta ciudad languidece desde hace años, tampoco si afirmamos que pocas son las señales de que esto vaya a cambiar en un futuro inmediato. Y sin embargo, muchos ciudadanos solo podrían acceder a los libros de Julia Navarro o Juan Gómez Jurado - por poner ejemplos de autores que han sido protagonistas de la pasada Feria del Libro-, en una biblioteca pública. Además está demostrado que las pequeñas bibliotecas de las barriadas de nuestras ciudades, cuando se las dota de los recursos apropiados, son excelentes dinamizadoras culturares de sus zonas de influencia.
Los ejemplos son fáciles de encontrar en la geografía española, pero en nuestra ciudad que fue pionera en este tipo de centros surgidos en la década de los años 90 del pasado siglo, estas bibliotecas en el momento presente adolecen de los medios materiales y humanos apropiados, para responder a las necesidades de una sociedad que no es ya la misma que las vio nacer. Junto a las bibliotecas públicas son las librerías las que nos permiten palpar la salud cultural en relación al libro de las ciudades, y en este caso la situación es tan preocupante que ya encontramos poblaciones de mediano tamaño donde es complicado encontrar una. En Andalucía han desaparecido recientemente librerías emblemáticas como Nobel en Almería, Panella en Sevilla, Alpa en Cádiz, entre otras muchas, en un proceso que también golpea a Jerez donde cerró sus puertas Algarve ( y aunque la Casa del Libro abrirá en breve un local en Jerez, ignoramos de momento su repercusión en la actual situación).
Volviendo al principio, creemos que más allá del éxito popular de la Feria del libro en Jerez ( y su evidente repercusión positiva en editores, libreros, autores y lectores), deberíamos prestar más atención a una realidad que no es tan favorable para las librerías tradicionales, bibliotecas públicas y pequeños sellos editoriales, todos azotados por una problemática compleja a la que hay que hacer frente si queremos que el libro y la lectura sigan teniendo un papel importante, enriquecedor y permanente en la vida de sus habitantes. Ramón Clavijo Provencio
Doña IA
El otro día me encontré con doña IA. Coincidimos en el ascensor. Me dio los buenos días, muy educada, aunque noté su mirada por encima de mi hombro. Su presencia me cohibía y acudir al clima como el socorrido tema de conversación entre vecinos me pareció improcedente y pobre ¡Qué iba a pensar de mí! Por lo que me atreví a preguntarle: ¿Cómo estamos de Literatura? “¡De Literatura! -me contestó un tanto airada- ¡Me tiene el bloque contenta con la dichosa Literatura! La niña del quinto me pidió el otro día un trabajo sobre Jorge Luis Borges que le habían mandado, y como no tenía ni idea ni quién era ese señor, ni interés tenía en ello, no se le ocurrió otra cosa que acudir a la de siempre, a mí.
El vecino del tercero, el crítico literario, me pidió anoche desesperado una crítica de la última novela de Paul Auster que tenía que entregar de madrugada y ni siquiera había empezado a leerla. ¡Ah! Y me olvidaba, el escritor, o eso dice que es, del segundo me ha encargado una novela porque la tiene apalabrada para un premio que le van a dar y está en plena crisis creativa, o eso dice lloriqueando. Me ha asegurado que con la dotación del premio, que no es moco de pavo, se va a comprar un ordenador más potente para que yo esté más cómoda. ¡Será idiota! Y el político del sexto, me insistió que en el discurso que me había pedido incluyera una cita de algún intelectual de izquierdas, porque dice, el muy inútil, que eso enfervoriza a las masas. Por cierto -siguió pero esta vez la ira se trocó en sorna-, el otro día le puso usted un nueve a un trabajo que le entregó el alumno del sexto. Se puso usted un poco quisquilloso con las tildes. La verdad es que los correctores automáticos son unos ineptos, pero la culpa la tuvo el niño que ni se molestó en leer el trabajo que le había hecho y revisar la ortografía”. Y ante mi silencio, un tanto amedrentado, me lanzó con aire de superioridad: “Y usted, ¿no necesita nada? Pida usted por esa boquita”. Y me atreví de nuevo: ¿podría hacer que mis alumnos leyeran? Me miró con desprecio y me dijo: “Usted no ha entendido nada”. José López Romero.
Reseñas
El asesino tímido
Clara Usón. Booket, 2019.
Ante ‘La hija del Este’, quizá todas las novelas de Clara Usón empalidecen un poco. Fiel a la frase que le adjudica a Cervantes de que “la novela… es escritura desatada”, Usón pasa del misterioso suicidio de Sandra Mozarovski, famosa y joven actriz de la época del destape y que se cuenta en el nómina de amantes del emérito, referente o excusa del relato, para centrarse en la biografía de Ludwing Wittgenstein, para mezclar ambos temas con la propia biografía de la narradora, en una especie de supuesta novela testimonio, en la que las fronteras entre una aparente autobiografía (la narradora se llama Clara) y la ficción pueden confundirse, y donde la familia, en especial su madre, alcanza un cierto protagonismo. “Escritura desatada” y nunca mejor dicho, o quizá “desenfrenada”, “desaforada”. J.L.R.
Perseguidoras
Clara Usón. Alfaguara, 2007.
Esta es la cuarta novela de Clara Usón y me ratifico en lo dicho. Ninguna de las que hasta ahora he leído pueden compararse con ‘La hija del Este’; es más, parece como si esta no fuera de la autora. ‘Perseguidoras’ es una novela muy desigual y muy endeble, plagada de absurdos que la hacen poco creíble y, a veces, ridícula. La ironía, lejos de mejorar y darle un nivel a la narración, agrava sus defectos. Ana, la protagonista-narradora, se erige en el centro de su familia, compuesta por sus dos hermanas (Maite, que es esquizofrénica; y Alicia, una drogadicta), por su madre, su tía Conchita y Diego, hijo de Alicia. Ana es además la mártir familiar, la incomprendida y la que debe solucionar todos los problemas que le plantean sus hermanas. Una lectura para perder el tiempo. J.L.R.
Presentes
Paco Cerdá. Alfaguara, 2024.
No es la primera vez que traemos este autor a esta página y aventuramos que no será la última, a tenor de las más que interesantes propuestas que va lanzando a los lectores. Tras aquel sorprendente ‘El peón’ donde rememora la partida de ajedrez olvidada entre el español Arturo Pomar y el norteamericano Fisher en los años sesenta del pasado siglo, o la deslumbrante incursión que hace en ‘Los últimos’ a esas tierras perdidas de la llamada Laponia española en la serranía celtibérica al que seguiría ‘14 de abril’, ahora se detiene en un suceso extraño que acontece recién finalizada la Guerra Civil española: el traslado de los restos de José Antonio Primo de Rivera desde Alicante, donde fue fusilado, a Madrid. El extraño cortejo recorrerá cientos de kilómetros con el féretro a hombros de sus fieles, en una España en ruinas donde oficialmente la guerra ha terminado, aunque esta parece seguir de una manera soterrada y no menos terrible. R.C.P.
El tiempo de las fieras
Víctor del Árbol. Destino, 2024.
Nueva novela de este escritor de consolidada trayectoria, jalonada de premios (entre ellos el Nadal por la excelente ‘La víspera de casi todo’ ), y que ahora nos presenta una historia donde vuelven a aparecer personajes que ya conocimos en ‘Nadie en esta tierra’, aunque ahora con distinto grado de protagonismo y que se mueven en unos paisajes muy distintos que adquieren una evidente importancia en la trama. Soria es un inspector de policía a punto de jubilarse que es trasladado de manera forzosa a la isla de Lanzarote. Allí, solo y desubicado, pasa sus primeros días tratando de recomponer una vida ya en el ocaso, y en aquel tranquilo entorno sus paisajes y sus habitantes parecen ofrecerle una nueva oportunidad. Pero esos días de calma no duran mucho y el atropello de una joven, en lo que parece un accidente sin más, lo precipitan a una terrible realidad. R.C.P.
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