"He llegado a pasear a Marujita Díaz"

La crisis económica azota también a una de las profesiones más peculiares Uno de los cocheros de caballos más conocidos de Cristina lamenta la progresiva pérdida de clientes

Juan se afana en peinar el cabello de Romeo en la parada para coches de caballos situada en la Alameda Cristina.
Juan se afana en peinar el cabello de Romeo en la parada para coches de caballos situada en la Alameda Cristina.
Pablo Mora Jerez

10 de agosto 2014 - 01:00

Juan lleva prácticamente toda su vida dedicándose a los coches de caballos. Esta vocación viene en los genes de su familia, y es que tanto su padre (conocido en todo Jerez como Benito "el de los ponis") como su hijo se dedican a lo mismo.

Este cochero profesional sale cada día de su casa en la plaza del Mercado y se dirige hacia la alameda Cristina, con la esperanza de que esa jornada pueda pasear a más de un turista. Juan lamenta que "el negocio no es para nada rentable ya que desde hace cuatro o cinco años, la cosa está muy mal. Si antes habían aquí diez coches de caballo, este año quedan cinco. Y de la feria, mejor ni hablemos, porque ha sido un desastre total. Pasan los días y aquí no se monta nadie, con suerte quizás sale uno. Sigo con esto porque mi padre me ayuda, si no, no podría estar aquí. Juan señala que "no es culpa de nadie, sino que el verdadero problema es que no hay dinero".

Los cocheros de caballos no solo se enfrentan a los problemas económicos, sino que además tienen que sufragar "los impuestos de circulación, el seguro, y otros gastos adicionales, exactamente igual que un coche cualquiera de trabajo".

En cuanto a la clientela, asegura que últimamente son los turistas nacionales -más que los extranjeros- quienes más están haciendo uso de los coches de caballo. Incluso son los del interior los más generosos con la propina, aunque "por norma general todo el mundo deja algo". Un paseo en coche de caballo durante una hora cuesta unos 40 euros. Las circunstancias han obligado a Juan a aprender lo básico de inglés, francés y alemán, además está dispuesto a rebajar el precio, si con esa condición consigue montar a alguien en su coche de caballos. Juan reconoce que "prefiere montar a alguien por 35 euros, antes que estar aquí parado todo el día. Fui yo el que estableció el precio, el tiempo y el recorrido porque hace unos años era el único que se dedicaba a esto". En el transcurso del viaje, el cochero hace gala de sus conocimientos sobre muchos de los palacios y edificios de Jerez, así que va contando a sus clientes la historia que se esconde detrás de sus muros, como pueden ser el Palacio de Domecq, el convento de Santo Domingo, el Museo de los Relojes, el Alcázar, la Catedral, el barrio de Santiago o el palacio Riquelme. Sin embargo hay turistas que prefieren ir directamente a su destino, sin realizar el paseo turístico -haciendo del coche de caballos la función de un taxi- por lo que se ahorran una determinada cantidad de dinero.

Este cochero de renombre en Jerez acude a la Real Escuela Ecuestre cada martes y cada jueves de la semana (días de espectáculos ecuestres) para ver si teniendo un poco de suerte, consigue montar en su coche de caballos a algún turista.

Asegura que ha paseado en su coche de caballos a numerosas celebridades de nuestro país como Marujita Díaz o Lauren Postigo, entre otros muchos. Afirma que su caballo, de nombre Romeo, "se mueve como pocos en Jerez, con una elegancia que atrae las miradas de todos, incluso de quien no entiende de esto, y no es porque sea mío, sino porque es un espectáculo". Su vocación por estos animales hace que Juan ofrezca a sus caballos un cuidado especial.

Junto a su casa en el barrio de San Mateo, dispone de una cuadra en la que habitan sus cinco caballos. Cada mañana antes de salir hacia su puesto de trabajo, Juan se encarga de lavar y secar a sus animales.

Además, les alimenta hasta tres veces al día a base de grano, galletas de paja, zanahorias y remolacha. Y es que nadie puede decir que sus animales sufren o están mal cuidados. "Están bien alimentados, limpios, y a la sombra. Y además casi no trabajan. Antes era distinto porque había mucha hambre y mucho trabajo y también hacían largos recorridos. Pero hoy en día un caballo puede ir perfectamente hasta Alemania a su ritmo, y sin agotarse. He ido a las ferias de toda España al paso de los caballos" señala el cochero.

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