"He llegado a presentarme hasta a un concurso de cartas"

Ángel Martos Merino ante el edificio principal de Correos.
Ángel Martos Merino ante el edificio principal de Correos.
Pilar Nieto / Jerez

28 de marzo 2009 - 01:00

- Creo que usted ha viajado más en su vida que una carta...

- Pues sí. Me he llevado en Correos 43 años, dos meses y trece días hasta mi reciente jubilación. Soy hijo de Guardia Civil y nací en el cuartel de Antequera. A los dos años nos fuimos a Jaén y a Jerez llegué con 18 años. En Correos entré en la Navidad de 1965, por oposición, así que fui funcionario desde primera hora. Menos cuando entré de auxiliar y fui ejecutivo, luego he sido siempre director. Estuve destinado en Palma de Mallorca, Canarias, Navarra, Madrid... Después de estar dos años por España, me casé en Moguer con una Grazalemeña y tuve dos hijos, una hija, que trabaja en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla y un hijo que también está en Correos. En el año 83 volví a Jerez, de nuevo como director.Me quedé en la división de oficinas de la oficina principal, en la calle Cerrón, y he pasado por todos los puestos de responsabilidad, siempre intentando ser coherente y consecuente.

- ¿Cómo ha sido la evolución de Correos en todos estos años?

- Al principio era todo manual, y luego se ha ido informatizando.

- ¿Recuerda alguna anécdota curiosa de estos años?

- Recuerdo en repartos de telegramas un empleado que era gitano y que tuvo que llevarle un telegrama a los hermanos fosores, en invierno, lloviendo y en bicicleta. Estaba dirigido al hermano Tomás, Finca La Eterna Felicidad. Por poco le da un infarto. También hubo otro repartidor que llevó un telegrama a las tres de la mañana. Al ir a salir del bloque, como la puerta estaba cerrada y no sabía que se abría por dentro, se esperó hasta las siete de la mañana que salió un vecino. Otra historia fue un paquete que llegó en el año 98 de Colonia, y el envoltorio exterior, un saco, estaba impregnado de cocaína. La Guardia Civil esperó hasta que llegó una señora mayor a recogerlo y la detuvieron. También nos han llegado paquetes de tanatorios envueltos en plástico transparente que se veían las cenizas. Uno de esos paquetes lo pusieron en la mesa de un gallego y dijo que no se sentaba más allí.

- Habrán notado mucho la 'competencia' del correo electrónico.

- Muchísimo, y de los móviles. Antes todo el mundo escribía cartas: Los novios, los soldados... El año pasado se perdió un 4,5% de volumen de cartas, y este año rondará el 8. Lo único que suben son los paquetes, porque afortunadamente todavía no hay teletransporte, y también ha aumentado mucho el envío de dinero por los inmigrantes, aunque con esto de la crisis también se está notando. Además, han aumentado mucho con la crisis las notificaciones y los burofax.

- A veces será una auténtica odisea que una carta llegue a su destino.

- Imagínese, cuando llegaban muchas cartas por ejemplo dirigidas a la ronda del Colesterol, cuando es avenida de Juan Carlos I, pero llegaban. Eso pasa con muchas direcciones, pero gracias a la experiencia de muchos carteros llegan. Los más jóvenes lo tienen más difícil. Antes había una sección que le decíamos "la de los sabios" para ese tipo de cartas.

- Y a usted, ¿Le gusta escribir cartas?

- Hace cinco o seis años incluso me presenté a un concurso de cartas, aunque no gané. Cuando más cartas he escrito es cuando estuve en la mili en Sidi-Ifni, donde le escribía una carta diaria a mi novia. Menos mal que no me costaban nada los sellos por trabajar en Correos, porque si no hubiera sido una ruina. Me da pena de que todo esto se pierda, pero hay que adaptarse a las nuevas tecnologías. No podemos ir en contra. También hay una competencia enorme con las empresas de mensajería, pero no hay que achicarse, sino estar fuerte. Yo creo que en 2011 se liberalizará el servicio de Correos, aunque el correo americano por ejemplo es público y no lo van a cambiar. No pasa nada. A lo mejor aquí cambian de opinión.

- ¿Le ha resultado muy complicado su trabajo?

- Ser director de la oficina para mí ha sido un orgullo y ha sido muy fácil porque los colaboradores que he tenido han sido grandes profesionales. Además, también hacemos muchas otras actividades. En el año 83 por ejemplo hice el Club de Comunicaciones, una asociación lúdica y no lucrativa para disfrute de los empleados de Correos. Hicimos la caseta de Feria, con la que nos hemos llevado premio dos años, y concursos de bailes, pintura para los niños, de pesca, excursiones. Hasta una revista hicimos, 'El Apócrifo', y también hacemos exposiciones en el edificio de la calle Cerrón.

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