La Mano Negra y el asalto campesino de Jerez
El Rebusco
La crisis de España a finales del XIX y la prensa

Según nos cuenta Eduardo Pérez en su artículo ‘Manos Negras contra el hambre en Andalucía' (2019), desde 1879, las cosechas en esta parte de España fueron catastróficas y el latifundismo andaluz no daba trabajo. En el invierno de 1882 la situación es de tal magnitud que hasta Leopoldo Alas ‘Clarín’ es enviado como corresponsal del diario madrileño El Día para describir esta situación dramática de las clases más desfavorecidas.
Lo mismo hizo La Ilustración española y americana con su mejor artista, el jerezano Juan Comba.
En las bodegas de González Byass se conserva una bota firmada por ‘Clarín’, con fecha de 14 de enero de 1883.
El parlamentario jerezano, Duque de Almodóvar del Río, describía así la situación: “Se observa en Jerez y se podría extender la afirmación a buena parte de las ciudades que pueblan la bahía de Cádiz, que siendo la pequeña propiedad una excepción y la industria manufacturera casi nula, se observa el fenómeno de que no existan más que dos cuerpos sociales, uno de propietarios y labradores en situación holgada y otro de jornaleros. Uno que vive del producto de la renta o del producto de la labor, y otro que vive producto de su salario. Es decir, que siendo pequeña en representación la clase media, nos encontramos allí con un fenómeno extraño a todos los países de Europa; falta el eslabón que enlaza la alta clase con el proletariado. Pero -además- no es el proletariado de aquellas ciudades el que depende del salario que gane en una industria fabril -trabajo casi constante- sino una numerosa clase jornalera que vive de un salario sujeto a las eventualidades del tiempo que es -en suma- el proletariado campesino…”.
El Gobierno del Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta había restablecido la libertad de asociación en 1881, lo cual fue aprovechado por los sindicalistas de tendencia libertaria, mayoritarios en España, para crear la Federación de Trabajadores de la Región Española (FTRE).
En la campiña jerezana, los obreros internacionalistas sumaban 22 canteros, 150 jornaleros, 120 toneleros y 700 viñadores.
Pérez escribe que las noticias sobre la llamada “Banda Negra”, un grupo obrero del Este de Francia dedicado a atentar contra símbolos burgueses y católicos, se replicaron sin cesar en la prensa del régimen.
De esta forma, las autoridades rápidamente hicieron el “sensacional” descubrimiento de una organización secreta anarquista llamada La Mano Negra. A ella se le atribuyeron cuatro muertes ocurridas en la zona durante 1882 y 1883, ocurridas en circunstancias confusas y cuyas motivaciones políticas no quedaron probadas.
La mayoría de historiadores coinciden en señalar que se trató de una fabricación policial y que, en el caso de los documentos utilizados como prueba, podrían haber pertenecido en el mejor de los casos a agrupaciones cuya actividad se remontaba al ya finalizado período de ilegalidad.
La FTRE se desmarcó de los hechos: “Se pretende confundir las justas, legales y revolucionarias aspiraciones de la Federación de Trabajadores de la Región Española con los delitos que, dicen, han cometido la Mano Negra y otras asociaciones secretas. Faltaríamos a nuestro deber si no protestáramos en contra de las miserables calumnias de los asalariados de levita que, con sus falsas delaciones, pretenden que los tribunales o el gobierno consideren solidarios a 70.000 trabajadores de los delitos que puedan haber cometido criminales comunes, delitos que somos los primeros en censurar, porque es muy probable que sus víctimas sean dignos y honrados proletarios. […] Nuestra Federación de Trabajadores nunca ha sido partidaria del robo ni del incendio, ni del secuestro, ni del asesinato; sepan también que no hemos sostenido ni sostendremos relaciones con lo que llaman Mano Negra ni con la Mano Blanca, ni con ninguna asociación secreta que tenga por objeto la perpetración de delitos comunes”.
Los procesos judiciales se desarrollaron en 1883. De los cientos de jornaleros inicialmente detenidos, varios fueron condenados a altas penas de cárcel y 12 lo fueron a muerte. El recurso al Tribunal Supremo resultó aún peor, ya que sumó tres más a la pena capital. El Gobierno conmutó la pena a varios, y finalmente siete personas fueron ejecutadas por el método del garrote vil en la plaza del Mercado el 14 de junio de 1884. Tres días después, sus jueces recibían la gran cruz de la Orden de Isabel la Católica. Los presos sólo saldrían de la cárcel 20 años después, para ser desterrados, tras una campaña internacional.
El asalto campesino
El problema agrario en Jerez y Andalucía seguiría sin resolver. Sólo diez años más tarde del motín que dio pie a los procesos judiciales, en la noche del 8 al 9 de enero de 1892, una multitud de trabajadores del campo, armados, tomarían la ciudad durante unas horas, al grito de “Muerte a los burgueses, viva la anarquía”.
El 10 de febrero de 1892 en la plaza Belén de Jerez son ejecutados con garrote por los verdugos de Madrid, Sevilla y Granada, los anarquistas Manuel Fernández Reina (Busiqui ), José Fernández Lamela, Manuel Silva Leal (El Lebrijano) y Antonio Zarzuela Granja, víctimas de la represión surgida a raíz de la revuelta campesina del mes anterior.
La visión de la prensa satírica
Con la Restauración borbónica (1874-1931) se vive una etapa de estabilidad política y relativa libertad de expresión, aunque se firma una ley de libertad de imprenta, se consideraba delito cualquier ataque a la monarquía, la religión, la forma de gobierno y las instituciones fundamentales del Estado, lo que no impidió que proliferaran entonces, gracias al ingenio de los editores, una gran pluralidad de periódicos y revistas entre las que no faltaban publicaciones satíricas opositoras al régimen vigente como El Motín (Madrid,1881).
Durante este periodo se publican, entre otras, La Esquella de la Torratxa (Barcelona, 1872), Madrid Cómico (Madrid, 1880), Don Quijote (Madrid, 1892), Gedón (Madrid, 1895), etc.
Documentación
Sobre este periodo de la historia de la ciudad se pueden consultar los siguientes títulos: ‘La Mano Negra. Memoria de una represión’ (2010), de los investigadores locales José Luis Pantoja Antúnez y Manuel Ramírez López; ‘La Mano Negra. Caciques y señoritos contra anarquistas’ (1998), de Juan Madrid; y ‘La Mano Negra, crisis laboral en Andalucía a finales del XIX’ (2017), de Emilio Romero García.
En el 2005 el realizador Paco Palacio dirigió para Canal Sur el documental ‘La Mano Negra’. grabado casi íntegramente en Jerez, con la colaboración de Jerez Film Commission.
También te puede interesar
Lo último