Así es el mapa cultural jerezano
Enfoque. Repaso al Plan Estratégico de Cultura y Creatividad de Jerez
Un minucioso estudio de Culturalink, encargado por el Ayuntamiento, desgrana las fortalezas y debilidades de la ciudad para poder optar a la Capitalidad Cultural 2031
Jerez tiene un plan cultural, otra cosa es que se lleve a cabo. La intención está y los análisis al respecto, también: es lo que se viene a llamar ‘Diagnóstico del Plan Estratégico de Cultura y Creatividad de Jerez’ (PECCJ), presentado hace unos días en el Alcázar por la alcaldesa, Mamen Sánchez, y parte del Equipo de Culturalink Consultores, la consultora encargada del desarrollo de este plan, dirigido por Tony R. Murphy. “El objetivo es fortalecer la dimensión social de la cultura y consolidarla, como un elemento para favorecer la convivencia y el bienestar de los jerezanos, así como uno de los elementos vertebradores de nuestra Candidatura a Capital de la Cultura Europea 2031”, dijo Sánchez. En definitiva: poner a Jerez en el mapa de la cultura.
Un pormenorizado estudio que habla de cómo se comporta la cultura en Jerez, cómo son sus protagonistas, cómo interactúan, qué tipo de actividades se desarrollan, con qué recursos cuenta. Un innumerable conjunto de indicadores que permiten, también, establecer un diagnóstico comparado, tomar otras referencias, para así orientar las líneas de acción.
El estudio se divide en tres bloques a los que precede una marco teórico al que no le falta verdad cuando recuerda que “la cultura y la creatividad son indiscutiblemente elementos generadores de bienestar ciudadano, riqueza económica y cohesión social. La concentración de actividades culturales en un territorio cambia la lógica y el funcionamiento de sus dinámicas de conjunto. Las actividades culturales generan y moldean valores positivos que afectan a otros ámbitos. La protección medioambiental, el arraigo territorial o la cooperación como alternativa a la competitividad son algunos de los temas emergentes vinculados al valor de la cultura como pilar para la igualdad y la sostenibilidad”.
“El giro que se propone aspira a enfatizar la utilidad primordial de la política cultural para transformar la realidad social, económica y urbana dentro de la cual se actúa, incrementando los grados de desarrollo en un marco justo, sostenible y resiliente. El PECCJ se plantea como una herramienta de transformación para la ciudad de Jerez”, añaden.
‘Ámbito de actuación’, engloba la configuración histórica de la ciudad de Jerez, Jerez y sus realidades urbanas y el término municipal jerezano. De esta forma, “situar el presente bajo la perspectiva de la historia nos ayudará a entender mejor el espacio en el que actuamos y el momento en que actuamos”. El estudio apunta que en la época moderna, la base urbana de Jerez de la Frontera coincidía en alto grado con lo que hoy se reconoce como el centro histórico. Allí se cobija la memoria de la fundación árabe de la ciudad y del periodo que siguió a la conquista cristiana. Los resultados del proceso de transformación, crecimiento y reestructuración que sucede en este periodo (XV-XVIII) siguen caracterizando al núcleo histórico de Jerez.
Se destaca que el crecimiento más allá de intramuros vino dado, fundamentalmente, por la llegada de gentes que acudían a la ciudad atraídas por la posibilidad de encontrar trabajo en su fértil campiña. En este contexto, entre los siglos XV y XVI, comienza la llegada de población gitana, que tendió a instalarse en los nuevos arrabales. Desde entonces y hasta la actualidad, la importancia de este colectivo y el modo en que se integró en la comunidad local es uno de los rasgos definitorios de la realidad jerezana.
Jerez era una ciudad muy volcada sobre su territorio inmediato a través de las actividades agrícolas y ganaderas, pero en cierto punto se empezó a mirar también hacia el exterior. Con el descubrimiento de América en 1492, el comercio comenzó a ganar protagonismo gracias a la cercanía de los puertos de Sevilla y Cádiz. En torno a esa época, la vitivinicultura empezó a adquirir importancia y a proyectarse internacionalmente por vía marítima. Ese proceso paulatino de cambio, donde empezaban a irrumpir nuevas dinámicas, nuevos intereses y nuevos actores, se abrió paso en una sociedad de carácter estamental, donde la nobleza y el clero concentraban férreamente poderes y propiedades. Sobre este escenario se organizaría el tránsito de Jerez hacia la contemporaneidad.
Ya en el siglo XVIII, el negocio del vino se convirtió en el motor de Jerez, dando pie a una profunda transformación económica, sociopolítica y cultural. Mientras que la arquitectura eclesiástica diluía su protagonismo, una nueva arquitectura industrial de propiedad privada lo absorbía; sobre la planta de algunos conventos derruidos se levantaron instalaciones bodegueras de un porte inédito hasta entonces. De nuevo, la transformación del paisaje urbano explicitaba material y simbólicamente el cambio de poderes. Las 239 bodegas que existían en 1818 superaron el millar en 1968 y, en el año 1875, un 40% del suelo urbano jerezano era de uso industrial. La ciudad en su conjunto funcionaba como una gran estructura industrial y también su universo de relaciones socioculturales giraba alrededor del vino.
Los cambios en la vida pública y en la comprensión de las relaciones sociales hacen que en el siglo XIX empiece a atenderse de manera específica a aspectos relacionados con el desarrollo cultural. En este apartado, empezaremos hablando de la preocupación por el acceso a la información y la subsiguiente aparición de la prensa y del mundo del libro. A comienzos del XIX se lanza El Correo de Jerez, el primer periódico local con identidad propia, siguiéndole más adelante otros medios como El Guadalete. La puesta en marcha en 1873 de la Biblioteca Municipal de Jerez, que hoy es una de las bibliotecas públicas más antiguas de Andalucía, también se relaciona con el surgimiento del mundo editorial, que nació siendo un sector estrechamente vinculado a la Iglesia y a la alta burguesía. Entidades como la Sociedad Económica de Amigos del País y los diversos ateneos que surgieron en la segunda mitad del siglo actuaban como principales impulsoras en estas materias.
El estudio desgrana que otro fenómeno característico del XIX que tuvo en Jerez un recorrido particular fue la creación de teatros. Desde su inauguración en 1830, el Teatro Principal, ubicado en las cercanías de la Plaza del Arenal, se consideró un edificio deficiente y por debajo de las expectativas de la ciudad. Aún con la intensa polémica pública que suscitó y tras diferentes proyectos no ejecutados para la construcción de un nuevo teatro, el Principal funcionó durante décadas (hasta la apertura del Villamarta en 1928) como el espacio cultural de referencia en Jerez. Los teatros Eguilaz y Eslava tenían una arquitectura provisional y resultaban más modestos, pero también participaban en la programación cultural de índole oficial.
Mientras que los espacios mencionados estaban envueltos de notoriedad y prestigio, existía también una red de locales de menor entidad, pero tanto o más importantes para la vida cultural jerezana. Además de los tabancos, encontraríamos en este apartado numerosos salones (Teatro de Variedades, Salón Teatro Romea, Salón de Concierto El Recreo, etc.) y cafés cantantes (Nuevo Café del Teatro, Café Cantante del Conde, La Victoria, La Vera Cruz, etc.). Estos establecimientos, más distendidos y accesibles, cumplían además un papel nada despreciable a la hora de generar espacios de relación social que hasta cierto punto salvaban la fuerte dicotomía entre clases burguesas y proletariado.
En la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX, el interés del público por el flamenco se incrementó, cosa que resultó en la inclusión de espectáculos de cante en la agenda cultural jerezana y en la construcción de una noción de carácter profesional en torno a unas prácticas y expresiones a las que, hasta entonces, no se les había aplicado una consideración de este género.
Llegaría después la segunda pujanza del sector vinatero y desarrollismo (años 60-1975). Pero durante las primeras décadas del siglo XX Jerez atravesó un periodo de ligero estancamiento sólo interrumpido por repuntes episódicos de la industria bodeguera. La llegada de población obrera a la ciudad sucedía en forma de discretas oleadas y daba lugar a crecimientos comedidos, cosa que disimuló la necesidad de intervenir vía planificación. Las necesidades de alojamiento se resolvieron desde la escala de proyecto, levantando conjuntos de viviendas accesibles de nueva construcción en suelos baratos en aquel entonces periféricos. En este contexto se enmarca el nacimiento de barriadas como La Plata, Federico Mayo, Torresoto, Estancia Barrera, La Vid o La Asunción, hoy plenamente integradas en el conjunto urbano y dotadas de una fuerte reconocibilidad a nivel ciudad. Los primeros instrumentos urbanísticos que conoció Jerez llegaron a mediados del siglo XX, cuando el interés privado por la promoción inmobiliaria empezaba a hacerse palpable.
En 1959, coincidiendo con el final del periodo de autarquía de la dictadura franquista, Jerez aprobó su primer Plan General. Una visión de futuro para la ciudad por completo inédita, bajo la cual se impulsaron las primeras políticas municipales del flamenco en Jerez.
El proyecto de ciudad y reorientaciones en el cambio de siglo (1978-2008). El fortalecimiento de la administración pública y la buena coyuntura económica general coincidieron en Jerez con una profundísima crisis del sector bodeguero. La ciudad fue objeto de una transformación muy pronunciada, impulsada por un fuerte liderazgo desde el Ayuntamiento a través de los diferentes PGOU que se fueron desarrollando. La otra cara de esta moneda mostraba grandes desarrollos urbanísticos e inmobiliarios comandados por el interés privado. En el caso de Jerez, la multiplicación de adosados colmatando vacíos a modo de barrios dormitorio sería una expresión de esta dinámica; también serviría de ejemplo la creación de un cinturón de grandes desarrollos apoyados en la ronda urbana y sin integración en el conjunto de la ciudad. Este tipo de urbanismo concentrado en explotar oportunidades antes que en resolver problemas resultó en un trato subsidiario a las realidades más periféricas y vulnerables, ampliando así las desigualdades urbanas. Sirvan de ejemplo de esto último los análisis de barriadas realizados por el Ministerio de Fomento, donde se indica que en 1991 el porcentaje de población jerezana expuesta a situaciones de vulnerabilidad era del 62,31%, mientras que en 2001 ese porcentaje se elevó al 69,10%.
Si la crisis de 2008 truncó súbitamente las dinámicas de crecimiento de todo el Estado español, el agotamiento del modelo de gobierno urbano que marcó el cambio de siglo en Jerez se produjo unos años antes. A medida que el fin de ciclo se fue aproximando, iniciativas de gobierno como la elaboración de un segundo Plan Estratégico (2004 - 2010), la aprobación de un nuevo PGOU en 2009 y el anuncio del macro-proyecto de la Ciudad del Flamenco fueron desacelerándose hasta encallar del todo. En cualquier caso, aunque el agotamiento final del proyecto de Jerez para entrar en el siglo XXI generó cierta sensación de frustración y de horizonte perdido, en el lado positivo de la balanza dejó la consolidación de la ciudad como un centro urbano de peso, bien conectado, cualificado en materia de servicios y de notable atractivo. El pronunciado incremento de la población jerezana a lo largo de los últimos años (en torno a un 14% desde el año 2000) sería un posible indicador de éxito de un proceso que debe valorarse en términos complejos.
Escenario post-crisis y búsqueda de nuevos horizontes (2008 - Presente). El shock económico de 2008 puso de manifiesto la necesidad de repensar nuestras maneras de entender el desarrollo. El tiempo transcurrido desde entonces, con la crisis sanitaria de la COVID-19 como su más reciente episodio, no ha hecho más que subrayar que nos hallamos inmersos en un nuevo contexto marcado por retos de futuro cada vez más acuciantes. Una comprensión renovada de la sostenibilidad, dotada de mayor integralidad y conciencia planetaria, aspira a convertirse en el elemento brújula para orientar los nuevos itinerarios de la humanidad. El compromiso medioambiental, la lucha por la igualdad y la defensa de unos derechos de ciudadanía ampliados se convierten en cuestiones centrales de nuestro presente. Los compromisos generados en torno a marcos como el de la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible suman hoy día apoyos locales y proyección global.
Mapeado de espacios culturales
De titularidad pública
1.a. De gestión municipal
- 1. Archivo Municipal de Jerez
- 2. Biblioteca Central de Jerez
- 3. Biblioteca Municipal Agustín Muñoz Gómez
- 4. Biblioteca Municipal Padre Luis Coloma
- 5. Biblioteca Municipal Ramón de Cala
- 6. Biblioteca Municipal San Telmo
- 7. Claustros de Santo Domingo
- 8. Conjunto Monumental Alcázar de Jerez
- 9. Fundación Andrés de Ribera - Museos de la Atalaya
- 10. Fundación Caballero Bonald
- 11. Museo Arqueológico
- 12. Palacio de Villapanés
- 13. Pescadería Vieja Sala de Arte
- 14. Sala Compañía
- 15. Sala de Exposiciones Callejón de los Bolos
- 16. Sala Paúl Espacio Joven - Casa de la Juventud
- 17. Teatro Villamarta
- 1.b. Otros espacios culturales de titularidad pública
- 18. Centro Andaluz de Documentación del Flamenco
- 19. Conservatorio Profesional de Música Joaquín Villatoro
- 20. Escuela de Arte de Jerez de la Frontera
- 21. Museo de Arte Ecuestre
- 22. Museo del Belén
- 23. Museo de Ciencias IES Padre Luis Coloma
- 24. Museo del Enganche
- 25. Museo de Tecnología Agraria Antonio Cabral
- 26. Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre
- 27. Torre del Agua (Sede de la Agrupación Fotográfica JerezanaSan Dionisio)
- 28. Zoco de Artesanía de Jerez
- 2. ESPACIOS PRIVADOS
- 2.a. Espacios culturales y socio-culturales de carácter institucional
- 29. Ateneo de Jerez
- 30. Biblioteca Sebastián Oliva
- 31. Centro de Baile de Jerez
- 32. Galería del Jerez
- 33. Pinacoteca Rivero
- 34. Museo del Traje Andaluz
- 35. Real Academia San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras
- 36. Sala Barbablanca
- 37. Teatro Cajasol Jerez
- 38. Teatro Estudio Jerez
- 2.b. Espacios culturales y socio-culturales independientes
- 39. Bretón Artespacio
- 40. Espacio Abierto
- 41. Fedarte
- 42. Damajuana
- 43. Doce Monos Co-space
- 44. El Corral de San Antón
- 45. Espacio Manualideas
- 46. Galería de arte Cristina López
- 47. La Guarida del Ángel
- 48. Sala La Quemá
- 49. Tierra Viva
- 50. La Yerbabuena
Es significativo el capítulo dedicado a equipamientos culturales, del que el estudio destaca que Jerez cuenta con un abanico de equipamientos culturales “convencional, poco amplio y escasamente diversificado. La próxima puesta en marcha de varios equipamientos culturales significa una buena oportunidad para repensar el modelo en clave de innovación, tanto a nivel particular como de red”.
Este análisis además hace una profunda distribución de recursos culturales según realidades urbanas, en la que destaca que intramuros engloba el 25,6% y San Miguel el 12,56%. La Ronda sudeste se lleva la peor parte con un 0,48%. Desde la perspectiva territorial, se observa una elevada concentración de la programación en el distrito centro. De hecho, el 77,5% de la oferta cultural se concentra en tan solo cinco barrios, concretamente en San Miguel, San Pedro, San Marcos, San Lucas y Angustias. En el resto de distritos encontramos ciertos puntos dispersos en los que se efectúan actividades culturales, generalmente relacionadas con talleres en centros educativos del municipio localizadas en los barrios periféricos del núcleo urbano principal.
Hay que destacar además que Jerez cuenta con 7 entidades locales autónomas (La Barca de la Florida, Estella del Marqués, Guadalcacín, Nueva Jarilla, San Isidro del Guadalete, El Torno y Torrecera) y 21 barriadas rurales, que sumadas al núcleo urbano principal significan un total de 29 núcleos de población. A día de hoy, en torno a un 10% de los 211.300 habitantes censados en Jerez residen en el territorio rural.
El estudio advierte que “prevenir la brecha cultural entre el núcleo central y los asentamientos rurales exige la construcción de una mirada más próxima, empática e integradora hacia las realidades ubicadas más allá de la ciudad”. Señala que “el ecosistema cultural de Jerez es muy complejo, en el que participan muchos actores y de forma muy diversa”. También destaca que “potencialmente Jerez tiene una gran demanda cultural en determinados sectores y que en alianza con la Bahía y la ciudad de Cádiz podría generar capacidad tractora en ámbitos como el patrimonio y jugar un papel importante”. Del mismo modo, se refiere a la riqueza que supone “la conexión del Jerez rural y urbano”.
Respecto a la posibilidad de un espacio para el consenso cultural de los partidos, “los partidos políticos acogen una amplia gama de objetivos en cultura que pueden ser considerados complementarios. Existe pues un marco para el consenso y el entendimiento”.
El punto débil está en el presupuesto cultural, que está por debajo de la media nacional. En 2020, el gasto en cultura del Ayuntamiento de Jerez supuso el 3,1 % del gasto total municipal, alcanzando un gasto medio de 31,3 euros por habitante. En términos comparativos, el gasto por habitante muestra unos valores notablemente inferiores al promedio estatal (68,9 euros), siendo el porcentaje sobre el presupuesto municipal total también inferior al de la media de los municipios del conjunto del Estado (4,3 %). Si aceptamos lo que indican las recomendaciones de la UE y de otros organismos internacionales sobre la relevancia de los sectores culturales y creativos en los modelos de desarrollo regional y su impacto local, resultaría recomendable que los presupuestos en cultura en el ámbito local se ubicaran, al menos, entre el 5% y el 10%. Este objetivo no se ha llegado a alcanzar en Jerez en los cuatro últimos años con datos de gastos liquidados (2017 -2020). “Para articular estrategias de desarrollo local basadas en la cultura y la creatividad se necesita ampliar los recursos disponibles para trascender lo meramente declarativo”.
Por programas de gasto, el Ayuntamiento de Jerez presenta una dispersión concentrada del presupuesto, donde destaca el gasto en Promoción cultural (40,62%), seguido por Fiestas populares y festejos (23,7%). En consecuencia, es el Ayuntamiento que menor porcentaje del presupuesto destina a Equipamientos culturales y Museos, mientras que destaca su gasto en Promoción cultural y en Bibliotecas y Archivos.
Sobresale el dato de eventos culturales en la ciudad. Las entidades públicas municipales de Jerez promueven unos 400 al año. Según el sector de actividad, los eventos culturales se concentran mayoritariamente en el sector de la música (34,9%). En segundo lugar, se encuentran las actividades relacionadas con libros y prensa (20%), las artes escénicas (16,7%) y el patrimonio cultural y natural (11,7%). Las artes visuales también tienen cierta relevancia en la programación cultural pública municipal de Jerez, representando el 8,5% de la programación anual. Finalmente, con un valor más residual, aparecen los medios audiovisuales e interactivos (2,2%), la artesanía (1%) y el diseño y servicios creativos (0,2%).
Lo que demandan los jerezanos
Estimando los valores a partir de la combinación entre la estructura de la población de Jerez a los inicios de 2022 con el comportamiento previsto a partir de la última encuesta de Hábitos y Prácticas Culturales de 2018-2019 (Ministerio de Cultura y Deporte), “podemos comprobar que la población de Jerez, potencialmente, da para más de 608.000 entradas anuales de cine, casi 300.000 usos de las bibliotecas, 276.000 visitantes a los museos, 243.000 asistentes a conciertos de música actual o 133.000 asistentes de teatro. También hay que destacar que en algunos de los consumos las diferencias por géneros son notables, como por ejemplo la asistencia a representaciones de danza (claramente femenizada) o los conciertos de música actual (que muestran un claro predominio masculino). Estamos ante una demanda potencial estimada de unas magnitudes nada despreciables. El estímulo de dicha demanda debe ser un objetivo de las políticas públicas locales”.
Asimismo, un trabajo de investigación, identificación y categorización ha logrado contabilizar un total de 216 agentes y 54 iniciativas culturales localizados en Jerez. Este inventario se considera una herramienta útil y un punto de partida a ampliar. Las peñas actúan como nodos fundamentales del subsistema del flamenco, un entorno muy vivo que tiene otro de sus pilares en las academias de baile y guitarra. El peso, la diversidad y la particularidad del subsistema dedicado a la formación artística es el rasgo más característico y también el de mayor potencial en el caso de Jerez. A nivel provincial y autonómico, el número de empresas culturales y creativas ha crecido en los últimos años. Jerez mejora ese comportamiento general.
Objetivos de la política cultural
Los grupos de objetivos que mayor importancia alcanzan son los que tiene que ver con el acceso a la cultura, el derecho a utilizar los lenguajes artísticos para expresarse y, en cierta medida, la generación de impactos económicos-sociales. Durante la presentación de este diagnóstico, la alcaldesa, Mamen Sánchez, recordó que la candidatura de Jerez es “participativa e integradora” y que “se emprende con todo el estímulo, la creatividad y el talento de otros municipios de la provincia y con aportaciones que nos refuerzan y nos permiten codiseñar un proyecto único y ganador”. Adelantó que a partir de este momento, “se inicia una conversación que seguirá desarrollándose a lo largo de los próximos meses, que se irá enriqueciendo con muchísimas más voces, con ideas, propuestas, aportaciones con las que paso a paso, iremos definiendo la propuesta de valor de la Candidatura Jerez 2031”.
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