La memoria del jerez
El rebusco
Juan Pedro Aladro Kastriota y Salvador Díez Pérez de Muñoz
Dos personajes que hicieron historia
Jerez ha sido la cuna de relevantes personalidades que han destacado en diferentes profesiones y actividades, muchos de ellos aún esperan el merecido homenaje de la ciudad que los vio nacer, entre ellos Ginés de Mafra, uno de los miembros de la expedición que dio la primera vuelta al mundo, Francisco de Paula Rojas Caballero-Infante, pionero de la energía eléctrica en España, Antonio Soto Flores, gran benefactor de la ciudad; el gran cervantista Ramón León Mainez; Antonio Castilla, creador de la primera emisora de radio en este país; el notable naturalista José María Pérez Lara; el colonizador de las Hawái Francisco de Paula Marín, el escritor y editor Manuel Ortega Pichardo, o el general liberal Manuel Sánchez Mira, al que el gobierno socialista local le quitó el rótulo de su calle.
Especial importancia han tenido en el campo de la medicina, donde sobresalen cuatro nombres: Enrique Carrasco Cadenas, Manuel Blancas, Francisco Javier Pongilioni, o el mismo Juan Planelles.
Sin olvidarnos de los empresarios vinateros de la talla de Manuel Antonio de la Riva o Rafael García del Salto. De todos ellos, de sus vidas y éxitos, he ido dando cuenta en diferentes entradas de estos Rebuscos semanales.
La reciente visita a Jerez del investigador albanés Xherardo Nikjari ha servido para despertar el interés por la figura de Juan Pedro Aladro y Kastriota (Jerez, 1845-París, 1914). Hijo ilegítimo de Juan Pedro Domecq Lembeye, este diplomático español alcanzó notoriedad internacional en su intento por aspirar al trono de Albania.
De otro lado, resulta de gran interés revisar la donación que se guarda en el Archivo Municipal bajo el epígrafe 'Díez-Lacave', el legado documental que la familia, representada por Lorenzo diez Lacave y su hijo, Lorenzo Díez Romero-Valdespino, donó al pueblo de Jerez el 4 de enero de 2005.
Varios legajos recogen los expedientes relacionados con la firma bodeguera Díez Hermanos, fundada por Salvador Díez Pérez Muñoz, y dos de sus hermanos, en 1876.
A ellos hay que añadir los libros de contabilidad de la bodega, fechados entre 1883 y 1961, donados a su vez por el historiador Antonio Cabral.
El hombre que no pudo reinar
Una de las propiedades vinculadas a la controvertida figura de Juan Pedro Aladro es la finca conocida como La granja, situada en la cañada de Geraldino que conduce de Jerez a La Corta
En la gran verja de hierro existente en el arco de entrada aparecen las iniciales JPA, una clara referencia al personaje en cuestión, y el año de 1846.
Hay que decir que en 2018 la casa de antigüedades Thomas Coulborn&Sons, de Inglaterra, vendió una pintura de Louis Teffien, fechada en 1839, con el edifico que hay en esta hacienda, actualmente abandonado y en estado de evidente deterioro.
Este palacete residencial, rodeados de viñedos lo heredaría Juan Pedro Aladro de su padre, y adquirido años más tarde por Juan Pedro Domecq.
Pascual Madoz, en 1848, hace este comentario: ''La Granja, propiedad de d. Juan Pedro Domecq, situada sobre la margen del rio Guadalete, a 1/2 legua de la población, camino de la Cartuja, comprende una casa muy bella, cercada de un vistoso jardín con diferentes árboles''..
En ella vivieron miembros de la familia propietaria hasta los años `70.
A su vez, el pintor jerezano, José Montenegro, pintaría la entrada que mostramos en un cuadro poco conocido, y fechado en 1896.
Dos años más tarde Aladro enviaría desde París una hermosa fuente de fundición, la que colocaría el Ayuntamiento en la plaza que lleva su nombre,
La saga de los Díez
Para documentarnos sobre esta familia, cuya actividad no solo ha sido la de bodegueros, hemos consultado la crónica escrita, pero nunca publicada, por Jesús de las Cuevas, 'Los cien años de Díez Hermanos (1876-1976)'.
En este trabajo de 62 páginas se recoge de forma sucinta una importante información recogida de sus descendientes. Este escritor arcense, unido a los Díez por su matrimonio con María José Díez Domecq, pudo acceder a los archivos familiares y de la empresa.
Aunque la correspondencia cruzada entre Salvador Díez y su padre, como la de su hermano Manuel, se perdió, y 'nadie conoce su paradero', Jesús de las Cuevas si pudo consultar en ese momento 'los archivos de Díez Hermanos, perfectamente ordenados en carpetas', conteniendo cartas como otros papeles, amén de folletos, y escrituras.
Su abuelo paterno, José Díez Imbrechts, fue un visionario al promover la que hubiera sido la primera línea de ferrocarril en España, hablamos de 1829.
Un hijo suyo, Luis Díez Fernández de la Somera, retomaría años después la idea de su padre, y fue el impulsor del primer ferrocarril de Andalucía, la que uniría Jerez y el Puerto de Santa María, así como fundador de la Caja Agrícola de Jerez y uno de los participantes en la creación de la Sociedad para el abastecimiento de agua potable a Jerez.
Tres de los hermanos de Salvador destacaron en diversas facetas. Francisco Luis estuvo en posesión de la Gran Cruz del Mérito, así como los títulos de Hijo Predilecto e Hijo Esclarecido de Jerez; José Luis, oficial naval e inventor, sus restos descansan en el Panteón de Marinos Ilustres de San Fernando, y una calle de la ciudad está rotulada con su nombre; Pedro María fue distinguido, entre otros honores con los de caballero y oficial de la Legión de Honor Francesa, comendador con placa de la Real y Distinguida Orden de Carlos III, agregado honorario de la Embajada de España en París, y presidente vitalicio de la Cámara de Comercio de España en París. .
Salvador Díez Pérez de Muñoz
Nuestro eminente paisano nació el 31 de diciembre de 1857. Fueron sus padres José Díez Fernández de la Somera y Rafaela Pérez Muñoz y Duque.
Educado en la escuela que los Padres Escolapios tenían en Sanlúcar de Barrameda y posteriormente en la de los Jesuitas, se alistó en 1874 en el Ejército Carlista junto con sus hermanos Manuel y Francisco.
La Restauración en la figura del rey Alfonso XII le llevó a exiliarse voluntariamente en Francia, donde —en unión de su hermano Manuel— se inició en el negocio vinatero. Desde Bayona escribió a su padre una carta, fechada el 30 de mayo de 1876, en la que pide le envíe “buen y viejo vino de Jerez”.
Vuelto a Jerez, contrajo matrimonio en 1885 con María Antonia Gutiérrez O’Neale.
Falleció en su domicilio de la calle San Miguel, número 11, a la edad de ochenta y un años, el 12 de febrero de 1939.
En 1913 fue elegido presidente de la Asociación Gremial de Criadores y Exportadores de Vinos de Jerez; estando en posesión de la Orden de la Legión de Honor, concedida por el presidente de la República Francesa en 1924.
Los miembros de la foto del grupo familiar que reproducimos son: Salvador Díez Pérez de Muñoz y su esposa María Antonia Gutiérrez O´Neale, y los hijos e hijas junto a ellos, Salvador, Patricio, Diego, Margara, María, Ángeles, Mercedes y Emilia. José Luis aún no había nacido.
En el tomo dos del libro de J. León Díaz, Siluetas jerezanas (1898), se recoge una amplia semblanza de este diligente empresario y sus instalaciones, donde resalta que 'su carácter emprendedor y sus grandes aficiones al trabajo le hayan conquistado el lugar de consideración y respeto que se le tribute ( ) en la sociedad'.
El Alcázar y los Claustros
La ciudad de Jerez tiene una gran deuda con Salvador Díez, ya que gracias a él podemos contar actualmente con dos de los edificios más emblemáticos de los que puede presumir nuestra ciudad: el conjunto histórico y monumental del Alcázar, el bello claustro gótico, con sus dependencias, de Santo Domingo.
El primero lo adquirió, reparó y salvó de la ruina, evitando así un posible derribo, dado el lamentable estado en el que se encontraba desde finales del siglo XIX, siendo su último inquilino el duque de San Lorenzo. La parte más importante del recinto se la adquirió en 1926 a María Luisa de Ágreda y Fernández de Villavicencio por 170.000 pesetas.
Al año siguiente se hizo con el resto del recinto, propiedad que era de la Compañía Sevillana de Electricidad, donde dicha compañía tuvo instalado el primer generador de eléctrico que hubo en Jerez.
De igual modo se hizo con los claustros de Santo Domingo, en estado de abandono desde los tiempos de la desamortización, adquiriéndoselo a Manuel Críspulo González Soto en 1908, otra familia bodeguera.
El complejo monumental pasaría a manos del holding Rumasa en 1981. Expropiado en 1983, pasaría a ser propiedad del Ayuntamiento, que lo utilizó como equipamiento cultural durante años. En 1999 fue cerrado para su restauración, reabriendo sus puertas nuevamente en 2012.
Díez Hermanos
La historia de la prestigiosa firma Díez Hnos., con algo más de un siglo de existencia, es un claro ejemplo de la evolución de los vinos de Jerez en el periodo comprendido entre 1870 y 1980.
Resumirla en pocas líneas no es asunto fácil si a ellos sumamos que en 1981 fue adquirida por Rumasa, cuando era Díez-Mérito, y comprada por Marcos Eguizábal en 1985 después de pasar por las manos de los 'saqueadores' enviados por el gobierno socialista.
Eguizábal se deshizo de ella en el 2016, siendo sus actuales propietarios la familia Espinosa.
Su nacimiento tiene lugar en Francia, en 1876, a iniciativa de los hermanos Salvador y Manuel Díez Pérez Muñoz, a los que se uniría más tarde Francisco.
Los dos habían combatido en las filas carlistas y fue en Francia, allí exilados, los que con la ayuda de su padre comenzaron a vender a nuestros vecinos 'le bon vieux vin'.
Unos años después, definitivamente afincado en Jerez, Salvador y sus hermanos compraron las soleras de Ysasi y Compañía, consolidando así la firma Díez Hermanos, la cual, en 1904, logró exportar 3.796 botas de 500 litros, pasando a situarse entre las más importantes bodegas del marco de Jerez.
Tal fue éxito que R. Mena y Sobrino, en 1900, ya los incluye en su Reseña de las bodegas de Jerez; hecho que confirma la revista Mercurio, de 1 de septiembre de 1910.
En su expansión van ampliando sus propiedades en bodegas y viñas, entre las primeras. la que compran de Viuda de Fuentes Parrilla en 1898, y de las segundas Ntra. Sra. de las Mercedes.
Para agradecer el éxito, en julio de 1913, colocaran la escultura de un Sagrado Corazón en la azotea de la bodega donde centralizaran sus actividades, la situada frente a la estación de ferrocarril.
Entre su variada oferta de marcas hay que hacer mención a su reconocido coñac Oxigenado, registrado en 1907.
Al fallecer Salvador Díez, dos de sus hijos, Patricio y Salvador, se harán cargo de la empresa, entroncando, por matrimonio, los de ellos como sus hijos e hijas, con familias del sector.
En el último periodo destacar dos hechos importantes, la compra de las bodegas Marqués del Mérito, cambiando la razón social a Díez-Mérito, operación que dirigió Lorenzo Díez Lacave, y la participación como socio fundador de Croft, en 1970.
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