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Jornadas de conmemoración de los 80 años del exilio republicano
Medio millón de niños, mujeres, ancianos y hombres, españoles de toda condición, emprendieron a pie en mitad de un frío glaciar el paso de la frontera por los Pirineos en el invierno del 39, uno de los más duros que se recuerdan. Interminables colas de seres humanos huían empujados por el terror. Tardaron dos semanas en atravesar la frontera”. Así se iniciaba el relato ofrecido en el Alcázar por Francisco de la Rosa, profesor de la Sorbona y coordinador de las jornadas que se van a celebrar los próximos días en Jerez sobre los 80 años del exilio, uno de los episodios de nuestra historia más determinantes y también más olvidados. “Exilio es una palabra que se ha pretendido borrar de nuestra Historia y ahora nos ha dado por hablar de otro exilio, que nada tuvo que ver con aquél y que se trata como si fuera un concurso televisivo”, lamentó De la Rosa refiriéndose, sin mencionarlos, a los políticos catalanes fugados.
Con este ciclo, organizado por el Ayuntamiento y Universidad de la Sorbona con la colaboración de la Fundación Caballero Bonald, y la Fundación Negrín, Jerez se convierte en el primer lugar de los muchos en los que en los próximos meses se va a recordar un éxodo cuyas imágenes podían asemejarse tanto a las que hemos visto hace no tanto con los refugiados de otra guerra, la de Siria. Pero en el caso del exilio español su historia no se agotó en ese paso de la frontera. A la guerra española le seguiría otra y muchos españoles que atravesaron esa frontera se alistarían en la Resistencia, se convertirían en maquis o engrosarían esa división, la Nueve, que fue la primera en entrar en la liberación de París con tanques que llevaban nombres de batallas libradas contra los militares sublevados. Otros muchos, 7.000, fueron capturados y murieron en el campo de concentración alemán de Mauthausen.
Junto a Francisco de la Rosa, intervinieron la nieta de Juan Negrín, Carmen Negrín, y el profesor de Literatura de la Universidad de Cádiz, Julio Francisco Neira, que recordó la figura del poeta Antonio Machado, quizá el mayor símbolo de ese exilio. El 22 de febrero, pocos días después de cruzar la frontera junto a su hermano José y su madre anciana, moría en Francia “un Antonio Machado envejecido y cansado que había representado la decencia moral en defensa de la República”. Neira, a continuación, hizo un repaso de ese referente moral que fue el poeta sevillano que con acierto puso en verso esas dos españas que al españolito iban a helarle el corazón.
Sobre esa España que se fue, sobre esa España que perdió, personificada en la figura de Juan Negrín, se inauguró tras la charla una exposición en el mismo Alcázar que se podrá visitar hasta el 23 de febrero mientras transcurren estas jornadas a lo largo de la próxima semana.
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