El molino que cambia la historia
Patrimonio
El hallazgo de un complejo hidráulico de época romana en el antiguo azud de La Corta abre nuevas vías de investigación respecto al origen del poblado fluvial junto al Guadalete
A principios del mes de abril, la Junta hizo público el descubrimiento, junto al antiguo azud de La Corta, de restos de un molino singular de época romana, al margen de otras construcciones hidráulicas, de gran relevancia histórica. Tal es la importancia de este hallazgo que según los propios arqueológos que están llevando a cabo los estudios, Esperanza Mata y Luis María Cobos, “es una estructura hidráulica que no se conoce otra igual enEspaña y cuyo estado de conservación es muy bueno”.
Es más, el propio Luis María Cobos asegura, al referirse al complejo de molino romano, que “no hay una estructura escalonada de aguante de noria como ésta en el mundo Mediterráneo”.
¿Y qué supone este descubrimiento? En primer lugar, abre la posibilidad de que existiese en dicha zona un núcleo urbano, ya que según apuntan los propios arqueólogos, “los molinos existían junto a poblaciones grandes”. Esta idea se consolida con la villa romana existente un kilómetro más arriba, junto al Monasterio de La Cartuja.
El hallazgo en sí tuvo la misma función en diversas épocas, y aunque el complejo hidráulico encontrado tiene una base romana, “también contiene elementos, de una etapa posterior, una estructura islámica abovedada; y una tercera época, “del siglo XV y XVI porque hay un molino de regolfa, donde a la circulación de agua normal, al meterse en un pequeño pozo, se le añade la fuerza centrífuga creando más fuerza si cabe, por eso se llama así”.
Aunque cronológicamente su uso no sería continuo, lo cierto es que esta instalación “se mantuvo hasta el siglo XVIII”, recalca Luis María Cobos.
“En el curso bajo del Guadalete no se conocían estas estructuras. Por la Península Ibérica existen molinos hidráulicos, como el de los Baños de la Reina, en Alicante, y otro en Portugal, en Conímbriga, pero al haber seguido utilizándose hasta el siglo XVIII están enmascarados porque tienen una morfología de un edificio actual y moderno. Aquí, sin embargo, tenemos en un mismo espacio una actividad hidráulica que se mantiene en el tiempo pero son estructuras que han mantenido su forma original”, reconoce Esperanza Mata.
Esta afirmación la constata Javier Rubio, gerente de la Dirección Provincial del Aguas de la Junta de Andalucía, al recibir hace unos días un correo del canadiense John Peter Oleson, uno de los mayores expertos del mundo en construcciones romanas, que tras comprobar la información enviada desde Jerez, admite que es un hallazgo muy importante.
Para hacernos una idea del funcionamiento y la estructura de este molino, Esperanza Mata se remite a las grandes norias sirias de Hama sobre el río Orontes del siglo XII d.c.; y los mosaicos de la ciudad romana de Apamea, en la misma localización, y que porta consigo en el dossier de trabajos.
“El contexto social, político y económico de hace 2.000 años no es el mismo que había en el 1.500, ni ahora. Lo espectacular del mundo romano es que ellos hacen una serie de obras hidráulicas que no volveremos a ver en la provincia hasta el siglo XIX. Esto significa manejar una tecnología punta para esa época”, apunta.
En la misma zona se han encontrado lo que los arqueólogos consideran “dos hallazgos muy relevantes”. Por un lado, en la jamba izquierda de uno de los canales, ha aparecido “un relieve de una divinidad que parece que se corresponde con Ceres, la diosa de la agricultura”.
Aunque el hecho de estar tapado por el agua y toneladas de escombros le ha hecho perder su relieve original, desde la Junta, tras consultarlo con la Universidad de Cádiz, se apuesta “porque este bajorrelieve es Ceres, ya que en ella se aprecian todos sus atributos habituales, es decir, un cetro y la espiga”.
El segundo gran hallazgo son “algunas maderas que conformaban partes de esas compuertas. Estamos haciendo análisis para saber a qué momento corresponde; igual que la analítica de los morteros que se utilizan en cada una de las estructuras”, asegura Luis María Cobos.
“Por el tipo de aparejo que conforman este complejo hidráulico, estamos viendo una evolución constructiva. Hemos comprobado que en la época romana se usa el opus caementicium, que es una especie de mortero con cal de grava de río con sillares, y luego existe un tipo de sillares y estructuras abovedadas que podrían corresponder a época islámica”, añade.
La aparición de estas construcciones son el resultado de las obras que está llevando a cabo la Consejería para recuperar, desde el punto de vista medioambiental y para la ciudadanía, distintos tramos del río Guadalete, y los márgenes de éste.
En la legislatura anterior se invirtió un millón de euros en la recuperación del entorno del puente de La Cartuja, es decir, se puso en valor el puente de la época de Carlos V y se ha procurado darle vida al río declarando como navegable casi diez kilómetros, desde el azud de El Portal hasta la ermita de La Ina.
En esta legislatura, por contra, se han invertido ya 300.000 euros en la recuperación del cauce, con actuaciones en el poblado de La Corta. En concreto, se demolió el antiguo azud, cuya función, una vez que se construyó el de El Portal, era nula, y según los técnicos de la Junta “lo que hacía era acumular sedimento, reduciendo notablemente el cauce del río, algo que ahora se ha mejorado”.
La diferencia con respecto a otros descubrimientos arqueológicos de la zona, ha sido que desde la Consejería de Cultura, siguiendo esa apuesta por recuperar el río, “se ha decidido integrar este hallazgo dentro del proyecto”, destaca Javier Rubio, quien asegura que ya se ha realizado “una solicitud a Cultura para que incluya el yacimiento dentro del catálogo general de Patrimonio Histórico para darle protección”.
Por esta misma circunstancia, a día de hoy se está realizando una labor de conservación, “a la espera de que un proyecto nos permita mantener todo visible”. Dentro de este proceso, se ha colocado mortero “de cal y arena a las zonas que están en peligro de desprendimiento”, destaca la restauradora Lucía Ariza. “También, por el hecho de haber estado sumergidas, les hemos puesto un tratamiento especial”.
Los restos hallados han despertado la curiosidad de los habitantes de La Corta, que en muchos casos “han vuelto a recuperar una imagen que ellos ya conocían”, asegura Esperanza Mata refiriéndose a antiguas fotografías de los años 50 facilitadas por los propios vecinos y donde se aprecia lo que se denominaban popularmente en la barriada como batán.
El complejo hidráulico se encontraba debajo de antiguas viviendas, que curiosamente estaban apoyadas en esa estructura abovedada. Se trataba pues de una zona que en su momento “era una zona de atraque, que la gente de La Corta la utilizaba para la pesca del sábalo. Luego pasó a convertirse en un vertedero de escombros, algo con el paso de los años fue ganando terreno al cauce del río”.
“Para muchos habitantes de La Corta, parte de la estructura descubierta era conocida. De hecho, la gente llamaba batán a esta estructura abovedada, que sólo se veía una parte, y que al principio, cuando empezamos a excavar, pensábamos que era un molino de paños”, asegura Luis Cobos, arqueólogo.
Los trabajos posteriores han demostrado, no obstante, que “se trata de un complejo hidráulico de molino, de tal forma que una presa cortaría el agua del río, traería todo el agua hasta aquí, y se movería por cuatro compuertas. Además, tiene sucesivas norias de cada uno de los canales para mover los molinos”.
“Esto hasta donde hemos podido excavar”, añade Luis María Cobos, “porque esto continúa. Uno de los muros del complejo tiene cuatro metros, según las catas que hemos hecho, pero no se ha llegado a la esquina que cruzaría para crear la presa en el río”, añade.
Todo el material, incluido las ruedas de molino, se han puesto a salvo en instalaciones de la Junta “para evitar el expolio”.
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