La moneda militar cartaginesa de Asta

Los investigadores jerezanos Francisco Jordi Páez y Eugenio José Vega Geán realizan un amplio e ilustrado estudio sobre la moneda cartaginesa de influencia indígena con letra púnica ’aleph acuñada por el campamento militar cartaginés de Mesas de Asta durante la época de Aníbal

Descubren la primera moneda cristiana de Jerez

El entorno de Mesas de Asta cubierto por la niebla.
El entorno de Mesas de Asta cubierto por la niebla.
A. C.

29 de diciembre 2024 - 05:18

Asta (sin espíritu áspero, antes de la llegada de los romanos con la adaptación latina de Hasta Regia) parece derivar de la raíz semítica ast- ‘agua que se abre de las tinieblas’. La misma agua de los esteros que cubría el entorno de Mesas de Asta, por el que llegaron las tropas cartaginesas para acantonarse en ella, convirtiéndose en una guarnición, al igual que en Mesa de El Gandul (Alcalá de Guadaira, Sevilla), donde se levantó también un campamento militar cartaginés.

Los jerezanos Francisco Jordi Páez, miembro de Nummus Sociedad Española de Numismática, y Eugenio José Vega Geán, académico de número de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras de Jerez de la Frontera, acaban de publicar en la revista 'Cartare', número 14, su estudio ‘La moneda hispano-cartaginesa de influencia indígena acuñada durante la estabilización de la conquista bárcida por el campamento militar cartaginés de Asta (Mesas de Asta, Jerez de la Frontera)’.

"El paralelismo de la moneda de Asta se encuentra en las monedas sículo-púnicas del ‘prótomo de caballo’ acuñadas por el campamento militar cartaginés con leyenda púnica ‘m mhnt ‘población del campamento’, que la doctora en Filología Semítica de la Universidad de Barcelona, Maria Josep Estanyol i Fuentes, nos ha transcrito y traducido, donde se representa la “cabeza fundacional del caballo”, según Virgilio en su Eneida, relativo a la fundación de Qart Hadašt (Cartago, Túnez). En otras monedas, empero, viene solamente la letra mem en alusión a mhnt, por lo que, no estamos ante una marca cívica, sino militar, de ahí que el uso de distintas letras coincida con ese arte tan variable que apreciamos entre unas y otras emisiones monetales que nos indican distintos lugares de acuñación”, explican Jordi y Vega.

En las campañas de excavaciones realizadas por Manuel Esteve en el olivar del cortijo ‘El Rosario’ situado en Mesas de Asta, entre los años 1942-43 y 1945-46, aparecieron cuatro monedas de estilo tosco, siendo la más predominante del numerario hispano-cartaginés recogido en sendos momentos. No obstante, si bien es cierto, los hallazgos monetarios abundan, tanto en la región andaluza, como murciana y, por extensión, alicantina, en el contexto de la conquista bárcida, de ahí su clasificación como ‘inciertas’ hispano-cartaginesas.

La cita más reseñable de Estrabón dice: “Así pues, habiendo observado los habitantes la naturaleza del lugar y que los esteros podían aprovecharse con la misma finalidad que los ríos, fundaron en sus orillas, como en la de los ríos, ciudades poderosas y otros asentamientos. Entre ellas se cuentan Asta, Nabrisa…” (Str. III, 2, 5). Estos asentamientos correspondientes al hábitat indígena en la región, ante la incidencia de las distintas influencias culturales externas, como la cartaginesa, supo mostrar su rasgo de distinción a través de su propio arte.

Unidad hispano-cartaginesa de estilo tosco. Jesús Vico (08-06-2017), Cores I, lote 124.
Unidad hispano-cartaginesa de estilo tosco. Jesús Vico (08-06-2017), Cores I, lote 124.
Unidad hispano-cartaginesa de estilo tosco. Jesús Vico (08-06-2017), Cores I, lote 124.
Unidad hispano-cartaginesa de estilo tosco. Jesús Vico (08-06-2017), Cores I, lote 124.

"En el anverso aparece una cabeza femenina con un sákkos que era una especie de bolsa o saco del que colgaban cintas o cordones que permitían atarlo o anudarlo alrededor de la cabeza y ocultando los cabellos. Este tipo de recogido o tocado femenino, de clara influencia helenística, viene rematado por dos toscas espigas de trigo, que se ha identificado con la diosa púnica Tanit en su advocación frugífera y de fertilidad de los campos. En el reverso se muestra un prótomo de caballo o caput acris equi ‘cabeza ardiente de caballo’, coincidente con la idea que de él tenían los semitas, por creerlo símbolo de fuerza, rapidez y ardor en el combate, así como emblema fundacional del pueblo belicoso cartaginés. Esta cabeza de caballo, con marcada musculatura y retraimiento del cuello esbelto, tiene delante la letra púnica ’aleph pero retrógrada, dislexia por parte del indígena al adoptar esa nueva escritura. El casco tracio con visera, carrilleras, guardanuca y cresta, solo aparece en los divisores de estas monedas de estilo tosco".

Divisor hispano-cartaginés de estilo tosco. Colección privada. Fuente: www.monedaiberica.org.
Divisor hispano-cartaginés de estilo tosco. Colección privada. Fuente: www.monedaiberica.org.
Divisor hispano-cartaginés de estilo tosco. Colección privada. Fuente: www.monedaiberica.org.
Divisor hispano-cartaginés de estilo tosco. Colección privada. Fuente: www.monedaiberica.org.

Este singular carácter indígena llevó a Jordi y Vega a discernir el espectro referencial de la imagen en el anverso, rastreando en los anversos de la amonedación regional y local posterior una posible análoga relación tipológica. En sociología del arte, representar divinidades indígenas con las mismas prerrogativas que tenían aquellas que venían con los foráneos, se denomina interpretatio iconográfica y surgirá con la conquista romana. En este caso, la asunción de las dos toscas espigas de trigo que rematan el tocado de la divinidad femenina, se ha transferido como préstamo iconográfico en los retratos, dotándolos de un nuevo significado. Esto sucede en las monedas turdetanas del grupo ‘caballo y detrás palma’ de Naprišan (Lebrija) y en las romanas de Ceri (Jerez) y Sisipo-Detumo (entre Jerez y Arcos).

“La existencia de un campamento militar cartaginés en Mesas de Asta ya se propuso por Francisca Chaves Tristán en 1990, a partir de los hallazgos monetarios en dicho emplazamiento, entre otros más que fueron centros de reclutamiento de mercenarios, aunque, por su situación tan privilegiada en la región, creemos que pudo ser centro emisor militar cartaginés entre los años 221 y 218 a.C., durante la estabilización de la conquista bárcida, una época de máximo esplendor” , aseveran.

"Esta moneda -concluyen- de clara influencia indígena acuñada por Asta con marca ’aleph, durante las campañas militares dentro de la epikrateia o epicracia cartaginesa, con capital en Qart Hadašt (Cartagena, Murcia), viene a explicar su cariz beligerante en el control cartaginés del territorio mediante Turres Hannibalis, como la servil lascutana, que estaban bajo el yugo cartaginés. Tras la pérdida de sus dominios, ante la descapitalización de los centros comarcales a partir de la conquista romana, Asta decidió encabezar las sucesivas revueltas de los turdetanos contra los romanos, una soberbia que, al final, sería debelada".

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