Ante todo muchísimo control...
Ferronats cumplirá el próximo mes de marzo dos años al frente de la torre de control del aeropuerto

La torre de control del aeropuerto de Jerez gestiona una media de 300 operaciones diarias. Es una de las frecuencias más altas de los aeropuertos de tamaño medio del país. Ojalá dichos movimientos fueran vuelos comerciales pero la realidad es que se trata de vuelos privados, más en concreto de los despegues y aterrizajes que llevan a cabo los pilotos de la FTE, siglas de la Escuela de Pilotos de Jerez (Flight Training Europe).
Ese edificio de siete plantas, situado a casi 30 metros de altura y al que se accede tras pasar duras medidas de seguridad, es el responsable de controlar el cielo que se levanta sobre Jerez y su campiña. Se trata de un cilindro enorme, inmenso, que tiene unos 13 kilómetros de diámetro y 760 metros de altura. Toda aeronave que pase por allí debe someterse a sus instrucciones.
Al frente de la instalación está Cyntia García, la responsable de un equipo de controladores que vigila en todo momento que lo que se mueve por los cielos esté bajo control. Son 11 en total, profesionales que gestionaron el año pasado la llegada y salida de la ciudad de más de 758.000 pasajeros y nada menos que 71.586 operaciones.
Desde la torre se controla desde el avión comercial al privado, pasando por las avionetas y otros aparatos que sobrevuelan el aire.
Es el caso por ejemplo de los helicópteros que trabajan en el circuito durante los grandes premios, ya que, no en vano, las instalaciones del trazado de velocidad se incluyen dentro del referido cilindro, o los que recientemente acompañaron a la Vuelta Ciclista a España.
"El récord de operaciones de control aéreo -asegura Cyntia García- lo tenemos en 461 al día", jornadas en las que al tráfico doméstico se ha unido un incesante flujo de turistas (alemanes en su mayoría).
Ferronats es la empresa que gestiona la torre de control del aeropuerto después de que el Gobierno, tras la huelga de controladores de 2010, decidiera liberalizar el sector. La práctica totalidad de los antiguos controladores apostaron por marcharse a Sevilla. En su lugar entraron jóvenes con sueldos menores "aunque en el promedio del salario europeo en la actualidad", se apunta desde la compañía.
La concesión comenzó a ser efectiva el 5 de marzo de 2013, haciéndose Ferronats con la gestión de la torre, la cual fue levantada en 1981 para prestar servicio en la base aérea de La Parra, donde radicaba el Ala 22 del Ejército del Aire. El campo de aviación como tal databa de 1937, en plena Guerra Civil.
Junto a Jerez Ferronats también gestiona las torres de otros ocho aeropuertos, como son los casos de Sabadell, Cuatro Vientos (Madrid), Vigo, La Coruña, Valencia, Sevilla, Ibiza y Alicante, que fue el último en hacerlo en enero de 2014. "Esto viene a suponer que controlemos uno de cada cinco vuelos en el país", apunta a este medio Marcos Fliquete, director de Operaciones y Formación de Ferronats.
La gestión, según este portavoz de la compañía, ha permitido que la puntualidad en el aeropuerto de Jerez esté en el 97%, por encima de la media nacional. Resulta curioso comprobar que más de la mitad de los controladores que trabajan en Jerez son mujeres, cuando siempre se ha creído que era un trabajo más de hombres. Nada más lejos de la realidad. La labor que se lleva a cabo en el fanal (ese es el nombre de la parte superior de la torre, completamente acristalada) dista mucho del nerviosismo que el cine ha imbuido en el inconsciente colectivo. La tranquilidad es máxima. Toda aeronave que quiera hacer uso de la pista debe comunicarlo y obedecer al milímetro en tiempo y forma las instrucciones recibidas. El aeropuerto de Jerez controla tres plataformas (lugares donde se estacionan los aviones), las cuales reciben los nombres de alfa 1, 2 y 3, así como el Helimer, el helicóptero especializado en rescates.
Un sistema de fichas (así como sofisticados soportes electrónicos) permite saber al controlador quiénes están en el aire, cuál su dirección, a que velocidad se mueven y, lo más importante, a qué altura (nivel) lo hace.
Uno de los factores esenciales del controlador aéreo es la perfecta percepción de lo que ocurre a su alrededor aunque, en muchas ocasiones, ni siquiera vea ese objeto que aparece en los sistemas de localización porque está demasiado lejos.
Es por ello que su trabajo no se prolonga en exceso y cada dos horas son suplidos en su puesto por otro controlador para que el primero pueda descansar. Eso es lo que hacen en una sala en la que puede dormir, escuchar música o leer, todo con el objetivo de que cuando retornen a tomar el control del cielo estén en perfectas condiciones.
Entre todo el 'aparataje' de la torre de control hay dos elementos que llaman la atención. Son dos enormes focos que emiten luces de color verde y rojo. Son accionados como si de una desproporcionada pistola se tratase.
La jefa de torre, Cyntia García, destaca que esta 'pistola de luces' es utilizada cuando una aeronave pierde la posibilidad de comunicarse con la torre de control por un fallo en sus comunicaciones. "Afortunadamente -dice- se utiliza poco". Un dato que no se debe pasar por alto es que el uso del papel (que podría acumular toneladas de residuos en un año de trabajo) ha sido eliminado casi por completo. Tan sólo las fichas, pequeñas y estrechas, son de este material.
Es muy destacable la labor que la Escuela de Pilotos realiza en la formación continua de estos profesionales. En sus simuladores de torre disponen de un aeropuerto de Jerez virtual entre muchos otros, donde pueden hacer actuar en casos de emergencia, "algo que muchos de ellos no hacen a lo largo de su vida profesional". Afortunadamente.
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