Monticello
Víctor J. Vázquez
Una pérdida de tiempo
Obituario
Luis López de Carrizosa y Domecq (Jerez de la Frontera, 1934) falleció este lunes 14 de septiembre en Jerez. Fue el mayor de 14 hermanos, frutos del matrimonio de don Luis López de Carrizosa Ybarra y de doña Fernanda de Domecq y González. Así, por los cuatro costados, de la nobleza andaluza –desde el Alto Medievo- e industriosidad vasca del XIX por parte paterna y vitivinicultores de abolengo jerezano -entre los primeros por dos siglos- por parte de madre.
Éstos es con los que ‘El Peque’ teje -desde sus genes y su formación- la endidumbre y trama del tejido que forma su físico y su espíritu. Que curiosamente siendo desde 1976 'primus inter pares', como se documentará luego, se le llamó familiarmente ‘El Peque’ a alguien que estaba llamado a ser grande en casi todo lo que emprendiere o se ocupara. Además, se cruzó como Caballero de la Real Maestranza de Ronda.
Nacer primogénito es una circunstancia que te marca de por vida que te obliga en la búsqueda de la excelencia -en el ser y el estar- y también en la generosidad al dar -lo que se te supone como el valor al soldado- a los que te siguen en la familia, sobre todo si es numerosa, e hijo de unos amantes y cristianos padres, conservadores y caritativos.
Alto, como los González-Gordon, sus tíos y abuelo materno. Fuerte, como los Carrizosa Giles, que llegaron a ser los siete hermanos títulos del Reino de España. De gran porte, como los Ybarra y Menchacatorre y creativos como los Domecq Villavicencio, entre los que en cada generación hubo empresarios de éxito, labradores de fortuna, ganaderos de selecto, rejoneadores y toreros en el campo, abadesas y priores, escultores y pintores de vanguardia…
Luis Peraleja -pues en la nobleza histórica, a los hijos de títulos se les conocía fuera de casa por el de sus padres a modo de apellido- tras licenciarse como Ingeniero Agrónomo y como joven labrador, fundó en 1964 una empresa fitosanitaria y de asesoría agrícola, que perdura; se vinculó a la Dirección General de Agricultura provincial de Sevilla y Cádiz; en 1966 reagrupó las actividades agrícolas familiares bajo la razón social Cultivadores y Ganaderos S.A.; presidió también la Hermandad de Labradores de Jerez en 1970 y pronto se hizo ganadero de vacuno, de ‘limusina’, cuyos libros de la raza llevaba personalmente, siendo el hierro del corazón coronado muy premiado en exposiciones nacionales y en Francia.
Destacó en las agrupaciones empresariales y especialmente en el Sector Remolachero Azucarero, siendo presidente provincial en 1976 y de 1981 a 1987 presidente de la Confederación Internacional Remolachera y de la Caña de Azúcar con notables éxitos. Cofundador de Asaga y titular de una de sus dos vicepresidencias. Y consejero de las Azucareras Reunidas de Jaén. Así como consejero del Grupo Caballero de El Puerto y regional de Banesto.
Miles de peonadas agrícolas procuró cada año por cinco décadas, para varios centenares de jornaleros y decenas de encargados y segundos de sus explotaciones agrícolas familiares, entre las que se encuentran las bien conocidas en la Baja Andalucía -por su excelencia en su explotación- los Cortijos de “Salto al Cielo” y de “El Sotillo” desde el siglo XIX, “Las Mesas de Santiago” desde mediados del XX y sus cotos de caza mayor que ha mantenido –como su reala de perros- hasta actualmente.
Adaptando en vanguardia las más modernas técnicas de cultivos intensivos, tempranos y de regadíos; y consiguiendo la nuevas tecnologías aplicables a la rentabilidad del agro como son las termosolares y eólicas y el agroturismo, esto ya en tándem con su hijo primogénito y homónimo.
Jamás faltó a una sola jornada de trabajo al campo, ni se saltó una cacería festiva. No dejó de hacer un viaje de representación por el mundo que le competiera, incluso a China, ni de ir a una corrida de toros. Por lo que se considera que se ajusta mejor a la personalidad desarrollada por el Conde de Peraleja en más de 8 décadas, a estos dos sonoros adjetivos del subtitulo, que a los de mecenas y hedonista. Porque él ha hecho por su próximo, por su prójimo, familia y amigos, todo lo que estaba en sus manos, en su condición de persona generosa y amable. Gran amigo de sus muchos amigos y atentos con todos sus allegados y pares. Cariñoso con sus hijos y nietos a los que participó su sentido del disfrute de la vida durante años de feliz matrimonio con una gran dama, Mame Caballero.
Así como presidiendo, desde 1976, el Patronato y coadministrador con éxito la Fundación Histórica -de 1514- del Hospital de la Santa Resurrección, de Utrera –originalmente un hospital de Sangre para peregrinos y cenobio– que pasando por hospital general y de maternidad y residencia de ancianos sigue siendo hoy una modélica institución, de la que los resultados de la explotación de su patrimonio se distribuye anualmente entre las parroquias, conventos e instituciones solidarios con los más necesitados de aquella población sevillana.
Hombre de grandes realizaciones profesionales y empresario de grandes logros, que nunca hizo ostentación de ningunas de las muchas virtudes que le adornaron. Descanse en Paz.
(*) Fátima Ruiz de Lassaletta fue Gerente de la Fundación de Utrera de 1986 a 2012
También te puede interesar
Lo último
Monticello
Víctor J. Vázquez
Una pérdida de tiempo
Brindis al sol
Alberto González Troyano
La pena alegre
Quousque tandem
Luis Chacón
La pericia en el engaño
2 Comentarios