El museo de los 30 años
Ciudad
El sueño de Lola Flores ha tenido, a lo largo de las últimas tres décadas, promesas, incumplimientos y hasta tres ubicaciones distintas
Como uno de esos culebrones sudamericanos, la historia de Jerez y el museo dedicado a Lola Flores ha sido, desde hace treinta años, un tema de actualidad. Polémicas, incumplimientos, misterios y promesas han rodeado al que en su día fue el sueño de la propia Faraona pero que a día de hoy sigue siendo un debe en la ciudad.
Es más, la cantidades de desaires y vaivenes que esta curiosa ‘novela’ ha tenido a lo largo de estas tres décadas, han hecho que algunos, los que la conocieron bien en vida y sabían de la creencia de ésta en el más allá, hablen incluso ya de un museo maldito.
“Con esta modesta casa tengo una ilusión, que algún día se convierta en un museo pequeñito y entrañable, donde yo pueda tener todos mis recuerdos más queridos como son mis premios, mis recortes de prensa, mis discos, las películas mías en vídeo, mantillas, abanicos y las batas de cola con las que recorrí medio mundo”. Así se pronuncia Lola Flores en uno de los múltiples programas televisivos en los que se acercó a la casa que le vio nacer, en la calle Sol número 45, el lugar donde siempre quiso tener su particular museo.
De este sueño tenemos las primeras noticias en febrero de 1990, en una de sus diversas visitas a Jerez. Lola se entrevistó entonces con Pedro Pacheco quien le prometió ayuda para rehabilitar su casa. Tan convencida salió la artista de aquella reunión que se atrevió a decir que su museo estaría listo “para la Feria del Caballo”, llegando incluso a plantear que el dinero de las entradas de los primeros visitantes se “destinarían a los artistas viejos de su tierra”.
Pacheco, según declaraciones de la propia artista a Diario de Jerez el 28 de febrero de 1990, “me ha ofrecido un millón de pesetas, que no es mucho si tenemos en cuenta que se precisan dos millones y medio, pero espero sacarle algo más. También será bien acogida toda donación que haga cualquier jerezano que me quiera y me admire”.
Sin embargo, lo que parecía inminente y algo productivo para la artista y por ende, para la ciudad, comenzó a dilatarse en el tiempo sin llegar a encontrar una solución.
Años más tarde, a finales de 1992, Lola vuelve a exponer el asunto, esta vez para anunciar el mal estado en el que se encontraba la vivienda en la que nació. Se atreve incluso a ceder la misma al Ayuntamiento si éste se encarga de rehabilitarla.
Su ofrecimiento tampoco llegó a fructificar, por ello, en marzo de 1993, tras acercarse a Jerez tras participar en el homenaje rendido al Beni de Cádiz en Sevilla, Lola insiste. Esta vez fue en Tío José de Paula, coincidiendo con la entrega de la Insignia de Oro de la peña a Curro Romero. La Faraona esperaba entonces una llamada de Pacheco para volver a hablar del tema, llamada que nunca se produjo.
Fiel a su capacidad para manejar a los medios, Lola habla claro a este periódico esa misma noche: “Quiero que pongas en el Diario de Jerez, que espero que Pedro Pacheco me llame a mi casa de Madrid para ponernos de acuerdo, pero que si siguen sin meterle mano, la casa se viene abajo”.
Si no, “yo misma contrataré albañiles para que la arreglen, con lo que la titularidad de la casa seguirá en mi poder”.
La muerte de Lola, sin embargo, frenó toda posibilidad de continuar con el proyecto. No se volvió a hablar de él hasta muchos años después. En abril de 2001, coincidiendo con la visita a Jerez de Lolita para presentar su último disco, la hija de La Faraona admite sobre el museo en una entrevista a Diario de Jerez, que “la cosa está fatal. Todavía no he hablado con el Ayuntamiento. Tengo que hablar con el señor Pacheco a ver qué pasa. La casa la compró mi madre, pero todavía no puedo hablar nada del tema porque no lo sé”.
Esa charla con Pacheco se producirá meses más tarde, concretamente el 24 de julio de 2001, cuando la hija mayor de Lola acude al Ayuntamiento a entrevistarse con el primer edil. Lo único que trasciende de ello sale de las palabras de Lolita: “Más adelante se sabrá a qué he venido”.
Curiosamente, unos días después, es Carmen Flores, la hermana de Lola, quien también aterriza en Jerez. Lo hace para visitar las bodegas Estévez y es allí donde confirma el rumor. “Creo que en la entrevista privada que Lolita tuvo con el alcalde se habló del museo de Lola y eso me parece que es muy bueno. Para mí es una satisfacción, porque Lola debe tener un museo aquí en Jerez, su pensamiento era ése y es lo que quería”.
No obstante, Carmen aporta pocos datos más, sólo que “no creo que haya fecha definitiva, pero está en proyecto y eso es lo más importante. Va a salir ya, lo principal era que Lolita se entrevistase con Pacheco”.
En esta comparecencia, la hermana de Lola dejará caer algo que meses después tendrá su lógica, y es la posibilidad de no situar el museo en su casa natal.
Las incógnitas se despejarán a principios del 2002, cuando Lolita vuelve a Jerez para reunirse con Pacheco. La cita en sí servirá para anunciar la realización del monumento a Lola y su autor, Víctor Ochoa, presente también en la reunión. Lolita reconoce por primera vez que la casa de Lola en la calle Sol ha sido embargada por Hacienda debido al proceso abierto por la administración contra la artista. Su hija admitirá que “no estamos dispuestos a pagar porque aquello no lo vale, ya que son sólo cien metros cuadrados, aunque sentimentalmente para nosotros claro que los vale”.
Eso sí, lanza un mensaje muy en la línea de su madre diciendo que “lo menos que podía hacer Hacienda es devolver esa casa para abrir el museo, porque fueron ellos prácticamente los que se la llevaron a la tumba después del disgusto que pasó”.
El museo volverá al ostracismo hasta que en 2010, ahora con Pilar Sánchez en la alcaldía, el proyecto resurge. Será en febrero de 2010, coincidiendo con una actuación de Lolita en Villamarta. Un día antes, la primera edil de la ciudad anuncia que “ya contamos con un millón de euros para su financiación”, y que su puesta en marcha estará dentro del denominado Plan E.
Sánchez será tajante en sus afirmaciones diciendo que “el Museo deja de ser un proyecto para convertirse en realidad”. “Es una deuda que tenía esta ciudad con Lola Flores y no hemos querido dejar pasar esta oportunidad”. Además, confirma que su ubicación será el palacio de Villapanés. La alcaldesa incluso afirma que dicho museo “tendrá también un fin social”.
Lolita, por su parte, pide para el museo “tiempo, porque no quiero que se haga a prisa y corriendo. Creo que un Museo de Lola Flores, aquí en su tierra, tiene que estar mirado con lupa, y me da igual que tarde lo que tarde, pero quiero que sea como ella quería que fuera”.
Además, comenta que era “una ilusión de mi madre que los artistas flamencos jerezanos más necesitados, o que estuvieran solos, y que tanto han aportado a la cultura con su arte, tuvieran también un sitio digno donde vivir, y espero que ese Museo lo pueda financiar, para que tengan una vejez tranquila”.
Apenas dos meses después, el gobierno socialista inicia el expediente de contratación y de la redacción del proyecto y la ejecución de las obras del Museo Lola Flores. No obstante, no será hasta el 17 de diciembre de 2010 cuando la junta de gobierno local anuncie la adjudicación de las obras a la empresa Tecysu con un coste de 776.179 euros. Sánchez habla incluso de que las obras estarán listas en abril de 2011.
Sea como fuere, lo cierto es que aquellas obras nunca llegaron a comenzar y el millón de euros inicial destinado acabó presuntamente desviado para otras lides.
No será ya hasta mayo de 2017 cuando en la rueda de prensa de presentación del proyecto del Museo del Flamenco de Andalucía, Mamen Sánchez anuncie también la recuperación del Museo Lola Flores, eso sí, con una sede que nada tendrá que ver con lo planteado hasta ahora, ya que se diseña en la Nave del Aceite.
No obstante, y de manera sorprendente, la Junta cambiará de opinión meses más tarde, sacando del proyecto global al Museo Lola Flores, que asumirá el Ayuntamiento con los fondos ITI. Como muestra de su convencimiento, encargan el proyecto, a principios de enero de 2018, y tras hablar con la familia, al estudio de Arquitectos Frade de Madrid.
En abril de 2018, vecinos del barrio de San Miguel recogen más de dos mil firmas que presentan al Ayuntamiento para que el definitivo enclave del museo sea en dicho barrio y no en San Mateo.
Hace unas semanas, el Ayuntamiento anunciaba la licitación de las obras del museo, obras que tendrán una duración de 4 meses y un presupuesto de 158.679 euros. Paralelamente, aprueba la licitación de un centro cultural dedicado a Lola Flores justo enfrente de la Nave del Aceite, con un plazo de ejecución de 12 meses y y con un presupuesto de 151.350 euros.
El resultado es un enfrentamiento con la Peña Buena Gente, en precario desde 2014 en la Nave del Aceite, cuya labor de dinamización de la zona desde ese mismo año le ha servido para ganarse al vecindario.
Desde el Ayuntamiento se ha ofrecido un local en la calle la Merced, cuyo coste de reacondicionamiento irá a cargo de la entidad, pero también en precario, hoy día, el principal escollo.
La guerra entre Consistorio y Peña ha traspasado ya el límite del territorio local, con apoyos incluso desde instituciones como la Confederación Andaluza de peñas flamencas, y lo peor, ha llegado a la familia Flores, preocupada porque la figura de La Faraona esté en medio de esta guerra. Hasta octubre, fecha estimada para el inicio de las obras, hay tiempo para el acuerdo, pero la situación, a día de hoy, con posibles litigios judiciales de por medio, no augura un final feliz.
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